Qué difícil resulta, en muchas ocasiones, enganchar al alumnado en una disciplina tan abstracta como las Matemáticas. Es curioso darse cuenta de que su desarrollo empezó con la Geometría, el mundo que podemos tocar y ver.

Y aquí es donde juega un papel importante la papiroflexia. No hay muchas actividades que conecten la mano, el ojo y el cerebro, y hacer papiroflexia es una de ellas. Desarrolla la lateralidad, la creatividad y la psicomotricidad fina, y ejercita la memoria visual. Es un arte que juega con un trozo de papel y una serie de movimientos que nos permiten obtener ángulos importantes, como los de 30º, 45º, 60º ó 90º. También obtenemos partes del total: la mitad, la cuarta, la tercera, la quinta parte? o nos movemos en el mundo del plano y del espacio con la construcción de polígonos regulares o poliedros, acercándonos al mundo físico y haciéndolo más comprensible. Entre las muchas ventajas de esta materia está el poder demostrar teoremas como el de Pitágoras.

El estudio del mapa de cicatrices, que es el patrón de líneas que quedan marcadas en el papel después de elaborar una figura, ha permitido desarrollar diseños para que el plegado de cajas, sombrillas o casetas de campaña ocupen el menor espacio posible. Las profesoras que formamos el grupo "Tinerflecta" usamos la papiroflexia en las clases de Geometría facilitando el trabajo en equipo y la comunicación del alumnado. En esta época, donde lo digital y tecnológico manda sobre otras herramientas, la utilización de esta disciplina se convierte en un valioso recurso para el aprendizaje de las Matemáticas.