Hoy la clase se da en el huerto ecológico: vuelta al campo en el instituto

El IES Las Veredillas de Santa Cruz acoge un proyecto que, a pequeña escala, ejemplifica la soberanía alimentaria como una cadena desde el cultivo a la venta en el mercadillo del centro  

Vista del huerto ecológico del IES Las veredillas

Vista del huerto ecológico del IES Las veredillas / E.D.

Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Las Veredillas, al Suroeste de la capital. Una comunidad educativa de 800 miembros que llega de manera indirecta a 2.500 personas. De un lado, la crisis inflacionista con el encarecimiento exponencial de los productos básicos como realidad cotidiana. De otra parte, un hermoso huerto que «da de todo» como viejo recuerdo de la que fuera despensa de Santa Cruz de Tenerife. 

El Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Las Veredillas está ubicado en el distrito Suroeste de Santa Cruz. Su comunidad la forman unas 800 personas –700 alumnos–, pero alcanza de manera indirecta las 2.500. El esfuerzo y la perseverancia de uno de sus profesores, Juan Daniel Marrero, ha sido clave para sacar adelante un huerto ecológico como aula práctica. El eje para explicar y ejemplificar la posibilidad de alcanzar la soberanía alimentaria con todos los eslabones de la cadena presentes hasta la comercialización en el mercadillo del propio centro educativo, Una loa al esfuerzo de nuestros campesinos para mostrarlo a las nuevas generaciones y un proyecto que, a pequeña escala, ofrece alternativas desde el sector primario a una crisis inflacionista con un aumento exponencial en el precio de los productos básicos de la cesta de la compra en Tenerife. Desde una zona geográfica fértil que, históricamente, fue la despensa de la capital tinerfeña.

Aquí, asegura Juan Daniel, «se da de todo». Entre los árboles, de mayor porte, plataneras –fue a buscarlas a San Juan de la Rambla–, aguacateros, cirueleros, nispereros, limoneros, mangas, higueras, almendreros, morales, durazneros, mandarinos, papayeros... También hay plantados lechugas, pimientos, calabacines, bubangos, brócoli, coliflores, beterradas (berenjena traducido desde el isleño), cebollas, tomateras o papas de distintas variedades (negra, colorada de baga, azucenas, venezolanas, etcétera). La lista es larga y la glosa con orgullo el gran artífice de este huerto ecológico integrado en la estructura curricular. No quiere más protagonismo que el de ver cómo crece este espacio verde. Él no empezó, pero sí lo ha mantenido y ampliado. 

Marrero es docente de Economía y pertenece al claustro de profesores de Las Veredillas desde hace unos quince años. De la didáctica se trata cuando expone la práctica de una economía circular:«Recolectamos, exponemos, se llevan lo que necesitan y donan una cantidad equivalente para poder seguir funcionando». De ida y vuelta. El trabajo es sacrificado como siempre en el campo. El protagonista, que se considera «jardinero más que agricultor», subraya que «hay que empezar desde temprano pero se logra». Juan Daniel curra desde el curso pasado en una parcela del interior del centro que ha florecido este ejercicio. En un entorno considerado como urbano, pero que mantiene mucho de rural. Fue en el cercano barrio de El Sobradillo, donde él nació y se crio, aunque ahora resida en la costa de El Rosario, donde el Ayuntamiento de Santa Cruz impulsó un proyecto piloto de huertos urbanos que no termina de cuajar.  Marrero entiende que «se repartieron parcelas muy pequeñas entre mucha gente y eso originó problemas de todo tipo sobre algo tan básico como ponerse de acuerdo respecto a qué hacer, cómo y cuándo». Lo dice quien aúna el conocimiento del campo y sus tiempos porque lo mamó desde niño con la vía académica.

Llevar la idea fuera

Uno de los objetivos de la iniciativa es «incorporar a las familias de los alumnos, llevarla fuera de los muros del instituto». Los chicos residen en su mayoría en el Suroeste pero también los hay del limítrofe municipio de El Rosario –en 1972 cedió los terrenos de estos pueblos a Santa Cruz–. De hecho, algunos padres ayudaron a mantener las papas negras contra los efectos del calor intemporal. Marrero explica: «Estuvimos cada dos días pendientes del riego».  Todo empezó cuando un profesor de Tecnología dio forma y fuerza a un pequeño huerto en la zona baja del IES. Juan Daniel tomó el relevo y, con el apoyo de los chicos, porque «siempre bajo con ellos, algunas veces con los que se puede calificar de disrruptivos» ha sacado adelante en la parte alta una enorme parcela de 1.500 metros cuadrados, tres veces mayor que la pequeña original de abajo. La cuida y lo mima, incluso de vacaciones, porque, explica «tenemos que regar, quitar las malas hierbas o hacer otras muchas tareas». Hay hasta plataneras como homenaje al principal producto de exportación de Canarias. Plantea, incluso, levantar un invernadero en el futuro.

A la cosecha tan particular también le afectaron las olas de calor y la sequía. Por ejemplo con las mencionadas papas negras «fue como un pequeño milagro poderlas vender en el mercadillo». Marrero considera que «demostramos que podemos ser autosostenibles» para no tener que pedir constantemente a la dirección, que ya puso el agua y algo de dinero». El Ayuntamiento aportó un camión de tierra. Marrero advierte de que «habrá una asignatura de huertos, no para pasar el rato, sino porque los chicos tendrán la necesidad de saber cómo se planta». El camino en Europa y en el mundo «es cultivar nuestros propios alimentos». La tendencia de la vuelta al campo es más reconocible «en islas como las nuestras, un territorio limitado y frágil». Ahora es al contrario y lo ilustra con un ejemplo:«En La Esperanza cultivábamos 50 y quedamos tres».

Valor social

Otro valor del huerto es el social. Cuenta el docente que «los chicos y sobre todo las chicas, que ven peligrar sus tacones, empiezan con precaución, pero luego les encanta». A todos, también a los que pueden parecer más conflictivos, los grupos de diversificación que «disfrutan». Recuerda cómo los alumnos han sido capaces de desarrollar trabajos sobre el proceso de la producción porque «saben de economía». Desde el cultivo a la comercialización directa del producto local de kilómetro cero bajo las leyes de la poca oferta y la mucha demanda. Incluso, analizan los precios con un estudio en Mercatenerife o diseñan las bolsas para el mercadillo, el logo, las etiquetas y los carteles. Un evidente valor social y educativo. La junta directiva del IES Las Veredillas comunicó recientemente que para el próximo curso van a dedicar más horas, clases y profesores a un huerto ecológico que crece. Hoy la clase se da en el huerto.