Seguridad | Infraestructuras

La Policía local espera una nueva comisaría que resuelva las carencias actuales

Cinco agentes en el habitáculo de Atestados, sin ventilación; las duchas no tienen presión de agua

Mobiliario del acceso a la garita de la Comisaría de la Policía local de Santa Cruz.

Mobiliario del acceso a la garita de la Comisaría de la Policía local de Santa Cruz. / El Día

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Las recientes obras llevadas a cabo en la Comisaría de la Policía local, en la avenida Tres de Mayo, que han consistido en el traslado de la Sala de Comunicación –de la segunda a la cuarta planta–, han despertado el desaliento y la preocupación en la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) que recuerdan el compromiso adquirido por el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, cuando le anunció en un pase de lista a los agentes que este cuerpo de seguridad local estrenaría nueva sede en diciembre del pasado año 2022.

Hace un mes, miembros de la Comisión de Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife realizaron una inspección para estudiar la viabilidad de nuevas adaptaciones en el inmueble, que goza de la declaración de Bien de Interés Cultural, como la creación de despachos o abrir ventanas para acondicionar el inmueble, lo que genera más incertidumbre sobre las promesas de los políticos; la última, su traslado a la actual Gerencia de Urbanismo, una vez este servicio se emplazara en la remozada sede administrativa de la calle General Antequera, pendiente aún de adaptación interna.

Fuentes sindicales de la Policía recuerda que el cuerpo se trasladó a la sede actual, cuando se reacondicionó de granero a comisaría, al inicio de la década de los años noventa. Muchas son sus carencias: desde la falta de ventilación, a la seguridad o la presión en el agua.

Y desgranan algunas anomalías que soporta a diario la tercera parte de la plantilla municipal. Desde el CSIF recuerda que el Ayuntamiento cuenta con 1.189 trabajadores, de los cuales 337 son policías locales.

A modo de ejemplo, ponen de ejemplo de la falta de ventilación el habitáculo donde desarrollan su labor cinco guardias, una estancia que está ocupada las veinticuatro horas del día de lunes a domingo durante todo el año. Y no hay un ventanillo. Algo similar ocurre en la zona del gimnasio, sin aire, acotado por muros, para recordar que con motivo de la pandemia se adquirieron unos extractores para sacar el aire.

A esto suman la situación del agente que está destinado en la garita, «que no tiene escapatoria en caso de eventualidad», para lamentar la falta de seguridad en el inmueble, donde conviven en la primera, segunda y cuarta planta miembros de la Policía local con personal civil de otros servicios, como ocurre con Lumican, IMES o Movilidad, que están asignados en el tercer y quinto piso. «Una persona que accede a Objetos Perdidos puede andar sin control por el inmueble».

Aunque pueda parecer contradictorio, la Comisaría de la Policía local soporta problema de humedades y falta de presión en el agua. Hay ocho duchas en el vestuario masculino, sin embargo solo se puede utilizar, porque cuando se activa la segunda «sale un hilito de agua». «La presión en el pasado motivó la rotura de las cañerías, que caía como si de una cascada se tratara. La solución fue limitar la presión». «Cuando llueve tenemos cascadas dentro del edificio», se lamenta Jesús Illada, del CSIF.

De los 337 guardias, unos setenta integran cada turno: cuarenta de la unidad operativa y 25 de la administrativa, a lo que se suman los quince trabajadores de personal civil de otras áreas. «Esta sede es la que se encuentra en peor condiciones de todas las que posee el ayuntamiento», para cuestionar también la instalación eléctrica o el mobiliario en mal estado. El sindicato siente que llueve sobre mojado cada vez que denuncia el mal estado de la Comisaría.

PSOE: «Alarmante estado»

El concejal socialista Florentino Guzmán Plasencia considera alarmante el estado en el que se encuentra la sede, «un deterioro que está teniendo un impacto significativo en la capacidad de los agentes a la hora de llevar a cabo sus tareas diarias de manera efectiva y segura». En la relación de carencias, Florentino Guzmán Plasencia detalla desde la humedad, que afectan tanto a la infraestructura como al ambiente de trabajo, como la falta de ventilación que compete la calidad del aire en el interior, o el inexistente mobiliario adecuado para las operaciones, también por la antigüedad de las instalaciones en su conjunto».

El que fuera concejal de Policía durante los trece meses de Patricia Hernández en la Alcaldía considera que «es importante abordar con premura una solución, que pasa por proporcionar instalaciones adecuadas y modernas, lo que mejorará las condiciones labores y tendrá un impacto directo en la seguridad el bienestar de la comunidad en su conjunto», por lo que Florentino Guzmán Plasencia se compromete a «mantener una vigilancia constar sobre la evolución de esta situación para que se tomen las medidas concretas y efectivas para su mejora».

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