Un paseo por Santa Cruz, aunque esté confinada, siempre trae sorpresas, como ocurrió días atrás, cuando tuvo como punto de arranque un reportaje sobre la respuesta que se articula desde los comedores sociales, en la zona de la calle de La Noria o La Hierbita. Al adentrarnos por la plaza del Chicharro y enfilar la inusualmente desértica calle del Pilar se advierte la salida unas personas de la antigua sede de Galerías Preciados y, luego, del Corte Inglés. La realidad nada tenía que ver con la percepción de quien solo ve salir a un grupo de personas entre escombros, y a oscuras, de donde estuvo la perfumería de los grandes almacenes del grupo Rumasa.

Desde su construcción, hace más de sesenta años, siempre se dedicó al uso comercial. Propiedad de tres hermanos, primero se le arrendó a Galerías Preciados y, a su cierre, en 1996 lo ocupó el Corte Inglés, hasta cerró sus puertas el 23 agosto de 2014 para trasladarse a la milla de oro de Santa Cruz, con la expansión de la ciudad hacia Cabo Llanos.

Aquella puerta del establecimiento comercial que fue testigo de horas de espera para entrar a las rebajas facilitó días atrás el encuentro con Juan Carlos Piñeiro, arquitecto y uno de los cinco accionistas de la sociedad Príncipe Gran Hotel, que confirmó que desde hace cuatro meses se trabaja en el proyecto de un hotel urbano en el antiguo inmueble que fuera de uso comercial. Precisamente por las características de la actividad comercial a la que se dedicó durante casi sesenta años, la remodelación será más rápida que si se tratada de un edificio de nueva construcción, máxime cuando las superficies son diáfanas y solo es preciso la división de las habitaciones y servicios complementarios. A falta de que la Gerencia de Urbanismo emita la correspondiente licencia de obras, que ya está solicitada, los trabajos tendrán una duración máxima de entre ocho y diez meses. El resultado final, un hotel urbano de cuatro estrellas, adaptado a Santa Cruz.

El arquitecto Juan Carlos Piñeiro, autor en sus 30 años de profesión de los proyectos del Bahía del Duque, el hotel de Buenavista del Norte y otros establecimientos de similares uso en Egipto o República Dominicana, precisa que Príncipe Gran Hotel será un hotel urbano que ocupará una esquina privilegiada de Santa Cruz, en la confluencia de la calle del Pilar con la plaza del Chicharrero, con unas vistas privilegiadas. Se trata de un lugar estratégico en la trama urbana de la capital, lugar de paso para vecinos y visitantes.

Aprovechando la estructura actual, el hotel tendrá una superficie total de 5.000 metros cuadrados, que se distribuyen en una planta subterránea y nueve alturas, cada una de 500 metros cuadrados. En la planta de acceso, a nivel de calle, se prevé una cafetería, desde la que se accederá al restaurante, en la parte baja. Será una de las piezas singulares de la construcción, con plantas y fuentes. También junto al acceso principal, se habilitará una pequeña tienda.

Tanto la cafetería como el restaurante no serán de uso exclusivo para los clientes del hotel, al igual que la zona chillout que se habilitará en la parte alta del establecimiento y al que se podrá acceder con ascensores independientes al resto del establecimiento, un área que se ha pensado para el uso y disfrute de quienes demanden este espacio.

En las ocho plantas restantes se distribuyen un total de 83 habitaciones estándar, cada una de más de los 23 metros cuadrados que establece la normativa hotelera en la que se prevé una amplia cama de matrimonio, más una estancia con un sofá-cama -lo que permite una tercera persona- y un baño acristalado, lo que dará más amplitud en la estancia. A esto se añade que todas las habitaciones, salvo ocho, son exteriores y cada una tendrá un pequeño balcón acristalado; y es que precisamente esta será otra de las sellas de identidad del Príncipe Gran Hotel, pues su fachada será toda acristalada, dejando en el olvido el panal de abejas que caracteriza ahora el exterior, un icono del recordado grupo empresarial Rumasa, de la familia Ruiz Mateos.

Será un hotel urbano, con un diseño minimalista en su interior. De sus 83 habitaciones, ocho serán suite, dentro de la categoría de cuatro estrellas, que se adapta a la demanda de este tipo de establecimientos de ciudad. La remodelación del edificio comercial y su conversión en un hotel con el diseño de Juan Carlos Piñeiro y su hija Irma Piñeiro, cuenta con el apoyo económico de CajaSiete.

La puesta en marcha, que en la actualidad está en fase de negociación con diferentes cadenas del sector, permitirá la creación de una veintena de puestos de trabajo, según el estudio ya realizado, que contabiliza la necesidad de cubrir los puestos de director, recepcionistas, camareras de hotel, servicio de limpieza...

Juan Carlos Piñeiro reconoce que en su trayectoria profesional la pelea entre arquitecto y promotor siempre ha sido una constante, una peculiaridad que en este proyecto juega a su favor porque está dentro de la sociedad. "Al final, gastar un poco más en cuidar la estética y los detalles permite que el negocio vaya mejor y redunda en que los hoteles funcionen y den dinero", sentencia desde su experiencia en este tipo de negocios, si bien cada uno lo adapta al entorno y a las característica del lugar. Esa otra de las claves del éxito del Bahía del Duque, después de que la propiedad accediera que realidad un hotel de cinco estrellas.

En la conversación, el arquitecto considera pieza clave en su proyección profesional el diseño, ejecución y puesta en marcha del Gran Hotel Bahía del Duque, y hasta desvela que durante años el mandatario cubano Fidel Castro estuvo en contacto con su despacho, y hasta en alguna oportunidad visitó el establecimiento, para negociar la construcción de un complejo de características similares en Cuba, que finalmente no se llevó a término.

En los más de treinta años como arquitectos, Juan Carlos Pineiro ha proyectado hoteles urbanos, hasta complejos de condominios en Estados Unidos, como ocurre en la actualidad con un megaproyecto que ocupará millones de metros cuadrados en Orlando, donde se combina desde un hoteles a grandes apartamentos.

Cuando se le pregunta por el oportunidad de la inversión, dada la actual incidencia de la pandemia por el Covid-19, Juan Carlos Pineiro es categórico: "Soy súperoptimista. Esto pasará. Es un hecho muy importante porque estamos ante un acontecimiento que afecta a la humanidad que se recordará en un par de años".