Cuando todavía César Manrique (Lanzarote, 1919-1992) no era un artista de fama internacional, el entonces aparajeador y contratista Andrés Piñeiro le encargó la realización del mural acristalado del hotel Las Vegas, en Puerto de la Cruz, polo de atracción por su espectacularidad. Este binomio se aplicó en el poblado marinero de Los Gigantes, con el arquitecto madrileño Fernando Higueras, cuando casi no había carreteras y había que cruzar el Norte hasta llegar al lugar.

El respeto a la tradición del lugar, casi venerando la cultura y la estética de la zona, era el credo de este aparejador de obras que trabajó muchos años en Cepsa hasta que constituyera su propia empresa; pionero de un estilo de construcción a la medida de la demanda del turismo que nutrió y enriqueció su segunda generación, Andrés y Juan Carlos Piñeiro Izquierdo. La tarjeta de presentación de estos dos arquitectos, por la que acapararon todas las miradas y admiración, fue el diseño del Gran Hotel Bahía del Duque que se inauguró en 1993 en municipio de Adeje, al Sur de Tenerife, en la que no falta hasta una torre que recuerda La Concepción.

A partir de ahí los promotores les abrieron las puertas en otros destinos atraídos precisamente por adaptar la estética al lugar, dejando su huella en Egipto -donde falleció en 2003 Andrés Piñeiro en un accidente de tráfico- o República Dominicana.

Juan Carlos Piñeiro casi puede contar sus más de treinta años en la profesión como arquitecto por hoteles, haciendo de la arquitectura un arte que adapta al paisaje. Entre proyectos singulares, un complejo que el encargó un promotor italiano, en que el participaba John Travolta como accionista, para la Isla Belice, en el Caribe.

El sello Piñeiro se descubre en el usuo del balaustre o el tipo colonial en el hotel de Los Gigantes, que llevaron hasta la exasperación en el Bahía del Duque, o la adaptación de la cultura islámica en sus proyectos de Egipto, una identidad que plaman en el color y ambiente caribeño que ensalsa en el hotel Sanctuary, de República Dominicana.

Más de andar por casa, sólo por proximidad, su legado se descubre en el Lopezan Hotel Villa del Conde, en Gran Canaria; THe Volcán, establecimiento que le encargó la familia Martinón para Lanzarote; o el Hotel Riu Buenavista o Guayarmina Princess, en Fañabé. Esta experiencia suma la innovación y vanguardia que aporta Inma Piñeiro, hija de Juan Carlos y también arquitecto, que garantiza que una exquisita estética no está reñida con la funcionalidad.