Opinión | EL RECORTE

A río revuelto...

En el caso de las mascarillas y el material sanitario lo que se organizó fue un tenderete donde cada uno compraba lo que quería, donde quería y a quien le diera la gana

Fotografía de archivo, tomada el 05/08/2019, de Koldo García (d) junto al entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos (i). Koldo García es uno de los cinco detenidos en una operación por el presunto cobro de comisiones por la compra de mascarillas

Fotografía de archivo, tomada el 05/08/2019, de Koldo García (d) junto al entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos (i). Koldo García es uno de los cinco detenidos en una operación por el presunto cobro de comisiones por la compra de mascarillas / EFE

Como ya se ha dicho más de una vez, lo de la pandemia fue un despiporre. En cuanto el coronavirus asomó el hocico, nuestro país se volvió loco como una cabra. Las mismas autoridades que no hicieron ni puñetero caso cuando la enfermedad llegó a Italia, entraron en histeria. Ordenaron a todo el mundo encerrarse en sus casas, sacaron la policía a las calles y decretaron la emergencia nacional ante una invasión extraterrestre. Ah, sí. Y también decidieron gastarse a dedo todo el dinero que hiciera falta. A dedo.

Ese desgobierno español, que no vio venir la pandemia y que recomendó primero no usar mascarillas porque no servían para nada, entró en pánico. Había que comprar respiradores, mascarillas, guantes, trajes de protección… Y a río revuelto ganancia de pescadores. En medio de la marabunta hubo gente que vio la oportunidad de ponerse las botas..

Echando un vistazo al listado de empresas que vendieron material sanitario en aquellos meses de locura se puede encontrar de todo. Firmas que se dedicaban a comercializar fertilizantes o productos de alimentación se lanzaron a ofrecer la venta de mascarillas compradas en China a través de algún intermediario. Y algunos hicieron el agosto.

Hasta ahora, en Canarias conocíamos la escandalosa compra de unas mascarillas más falsas que Judas por las que se habían pagado cuatro millones de euros, que le timaron al Gobierno guanche. Al actual ministro Angel Víctor Torres, entonces presidente de Canarias, casi se le seca la maceta del Pacto de las Flores con ese feo asunto.

Ahora resulta que llueve sobre mascarillas mojadas. Nuestro Gobierno macarronésico se gastó otros doce millones de euros en la compra de material sanitario a una empresa a la que la policía vincula con Koldo García, asesor del ministro de Transportes José Luis Abalos. Lo peor es que no es ninguna sorpresa.

La Audiencia de Cuentas de Canarias detectó la operación y elaboró un informe crítico sobre esa compra. Pero el informe fue «congelado» con los votos de los partidos que gobernaban en las islas. Precioso.

La empresa presuntamente vinculada a Koldo recibió del Ministerio de Transportes de Ábalos y otros departamentos y de los gobiernos de Baleares y Canarias un total de cincuenta kilos entre pitos y flautas. Aaaamigooo!!! En todas partes cuecen habas, pero en este caldero las habas eran muy grandes.

Según la Guardia Civil, que ha detenido a varias personas implicadas, se pagaron más de diez millones de euros en mordidas por la venta de material sanitario. Los precios que se pedían en esos momentos de enorme demanda superaban con mucho los del mercado habitual. Y el sistema de compras a dedo permitió un descontrol absoluto.

El gobierno español decidió en su momento centralizar la compra de vacunas contra el coronavirus, impidiendo que cada Comunidad lo hiciera por su cuenta. Pero en el caso de las mascarillas y el material sanitario lo que se organizó fue un tenderete donde cada uno compraba lo que quería, donde quería y a quien le diera la gana. O sea, el caos. O sea, pasta.

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