Opinión | La cantina ilegal

El ring coreográfico

El público disfruta de la segunda fase de las murgas adultas

El público disfruta de la segunda fase de las murgas adultas

Me encantan los días como el de hoy; días sueltos sin concursos ni galas, días tranquilos que me permiten pasarle un trapo a mi Cantina, cosa que no puedo hacer cuando está a reventar de gente; limpiar un poco, ir a por garbanzas a casa de mi madre y darme un salto a Ravelo a por un par de garrafones.

Justo cerrando la puerta para marcharme llegó Aurelio el Garrapata, que este año puso a su hija en un grupo coreográfico llamado SIN FUNK DAMENTO; él está muy contento porque cree que el grupo acabará yendo a Ños Talent. Con el Garrapata estuve comentando la dificultad que supone aunar en un mismo colectivo, o concurso, grupos tan heterogéneos como los históricos Bohemios con otros tan recientes y modernos que son academias de baile profesionales que funcionan todo el año. Al comprobar la idiosincrasia de los actuales, vemos cuánto les separa de los propios Bohemios o de aquel Sentir Canario, del tristemente ya desaparecido Jackie Romero.

Pues este año han celebrado un concurso en toda regla; en el que otorgaron sus premios, tanto en presentación como en interpretación o coreografía; por cierto, un concurso en el que parece ser que hubo tensión y cruces de palabras delicadas por parte de los padres y responsables de algún grupo. Atrás quedaron las broncas que se producían cada año en el concurso de murgas adultas que hoy en día es un bálsamo; o en el de las murgas infantiles, donde alguna vez voló alguna silla y no por el viento; otro bálsamo actualmente.

Creo que, acabado el carnaval, urge poner orden en un colectivo tan amplio como dispar y tratar de unificar criterios, imponer cordura y que reine la calma, so pena de que su concurso se convierta en un ring coreográfico.