Opinión | Retiro lo escrito

Desconfianzas

El vicepresidente Manuel Domínguez conversa con el presidente Fernando Clavijo durante el pleno.

El vicepresidente Manuel Domínguez conversa con el presidente Fernando Clavijo durante el pleno. / Andrés Gutiérrez

Dicen los que más saben y a veces menos dicen que la pasada semana, durante unas horas, la ruptura del pacto entre CC y el Partido Popular que sostiene al gobierno de Fernando Clavijo estuvo pendiente de un hilo. Por una razón evidente: el voto de Cristina Valido a favor de los tres decretos que se presentaron para su convalidación en el Congreso de los Diputados. El aún flamente portavoz del PP en la Cámara Baja, Miguel Tellado, montó en cólera. «¿Pero estos son los que sostenemos en Canarias?» Tellado es portavoz, pero también es más que un portavoz. Fue secretario general del PP gallego y fontanero universal en el partido para mayor gloria de su jefe y amigo, Alberto Núñez Feijóo. Se lo trajo de Galicia y lo designó vicesecretario de Organización y, para ser sinceros, ha tenido sus roces con algunas organizaciones territoriales, pero hasta ahora, no con Canarias. Hasta la votación sobre los decretos.

La irritación de Tellado, un hombre de derecha dura, escasas amabilidades y plena confianza del líder conservador, fue tan ostentórea que se requirió la presencia en Madrid de Manuel Domínguez, presidente del PP de Canarias y vicepresidente del Gobierno autónomo. Después de algunos chismes entre el aeropuerto y el lugar de la cita, cuentan que Domínguez soportó más o menos impávidamente el chorreo indignado de Tellado, que veía en CC todo, excepto coherencia, y que nada de dobles juegos, y que lo mejor era romper con Fernando Clavijo y desalojarlos del poder. «Lo que hay que hacer es buscar una nueva fórmula de gobierno», apuntó Tellado. Con franciscana paciencia el dirigente canario explicó que solo se conseguiría mayoría si se pactaba con el PSOE, y que el PSOE no se moría de ganas por pactar con el Partido Popular, que él supiera al menos. «Necesito reconstruir el partido. Necesito reestructurarlo, buscar o consolidar cuadros, reforzar liderazgos locales e insulares. Todo ese proceso que reclama el PP después de cuatro años de oposición se quedaría en el aire si salimos del Gobierno y de los cabildos y ayuntamientos. Nos jugamos el futuro». Tellado guardó silencio y dicen –dicen de nuevo– que Núñez Feijóo asintió y dijo algo así como que CC había votado su investidura, cumpliendo su palabra, y que hasta cierto punto es normal que intente sacarle cosas a Pedro Sánchez. Lo que había que conseguir es trasmitir a los coalicioneros el malestar del PP, «que lo tengan claro», y no dejar de observar las jugadas. «También tiene que contar con nosotros al negociar con el Gobierno central». Hay que mantener el pacto, porque es un buen pacto para el PP y para Canarias, estaba seguro, «pero sin convertirnos en convidados de piedra». Por supuesto, Domínguez asintió, asintió profusamente. Tellado lo miraba con escepticismo.

La dirección del PP canario está convencida de que el PSOE apoyaría un gobierno de Clavijo si los conservadores decidieran abandonar el Ejecutivo. «Por supuesto. Ya se inventarían los socialistas cualquier cosa, una situación de emergencia, una llamada dramática a la estabilidad, lo primero que se les ocurra aquí o en Ferraz». En los primeros meses «el PSOE apoyaría desde el exterior», pero más tarde «terminarían entrando con cuatro consejeros, vamos, seguro, y encantados de la vida, porque controlamos la mayoría de las comunidades autónomas, y es valioso, para ellos, poner la bandera socialista en el Gobierno canario, impedir o condicionar nuestro crecimiento».

Por el momento Clavijo y Domínguez conservan magníficas relaciones y siguen cimentando una confianza básica entre ambos, y así fueron a escuchar y vinieron de ver al papa Francisco en el Vaticano, y el Sumo Pontífice los bendijo como el padre y el hijo de la santísima trinidad que rige los destinos de Canarias. El espíritu santo se quedó en La Gomera, porque tenía día de visitas, adoraciones y milagros en el Cabildo Insular.

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