Opinión

Pixar rodará en Santa Cruz

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha sido capaz de darle la vuelta a uno de los problemas de insalubridad más importantes que padece la ciudad. Ha jugado sus cartas con maestría, garbo y confidencialidad para sorprendernos a todos con una de las mejores noticias del 2023. Desde el pasado año, una comisión especial y altamente cualificada de concejales que saben hablar inglés ha mantenido diferentes reuniones con representantes de Pixar Animation Studios para abordar los aspectos técnicos necesarios para el próximo rodaje de la precuela de Ratatouille, que traerá a los barrios de la capital un elenco de superestrellas. La productora estadounidense ha mostrado su interés en los platós naturales de lugares tan emblemáticos como El Sobradillo, Salamanca y La Salud, entre otros, por la sencilla, espontánea y ejemplar convivencia de vecinos y roedores, que, sin duda, facilitará el rodaje de un largometraje que tiene como personajes principales a las ratas y ratones más divertidos. Los productores de la película, que cuenta el origen de la historia de la rata Remy, agradecieron al consistorio capitalino la enorme ventaja de ofrecer un importante número de localizaciones con alta presencia de roedores, dado que otras ciudades, como Las Palmas, Barcelona o Madrid, tenían más pero no tan bien distribuidas y ordenadas. Pixar ha valorado de forma muy positiva los decorados naturales que ofrece la ciudad, como los contenedores a rebosar, la suciedad de algunas calles, las cacas de perros en las plazas y parques, y las escombreras urbanas, que suponen un plus respecto a otras ciudades candidatas. Sin duda, se trata de una gestión extraordinaria que dejará en la capital un buen puñado de euros que permitirán financiar el informe jurídico que se elabora desde las Casas Consistoriales para tumbar la Ley de Amnistía. Según fuentes municipales, «ante la imposibilidad de poner remedio a una situación cotidiana en todas las ciudades del mundo, nosotros hemos sido más listos, porque teníamos una fuente de ingresos muy valiosa a la que hemos vilipendiado y atacado sin ningún tipo de compasión. Llevamos a cabo más de 160 acciones de desinsectación y desratización en cinco distritos y nada. Además, hablamos de ratas con pedigrí, no son cualquier cosa, de diferentes tamaños y que encima saben idiomas, algo que ha tenido muy presente Pixar y que la oposición y algunos vecinos subversivos casi nos tumban. Blanco y en botella, leche». Con este nuevo panorama, se ha pedido comprensión a los vecinos ante el más que probable aumento de basura en la ciudad. A partir de ahora, una ordenanza regulará el trato a los roedores, con multas que oscilan entre los 200 y 3.000 euros por espantar a una rata o no poner queso en los bajos de las casas. Tenemos que cuidar lo nuestro, porque la convivencia entre roedores y chicharreros debe ser un ejemplo de la hospitalidad que nos caracteriza. Ser buenos vecinos es cosa de todos, no de unos pocos.

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