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Meryem El Mehdati

ASMR

ASMR

ASMR / Meryem El Mehdati

Son mujeres en su mayoría. Nunca elevan el tono de voz, sólo susurran. Sus rostros siempre ocupan un primer plano que se traga sus rasgos, cada minúsculo detalle en 4K al alcance del espectador. El fondo de pantalla se adapta al tema de cada vídeo, a veces es un centro de estética (ASMR te toco tu carita, ASMR te corto el pelo), otras una tienda de cosmética (ASMR te maquillo, ASMR te atiendo en una tienda Sephora), una peluquería (ASMR te corto el pelo), una consulta médica (ASMR revisión de nervios craneales) o el salón de una espiritista (ASMR limpio tus malas energías). Encienden incienso, se disfrazan de médica o de peluquera, me parecen tan tiernas. Casi todos se graban en casa, en un salón o en un dormitorio. Todas esas mujeres piden lo mismo al espectador: que se ponga unos auriculares, cierre los ojos y se relaje. El término ASMR corresponde a Autonomous Sensory Meridian Response (respuesta sensorial meridiana autónoma en español), un fenómeno que produce sensaciones de hormigueo en la zona superior de la cabeza ante los distintos estímulos que caracterizan esta práctica, como los sonidos producidos con la boca o con las manos. Algunas de estas mujeres amasan millones de suscriptores en Youtube (Jane ASMR tiene casi 18 millones de suscriptores, por ejemplo) y contratos con marcas. El comentario que más se suele repetir en cada uno de esos vídeos es "Gracias a ti he vuelto a dormir". El ASMR no es para todo el mundo, muchas de mis amigas lo detestan porque les incomoda y les produce desasosiego escuchar a otra persona chasquear la lengua, tamborilear con las uñas sobre una superficie plana o hacer ruidos ininteligibles con la boca muy cerca de un micrófono. Esto, los micrófonos que se usan para grabar ASMR, suelen ser de última generación, hechos específicamente para grabar este tipo de contenido. He de decir que yo sí siento el ASMR, sobre todo en la base de la cabeza, pero además me gusta mucho y me acompaña mientras trabajo o mientras escribo, pero sobre todo antes de dormir. Descubrí esta parte de Youtube durante la pandemia, en los meses de confinamiento escrito en los que los horarios cambiaron para todo el mundo y pasamos a dormir por las mañanas y ver las horas pasar por las noches. Desde entonces, raro es el día que no vea al menos un vídeo así, aunque con el tiempo me he aficionado también a un tipo de contenido que no sé muy bien cómo definir.

No es ASMR, al menos no intencional. Los vídeos aquí están más enfocados a una suerte de acompañamiento en la distancia, vemos a mujeres compartir su rutina de maquillaje, sus trayectos ida y vuelta en transporte público al trabajo, la organización de la compra, hay tanto donde elegir. No suelen hablar, solo recogen los ruidos naturales que genera su actividad, ya sea barrer o cocinar o pasar las páginas de un libro. Algunas consiguen mantener su anonimato durante años aunque cualquiera de sus suscriptores sabe cómo luce su casa, su despacho, su vajilla e incluso qué libros tiene en su salón. Supongo que les aterroriza la idea de ser reconocidas por la calle, hablo en femenino porque son la basta mayoría. "Un día en mi vida", "Cómo sacarle más partido a tu cocina con unos sencillos trucos", "Tres productos de IKEA que cambiaron mi salón", "Rutina para desconectar tras un largo día de trabajo" son los títulos de los últimos vídeos de este tipo que he visto últimamente. No soy muy exigente, estos también me gustan mucho. No sé si es un marcador que habría de mencionarse, pero otra cosa que tienen en común estos vídeos es que sus protagonistas son mujeres asiáticas, sobre todo de Corea del Sur y China. Algunas se especializan en visitar distintos centros de belleza a lo largo y ancho de sus países para compartir con sus suscriptoras los diversos tratamientos a los que se someten y así comparar locales y servicios. Nunca deja de sorprenderme la colaboración de las personas que ofrecen esos servicios, creo que en España nadie se dejaría grabar tan fácilmente mientras pone una mascarilla o delinea los ojos de su clienta, pero quizá me equivoque, quizá aquí también esté de moda. Se preguntaba hace poco una amiga cómo compaginaban esta actividad, la de grabar y montar vídeos semanales, con sus trabajos diarios y se me iluminó la bombilla. Este es su trabajo diario, de esto comen. Algo de envidia siento, no me escondo. Por eso no hay vídeos como "Rellena este archivo de Excel conmigo" o "Abro mi correo del trabajo y respondemos a todos los mensajes que me llegaron mientras estaba de vacaciones juntos". El sufrimiento ajeno no genera ASMR.

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