Opinión

Javier Lima Estévez

El Hierro, las olleras y Manuel J. Lorenzo Perera

Casino Taoro

Casino Taoro

Durante la jornada primaveral del jueves 11 de mayo, en el salón de actos de la Sociedad Liceo de Taoro de La Orotava, nos aproximamos como presentadores de una obra del profesor universitario y referente de la cultura canaria Manuel J. Lorenzo Perera, sucediéndose tras las palabras del vicepresidente del Liceo, Toño Mesa, de Manuel Lorenzo y del que suscribe estas líneas una magistral actuación del Grupo Folklórico de la Facultad de Educación de la ULL.

La investigación trazada por el profesor se remonta a junio de 1987, momento en el que ve la luz un estudio que representa, tal y como señala el autor en la página inicial, «un homenaje al afecto y la sinceridad que siempre me dispensaron mis Viejos Amigos de la isla de El Hierro». Hace escasos meses, concretamente en diciembre de 2022, el Centro de la Cultura Popular Canaria edita la reedición de un trabajo necesario y solicitado. Entre sus páginas Lorenzo Perera investiga el relato vital de las últimas olleras de Valverde, conociendo por el recurso de la historia oral a las que vivían en el barrio de El Cabo (norte de Valverde). Se suceden entonces nombres como Antonia Gutiérrez Padrón y su hija Emeteria Fleitas Gutiérrez. El profesor señala en siguientes apartados la complejidad de reproducir aspectos como la elaboración de las piezas de cerámica, explicando que la información aportada no tendría como fuente ni las propias artesanas ni la observación personal de los hechos.

Cita a Guadalupe Padrón y Padrón al analizar y fotografiar los recipientes cerámicos guardados en su casa de La Caleta. Ella llegaría a afirmar que los ejemplares cerámicos que acostumbraban a modelar se podían establecer en cinco: ollas, tostadores, jarretas, braseros y sahumerios. Múltiples dibujos asociados a la tipología cerámica herreña, otros recipientes cerámicos, la cestería tradicional herreña y tarros de madera para ordeñar se van sucediendo a lo largo de las páginas, siendo elaborados con múltiples detalles y atención por el propio Manuel J. Lorenzo Perera y Francisco Javier Hernández Pacheco.

Un segundo apartado es dedicado a los tostadores o tiestos. Su uso más habitual guardaba relación con el acto de tostar el grano con la intención de obtener gofio, teniendo también otras finalidades. Otro de los puntos nos aproxima ante las jarretas, definiendo el autor, una vez, la relación entre ser humano y elementos y explicando en ese binomio el uso de recipientes para cuajar la leche con el propósito de elaborar el queso, siendo ejemplo de ello las jarretas.

Lorenzo Perera, tras diversas reflexiones y viendo todo lo precedente, determina que las alfareras de Valverde se dedicaron fundamentalmente a fabricar útiles de gran demanda como tiestos y ollas, de donde derivaría la voz con la que se les denominaba: «olleras».

El capítulo titulado Una cerámica doméstica, define y conecta la alfarería con un uso práctico y funcional, apuntando el autor de la obra detalles respecto a los elementos destacados del sitio doméstico tradicional. Varios apuntes significativos sobre la comercialización de las piezas cerámicas, es decir, sobre la venta a cambio de dinero, así como al intercambio de piezas por productos agrícolas definen la realidad décadas atrás de los campesinos insulares, ofreciendo datos sobre las alfareras que, trabajando en el Valle, podrían ser naturales de Valverde.

Múltiples factores explican y se suceden ante la extinción de la alfarería popular herreña. Baja consideración social y económica, falta de apoyo, ausencia de estímulos o ayuda oficial se unen ante ese final.

La conclusión del trabajo publicado a finales de 2022 incluye dos partes. En primer lugar, se recoge la conclusión publicada en junio de 1987, donde el profesor llega a mostrar la necesidad de luchar por un papel de la alfarería herreña a través de la difusión y su conocimiento desde diferentes niveles. Un segundo prólogo, incluido en el libro objeto de nuestra presentación y publicado 35 años después, nos aproxima ante una situación diferente, diríase que menos optimista en base a la evolución generada por el paso del tiempo.

Un libro que nace de un principio de conocer, mediante la historia oral esencialmente, un aspecto de nuestro pasado ya casi olvidado. Enhorabuena a Manuel J. Lorenzo Perera, una vez más, por tal proyecto.

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