Opinión

El ejemplo es Noruega

El ejemplo es Noruega

El ejemplo es Noruega

A un lado del frío que trae la corriente del Golfo y los vientos del oeste, Noruega está considerado uno de los países más seguros del mundo para ejercer el periodismo. El Reino de Noruega, devoto de la cultura, tiene una larga tradición de libertad de prensa y protección de los derechos de los periodistas, avalado en todo momento por los diferentes organismos internacionales que miden este ranking. Tal es así, que se encuentra en la cima del Índice Mundial de Libertad de Prensa elaborado por Reporteros Sin Fronteras, lo que demuestra un entorno seguro y favorable para ejercer el periodismo frente a otros lugares más hostiles donde trabajar supone un riesgo alto de peligrosidad. Noruega se ampara en un sistema legal fuerte que protege la libertad de expresión y la libertad de prensa, y los periodistas están protegidos por leyes que prohíben la censura previa y la interferencia gubernamental en los medios de comunicación. Y un aspecto estructural y transversal para cualquier profesión: dignidad laboral. Los profesionales están protegidos por convenios colectivos de trabajo realistas y con un alto grado de éxito en las negociaciones que les garantizan una serie de beneficios, como seguro de salud, vacaciones pagadas y permisos parentales. Dentro de las garantías para el libre ejercicio del periodismo destaca una entidad fundamental que funciona considerablemente bien respecto a otros países catalogados como democracias avanzadas: el Consejo de Prensa. Se trata de una organización independiente que supervisa la ética periodística y la conducta de los medios de comunicación en Noruega frente a la barra libre de las grandes empresas. Su misión principal es la de garantizar que la prensa noruega actúe de manera responsable y respete los derechos de los ciudadanos a la privacidad y la dignidad. Compuesto por 17 miembros, incluye a los representantes de los medios de comunicación, los periodistas y el público en general. Mientras tanto, en España esperamos siglos a que las asociaciones de la prensa actúen más allá del típico comunicado de turno. Aunque parezca insólito, cualquier persona puede presentar una queja al Consejo de Prensa si considera que un medio de comunicación ha violado la ética periodística o ha actuado de manera irresponsable. El Consejo revisa la queja y decide si el medio de comunicación ha violado el Código de Ética de la Prensa Noruega, emitiendo en caso de veracidad una advertencia, una reprimenda o una condena pública al medio de comunicación en cuestión. En Noruega, el mercado de los medios es respetuoso y perfectamente organizado, con un potente servicio público de radiodifusión seguido por la ciudadanía y un sector privado sin escabrosos y alarmantes monopolios que aseguran la independencia editorial. La principal empresa de medios de comunicación es la Corporación de Radiodifusión de Noruega, conocida como NRK (Norsk rikskringkasting), de propiedad pública, es la proveedora de programas de televisión, radio e internet. Está financiado por una combinación de impuestos y tarifas de licencia de televisión. Con la finalidad de implementar mayor cuota de transparencia y veracidad a los contenidos, la empresa lanzó hace unos años una nueva estrategia para gestionar los comentarios en los medios. Así, los lectores que quieran comentar una publicación deberán demostrar que han leído aquello sobre lo que quieran opinar, evitando así respuestas tóxicas que puedan generar polémicas basadas en la mentira y las interpretaciones capciosas. La web de tecnología de NRK decidió incluir un pequeño cuestionario de opción múltiple en algunas de sus entradas, con preguntas sencillas que sirven para que el opinador demuestre que ha leído la información antes de dejar su comentario. Una vez se ha respondido de forma correcta el pequeño cuestionario, se habilita la sección de comentarios. Así de claro y objetivo. Este es el camino a recorrer y extrapolable a un país pícaro como el nuestro que se nutre de un buen puñado de fake news. Noruega es el ejemplo.

@luisfeblesc

Suscríbete para seguir leyendo