Opinión

Morir en primavera

Morir en primavera

Morir en primavera / Gustavo Valiente - Europa Press

Morir en la primavera es duro pero es necesario a veces para mantener el equilibrio humano y la salud mental. Pero morir en abril es peor aún sobre todo si quien fallece es joven. Eso se lo leí a la periodista Luz Sánchez Mellado en una de sus columnas recientes de El País cuando cuenta las pérdidas humanas de dos amigos suyos. De un lado Pachi, periodista que se subió a un parapente y se lanzó en un monte de poca monta para caer y partirse un brazo al aterrizar de mala manera y mientras lo enyesaron le subió un trombo al corazón y se fue. El otro caso fue el de una amiga, Patricia Rite, que era guapísima pero falleció a los 30 años por cáncer de piel. La señora Sánchez Mellado escribió que si todas las muertes son tristes, morir joven en abril es tristísimo.

En mi caso personal tengo que confesar que algo parecido me pasó cuando en este mes primaveral que llevamos cargando de flores en 2023 han muerto cinco amigos aunque no eran tan jóvenes. Los cinco en el valle de Taoro, al pie del Teide. El primero fue Juan Bautista Trujillo (a) Seve, electricista municipal y portero de nuestros equipos de fútbol: del juvenil Plus Ultra de La Orotava y del Veteranos Villa. Nos dejó a finales del mes de marzo, sobre el día 26. Días más tarde me entero de la ausencia del tío Atanasio Ramírez, también en La Orotava. Ambos con unas edades alrededor de los 80 años. El primero despedido en la iglesia de San Juan del Farrobo y Ata en la iglesia parroquial de La Concepción. En la Semana Santa, abril de 2023, se ausentó en el Puerto de la Cruz y se nos fue del valle y de la isla un hombre muy especial, el doctor Luis Espinosa, amigo de la familia Jordán desde 1960 cuando conocieron la ausencia de la joven Elena. Y como también los médicos se nos mueren, el doctor, mitad portuense y mitad realejero, de la saga de los Espinosa, casi nonagenario, se marchó después de una amplia temporada de enfermedades marcando un camino difícil de superar en lo público y en lo privado donde no faltó la profesionalidad sanitaria y el amor por el senderismo en la Naturaleza de las islas. Una semana más tarde nos dejó una mujer muy especial, y coetánea de Luis Espinosa, la villera Carmita Bello, hija de Manuel Bello, amigo de la familia Sánchez, esposa de Domingo Lima, hermano de mi tía Lourdes, y abuela del profesor Javier Lima Estévez, presidente de la Asociación Cultural Humboldt de Canarias. Finalmente, en el día 19 de abril falleció Paco Negrín, histórico bibliotecario del municipio de la Villa orotavense que fue despedido en la iglesia de Santo Domingo de La Orotava.

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