Opinión | El recorte

Vientres de alquiler

Establecimos un principio: la mujer es la propietaria de su cuerpo. De acuerdo. Por lo tanto, tiene derecho a abortar. Otra vez de auerdo. Sin embargo quieren prohibir que las mujeres usen su cuerpo para cobrar a cambio de sexo o alquilen su vientre para gestar el hijo de una pareja de gays o de una famosa actriz entrada en años. Creen que eso es “explotación” capitalista.

¡Ya el conejo me desriscó la perra! Víctimas del capitalismo somos todos. También los mineros que se juegan el bigote cavando bajo tierra. Y los taxistas que tienen el trasero plano de estar sentados todo el día en el coche. Todos que trabajamos alquilando tiempo, cerebro o esfuerzos para que alguien nos pague un sueldo.

Hay sistemas de creencias que prohiben las transfusiones de sangre. No te digo los trasplantes. Hace un siglo la idea de que alguien viviera con el corazón de otro era inimaginable. Pero la ciencia ha pulverizado fronteras que nos parecían imposibles y nos enfrenta a decisiones polémicas si dejamos que opine el cura que llevamos dentro.

Si una mujer es dueña de su cuerpo ¿quién puñetas es el Estado para prohibir que haga con él lo que quiera? Todos partidos políticos se están oponiendo a la gestación subrogada. Aceptan la adopción, pero consideran que si una pareja que no puede tener hijos contrata a una mujer para que lo geste por ellos se está produciendo una transacción execrable en la que se “abusa” de la necesidad de ganar dinero de esa mujer. O lo que es lo mismo, que como hay dinero de por medio y se trata de un negocio, es abominable. ¿Pero y si la persona que gesta lo hace gratuitamente porque es familiar de la pareja? Entonces sí, porque no hay contraprestación económica. O lo que es lo mismo: lo malo, lo perverso no es el hecho en sí, sino la retribución. El negocio. La pela.

Es acojonante que la moralina económica sobre estos asuntos la compartan por igual la izquierda y la derecha. Para los progres es un acto de “violencia contra las mujeres” y de “explotación”. Y para los conservadores es un tema ilícito si hay dinero de por medio. Aquí, por lo tanto, ya se esfuma aquello de que cada uno con su cuerpo hace lo que quiere. Es un argumento instrumental que solo vale para el aborto.

Pero este aparatoso aparato social que quiere expropiar la soberanía de las personas sobre su propio cuerpo, tiene los días contados. Dentro de no mucho los niños se gestarán en vientres de alquiler artificiales. Máquinas que cuidarán al feto del que habremos elegido la altura, el color del pelo, de los ojos y el sexo. Está ahí, justo para dentro de un par de telediarios. Y la gente pagará por ello. ¿Qué hará entonces la inquisición?

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