Opinión

Rafael del Pino, Roig, Amancio Ortega: enemigos del pueblo, antipatriotas

Archivo - Amancio Ortega, fundador de Inditex

Archivo - Amancio Ortega, fundador de Inditex / EUROPA PRESS - Archivo

La fumigación de autónomos por vía Zyclon B impositiva debe marchar razonablemente bien para un presidente cuya preocupación preeminente es permanecer en el poder con todo ese poder muy bien aprovechado, ostentado y exhibido (como las ministras: estilismo, buena costura, charme), la limpieza de estos pobres Kulaks ocurre cuando se les ha extraído todas las cosechas a impuestos. Es cosa sabida que la mayoría del tejido productivo y empleo proviene de ellos. En total más que los de Ferrovial, que estaba en la recámara revolucionaria de estos grotescos soviets posmodernos. A los pobres kulaks autónomos no se les amenazaba como enemigos del pueblo, se procedía simplemente a su previsible eliminación, sabiendo que no podrían sobrevivir al cerco fiscal, como ha sido siempre. En cambio, el doctor Sánchez necesitaba, a falta de discurso, resultados, moral y decencia, objetivar un enemigo, un chivo expiatorio, y de ahí arrancó su combate contra ellos, que pasaron a ser los poderosos, los de arriba, capitalistas insaciables. Comenzó la horda biográfica y formativamente marginal de UP a poner nombres: Roig, Amancio Ortega, Ana Botín y uno tras otro los repetían desafiantes, con insultos y descalificaciones, hasta que el descamisado Sánchez enmarcó la lucha de clases con los de arriba y poderosos. Ese lenguaje lo oyes en un país que no esté en la Unión Europea y te pones a temblar por ser un anuncio históricamente preliminar e infalible. Siempre que se empezó así los cielos ardieron. Iglesias ya prometió asaltarlos.

Como se ha repetido este gobierno pretende incrementar las clases pasivas dependientes del Estado, lo que toda la vida se ha llamado clientelismo, pero más intensivo aun. El expolio impositivo para la cangrena de asesores, pisos, escoltas, la creación de corralitos subsidiados, y así perpetuarse en el poder, necesitan recaudación, no economía productiva.

Tan impropio en las democracias la satanización del capitalismo, la demagogia infumable del poderoso y los de arriba, la inseguridad jurídica con volubles impuestos, que lo recomendable es irse. Evidentemente la mentalidad retrógrada e indigencia moral y cultural gubernativa, no previeron que el hostigamiento y satanización de los creadores de empleo y economía material, podría volverse en contra y con todas las bendiciones de la ley. Es muy curioso que Calviño reproche a Ferrovial que haya vivido de los impuestos de los españoles por las adjudicaciones de obra pública. La empresa no hace obra pública por iniciativa propia, es el gobierno el obligado –todo lo que sea responsabilidad les cuesta–, quien la asigna y paga, según procedimientos legales. Mientras, qué casualidad, como Lenin desde la estación de Finlandia, su émulo, allí también (país), denuncia a españoles de antipatriotas.

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