Rutas por la Segunda República y la Guerra Civil en La Laguna

‘Memoria democrática de La Laguna (1931-1939)’, del historiador Luana Studer, recorre lugares simbólicos del municipio durante la Segunda República y la Guerra Civil 

El antiguo convento de Santo Domingo, uno de los lugares que forman parte de las rutas.

El antiguo convento de Santo Domingo, uno de los lugares que forman parte de las rutas. / Carsten W. Lauritsen

D. Ramos

Gracia, Barrio Nuevo, el Seminario Diocesano, la cárcel municipal, el Ayuntamiento… Esas son algunas de las paradas que propone la primera de las tres rutas de Memoria democrática de La Laguna (1931-1939), una publicación en papel y en versión digital del doctor en Historia Contemporánea Luana Studer presentada recientemente. Se trata de una que ofrece «guiar a la persona que visita por primera vez la ciudad de San Cristóbal de La Laguna por algunos de sus rincones históricos más emblemáticos, que se encuentran relacionados con los periodos de la Segunda República (1931-1936) y la Guerra Civil española (1936-1939)», recoge la introducción del libro.

El trabajo sigue las líneas maestras de la Autoguía de la Memoria Histórica en La Laguna, que en aquel caso firmaban conjuntamente Luana Studer, Aarón León, Victorio Heredero y Guacimara Ramos. Según explican desde el Ayuntamiento de La Laguna, el nuevo trabajo forma parte del proyecto de investigación Memorias de la represión franquista en San Cristóbal de La Laguna, que «tiene por objeto documentar diversos aspectos acontecidos en la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista en el municipio, y que cuenta del apoyo del Cabildo de Tenerife a raíz de la propuesta presentada por la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Laguna».

La publicación se acompaña de un mapa online en el que se incluye el itinerario a partir de un sistema de geolocalización personal. «Utilizando el modelo de proximidad a los puntos establecidos dentro del recorrido, el usuario podrá recibir automáticamente la información en audio a través de su dispositivo móvil», destacan desde el Consistorio lagunero. La obra también muestra de forma clara dónde se encuentra en la actualidad cada ubicación.

De Gracia al cuartel del Cristo. El recorrido 1 atraviesa la parte más oriental de La Laguna y plantea nueve paradas. Comienza (o termina, en caso de que se quiera realizar en sentido inverso) en Gracia, y se explica que su nombre proviene de la época de la conquista castellana de Tenerife y de la decisión de Alonso Fernández de Luego de levantar una ermita en este lugar dando «gracia» por la finalización de aquella campaña. Este barrio se incorpora al recorrido por tratarse de un lugar de expansión urbanística de familias modestas en el primer tercio del siglo XX y se resalta el papel de Clemencia Hardisson. Sigue el trayecto por Barrio Nuevo, con Domingo Cruz Cabrera como personaje destacado, al tratarse del impulsor de la zona. Recoge la obra que fue ejecutado por sus ideas de izquierdas y desapareció.

En cuanto al Seminario Diocesano, se indica que en la noche del 16 de febrero de 1936, tras la victoria en las elecciones generales del Frente Popular, los seguidores de esta formación se dirigieron a esta instalación a lanzar piedras. De aquello derivaron represalias franquistas e, incluso, desapariciones y ejecuciones. La cárcel municipal y el Ayuntamiento de La Laguna son las paradas que preceden al Café Central, que estuvo en el número 29 de la calle de La Carrera y que era lugar de reunión de las clases conservadoras, explica Luana Studer. Allí se produjo un asalto que también derivó en «desapariciones forzosas». En la calle Bencomo estaba la Federación Obrera de La Laguna, que «se convirtió durante los años de la Segunda República en la organización más poderosa con la que contaron los trabajadores» de la ciudad para mejoras sus condiciones de vida.

Asimismo, en el libro tiene su espacio el Obispado de Tenerife, que atrajo «las reacciones más radicales de la militancia obrera». Tras el asalto al Café Central, un grupo de obreros «se propuso tomar el Obispado». Según el relato de Studer, llegaron a obligar «al secretario del obispo a firmar, sin llegar a agredirle, un acta de entrega del edificio». Cuando se declaró la culpabilidad de los acusados, «la mayoría de ellos ya se encontraban detenidos en algunos de los presidios habilitados en la ciudad, o habían sido hechos desaparecer mientras se emitían órdenes de busca y captura contra ellos». Termina el recorrido en el Cuartel de Artillería de la plaza del Cristo, uno de los espacios habilitados en La Laguna como centro de retención tras el golpe militar del 18 de julio de 1936.

La Fábrica Nivaria, el Cabrera Pinto... La segunda de las rutas tiene seis paradas, con comienzo en la Fábrica Nivaria, donde hoy se encuentra un edificio residencial del mismo nombre: Nivaria. Se producían allí productos de dulcería y, en el contexto de la huelga general que se declaró en toda España en 1933 por la Confederación Nacional del Trabajo, estalló una bomba en sus instalaciones por no secundarla. Se encuentra a continuación el Instituto de Canarias Cabrera Pinto y el Teatro Leal. Además, está incluida la sede del Partido Comunista, en el número 3 de la calle La Higuera, y se esboza la historia de esta formación en la ciudad, así como la biografía de líderes como Domingo García Hernández, alias el Petate, y Mauro Martín Peña.

El recorrido lo completan el barrio de San Juan y los salones del Rancho Grande. «Por esta tradición de lucha obrerista de los vecinos de San Juan durante el período republicano, el barrio fue duramente reprimido a partir del golpe militar de julio de 1936», se expone en Memoria democrática de La Laguna (1931-1939) sobre el primero punto. El segundo lugar, en el enclave del mismo nombre, también ha sido vinculado a las actividades represivas.

Los Rodeos y El Púlpito. El hoy denominado Aeropuerto de Tenerife Norte-Ciudad de La Laguna fue un campo de internamiento de prisioneros. «Se habilitó un espacio alambrado con tiendas de campaña para concentrar a estos trabajadores forzosos», plantea el historiador, que apunta que estos construyeron la terminal de pasajeros. Su principal fuente documental es la obra Sin rencor. Memorias de un republicano, de Mauro Martín Peña. La otra ubicación de esta ruta es la Montaña de El Púlpito, en la que se crearon unos hangares destinados a «almacenar combustible y municiones para aviones alemanes que nunca se llegaron a utilizar». 

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