Análisis

La verdad sobre el ‘ovni de Gáldar’

La editorial Coliseo Sentosa publica una interpretación crítica del popular suceso, ocurrido un 22 de junio y observado desde todo el Archipiélago

Imagen captada por un turista desconocido el día del suceso.

Imagen captada por un turista desconocido el día del suceso. / E. D.

Ricardo Campo

La noche del 22 de junio de 1976 un médico se dirigía en taxi a visitar a una enferma residente en el barrio galdense de Las Rosas. A escasos metros de la vivienda, el galeno y el taxista divisaron una esfera transparente de treinta metros de diámetro dentro de la cual se observaban dos individuos de gran altura y de color rojizo, colocados de perfil uno frente a otro. A su lado, diversos objetos aparentaban ser mobiliario técnico de navegación. Curiosamente, en la parte de atrás del taxi, un hijo de la paciente sólo acertó a ver un resplandor. La prensa dedicó más una semana a relatar los pormenores de la sorprendente visión.

El llamado impropiamente ovni de Gáldar‒en realidad un fenómeno artificial de dimensiones gigantescas observado desde todo el archipiélago canario y desde varias embarcaciones que navegaban cerca de las Islas‒ocurrió en uno de los años más relevantes de la historia de los ovnis en España. Su repercusión fue tal que acabó pasando a los anales como uno de los tres episodios más importantes junto con 5/3/79, Canarias y 11/11/79, Manises, Valencia.

El caso del ovni galdense se centró, debido al erróneo proceder del periodismo especializado en misterios, en uno de los testigos, aquel que entregó a los medios una versión de lo observado más distorsionada e irreal, y, por ello, más atrayente para el citado sector de la prensa. Todavía hoy es posible hallar a más de un interesado, seguro conocedor de la literatura crítica, que sigue centrándose en el testimonio del médico Francisco Julio Padrón León, fallecido en 2014. En adelante, se hizo llegar a los aficionados la misma interpretación periodística una vez tras otra, mostrando las siguientes generaciones de curiosos y periodistas una incomprensible incapacidad para poner en duda la ortodoxia de los platillistas patrios.

En cuanto a la prensa escrita local, hay que hacer la salvedad de que la relevancia que otorgó al citado protagonista fue resultado de la extraordinaria versión que comunicó a los medios; más tratándose de un profesional que, en un ámbito rural y en aquella década, gozaba de consideración entre sus potenciales pacientes, y a quien tomaban como una figura respetable y con autoridad. Pero el fenómeno no tuvo en absoluto carácter local, no se divisó exclusivamente en Gáldar, aunque sí fue un suceso único. Los periodistas especializados que acudieron al lugar no fueron capaces de darse cuenta de este detalle fundamental; o no quisieron.

El caso se centró, debido al erróneo proceder del periodismo de misterios, en uno de los testigos, aquel que dio una versión más distorsionada e irreal y atrayente

La versión periodística de los hechos fue tal que el fenómeno de 22/6/76 se convirtió en un ejemplo conocido en todo el mundo por los principales investigadores. No hay muchos relatos sobre ovnis que se refieran, en la misma noche y en torno a la misma hora (en general de las 22:15 en adelante), a multitud de luces percibidas desde diferentes zonas; a un encuentro cercano, a unas dos docenas de metros y a muy escasa altura, con una enorme nave transparente tripulada por dos seres de color rojizo; a unas supuestas y extrañas marcas en un cultivo de cebollas encontradas un par de días después a un kilómetro y medio del punto desde el que se produjo la visión anterior; y a una fotografía del fenómeno realizada por un turista anónimo desde Maspalomas.

Cuatro de los principales motifs (elementos temáticos, tópicos narrativos) del folclore de los ovnis se dieron cita en las islas aquella noche de junio de 1976. Sólo falto una conversación entre los hieráticos seres y el conocido médico que aseguró percibirlos, a modo de los contactados con seres del espacio. El resultado de tal encuentro –una confirmación de creencias previas y una transformación personal, si hemos de dar crédito a los comentarios e insinuaciones del implicado con el paso de los años– se asemejó al de otros episodios en los que, según asegura la literatura ufológica, se produjo una interacción entre inteligencias terráqueas y celestiales.

Los dos primeros capítulos de El ovni de Gáldar están dedicados a la amplísima repercusión en los medios de comunicación local y nacional, tanto prensa escrita como medios audiovisuales. Las siguientes secciones exploran detalladamente el expediente oficial del caso del Ejército del Aire, que llevó a cabo una encuesta entre testigos, en particular de Gran Canaria, para recabar información testimonial. Prosigue con un análisis de la popular fotografía del suceso y algunas dudas sobre la misma.

Se abordan, a continuación, los principales testimonios y se los sitúa en el contexto del fenómeno que produjo la observación, entre ellos los de varias personas que se hallaban a muy escasa distancia de donde se encontraban el médico y el taxista y que no observaron seres o nave alguna. Por último, se da cuenta de la explicación del caso y se la considera como un ejemplo destacado entre otros semejantes. El equívocamente denominado caso Gáldar pasa, así, a llamarse, correctamente, 22/6/76, Canarias, o cualquier otra denominación equivalente.

La edición de la obra corrió a cargo de Diego Zúñiga y la editorial Coliseo Sentosa (coliseosentosa.blogspot.com), y puede adquirirse en Amazon.