EEUU prohíbe el amianto blanco, asociado a 40.000 muertes anuales

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) ha anunciado este lunes una norma que prohíbe el uso, la fabricación y la importación de amianto blanco, parte de una familia de minerales tóxicos asociados a cánceres como el de pulmón, de ovarios y laringe y al mesotelioma, que afecta de forma desmedida a los bomberos. El carcinógeno se usa en partes automovilísticas, para producción de cloro empleado en purificación de agua, en pesticidas, en cemento y en textiles y que se calcula que provoca unas 40.000 muertes al año en EEUU ya estaba vetado en más de 50 países, incluyendo España.

La Agencia de Protección Ambiental cede a presiones industriales y amplia hasta a 12 años los plazos para la entrada en vigor

Michael Regan, administrador de la EPA, ha dicho en una llamada con la prensa que “ha sido un largo camino” hasta conseguir esta prohibición. Esta se intentó por primera vez en 1989 pero dos años después fue bloqueada por un tribunal federal. Y aunque en 2016 se enmendó la Ley de Control de Sustancias Tóxicas para dar renovada autoridad a la EPA, la Administración de Donald Trump frenó los esfuerzos, que se han reactivado bajo la presidencia de Joe Biden.

Algunos elementos de la prohibición empezarán a aplicarse inmediatamente en cuanto la norma entre en vigor, 60 días después de su publicación en el Registro Federal. Otros se irán aplicando de forma gradual, con un plazo de seis meses para quienes importan partes de frenos que contienen amianto blanco y de dos años para quienes usan juntas de amianto. Pero en algunos casos, y en un componente criticado por grupos como la Organización para la Concienciación de Enfermedades de Amianto (ADAO por sus siglas en inglés), establece un plazo de transición de hasta 12 años, muy por encima de la propuesta original que marcó un máximo de dos años.

Resistencia

La mayor resistencia al veto había llegado de gigantes químicos como Olin Corporation pero también de grupos como la Cámara de Comercio y el Consejo Americano de Químicos. Y su argumento es que el veto pondrá en peligro la seguridad del agua en EEUU, pues el sector cloroalcalino usa diafragmas de amianto para producir cloro (lejía) e hidróxido de sodio (sosa cáustica), que se emplean en la desinfección del agua potable y las aguas residuales.

La Administración ha escuchado sus preocupaciones. Según ha explicado en la llamada con la prensa Michal Freedhoff, administradora asistente de la oficina de la EPA encargada de seguridad química y prevención de contaminación, el marco original de dos años “podría haber tenido como consecuencia cierres prolongados de instalaciones que hacen los químicos que necesitamos para purificar el agua potable, por eso se ha dado el tiempo extra para la adaptación de esas instalaciones”. Quedan ocho de ellas en EEUU.

Aún quedan otros tipos de amianto que es legal importar a EEUU aunque las empresas que lo hagan deberán notificar por anticipado a la EPA, que podría negar las operaciones. Y la ADAO urge a que el veto se extienda a los otros cinco tipos de fibra de amianto no afectados por esta norma, cuyos informe de riesgos la EPA no tiene previsto presentar hasta el 1 de diciembre de este año.

En esa valoración se incluirá también el estudio de los talcos con amianto, así como lo que se conoce como el amianto “heredado”, que es el que queda de la era en que el material, resistente al calor, el fuego y la electricidad, se usó desenfrenadamente en construcción, aislamiento de edificios y fabricación de muchos productos.