Migración

Más allá de Lilia: 11 niños fallecen cada semana en el Mediterráneo, el doble que hace un año

Entre enero y junio perdieron la vida 289 niños que habían subido a una patera para intentar alcanzar Europa, según Unicef

Dispositivo policial en Roda de Berà.

Dispositivo policial en Roda de Berà. / EFE

Marc Ferrà

La muerte de niños y niñas en la ruta mediterránea se ha duplicado estos primeros seis meses del año en comparación con 2022. Entre enero y junio perdieron la vida 289 niños que habían subido a una patera para intentar alcanzar Europa, según Unicef. Lo que correspondería 11 niños muertos cada semana. No hace falta viajar hasta Turquía o Italia para ser testimonio de esta violencia. Hace una semana, en una playa de Tarragona, apareció el cuerpo de Lilia, un bebé de 8 meses. Junto a su familia, se encontraba en una patera que naufragó después de salir de Argelia hace cuatro meses rumbo a las Islas Baleares. 

No es la primera vez que llega el cuerpo sin vida de un niño en las playas españolas. Hace un año, apareció en La Manga (Murcia) el cadáver de un niño de 4 años que viajaba en una patera en dirección a Baleares. En lo que llevamos de año, han desaparecido o muerto siete niños y niñas, menores de 10 años, en esta ruta dirección a España. Cinco son de origen sirio y dos argelinos, según confirma el Centro Internacional para la Identificación de Migrantes Desaparecidos (CIPIMD). Además hay 10 adolescentes de entre 11 y 17 años de los que tampoco se sabe nada. Todos ellos iban en alguna de las 13 pateras que han desaparecido en lo que llevamos de 2023. "Hay pocas posibilidad de encontrarlos o que los cadáveres reaparezcan", lamenta Ángeles Colsa, la presidenta de este centro. "Que hayamos encontrado el cuerpo de la niña de ocho meses en la playa de Tarragona ha sido un milagro".

Esta ruta entre el país magrebí y Baleares y la península es una de las más mortíferas, solo por detrás de la ruta canaria. Desde el 2019 ha aumentado el número de personas que salen en patera, también los naufragios: el año pasado murieron o desaparecieron 402 personas, según la OIM (Organización de Naciones Unidas para las Migraciones). En estas pateras se suben mayoritariamente jóvenes, aunque estos últimos meses también han salido familias enteras con niños, como fue el caso de Lilia. La crisis que golpea Argelia y la falta de oportunidades para los más jóvenes los empuja a buscar un futuro más allá de su país. 

Voz de alarma

No podemos seguir ignorando lo que está sucediendo, permanecer en silencio cuando casi 300 niños, un avión completo lleno de niños, están muriendo en las aguas entre Europa y África en solo seis meses”, manifestó Vera Knaus, representante de UNICEF sobre Migración y Desplazamiento, en una rueda de prensa la semana pasada. Según las cifras que presentaron, unos 11.600 niños cruzaron durante los primeros seis meses del año, una cantidad que es también casi el doble que la registrada durante el mismo periodo en 2022.

Uno de los puntos más críticos del Mediterráneo es la ruta central, la que une las costas tunecinas y libias en dirección a Italia. “Es una de las rutas más letales para los niños”, señala este organismo. Además, explican que las cifras podrían ser todavía superiores, porque muchos naufragios “no dejan sobrevivientes o estos no se registran”. Otro factor de riesgo, es que cerca de una cuarta parte de estos niños viajan solos o han sido separados del adulto con el que viajaba durante su ruta migratoria, algo que provoca que sean “especialmente vulnerables”.

En la embarcación que naufragó el 14 de junio frente las costas griegas, con más de 700 personas a bordo, había un centenar de niños que viajaban en la bodega de la embarcación, según confirmó la BBC. Ha sido una de las peores tragedias que se han vivido en esta ruta central. Además, actualmente, se están llevando a cabo rescates a diario frente las costas libias y tunecinas. En estos casos, los más pequeños son los más vulnerables, también se vio en Túnez hace dos semanas, cuando las autoridades del país expulsaron irregularmente a más de 500 migrantes, entre ellos había al menos 29 niños. La policía los dejó entre la frontera tunecina y libia, en una zona desértica sin agua ni alimentos.