El futuro del grupo de mercenarios

Wagner afianza su presencia en Mali tras la salida francesa a pesar del motín fallido contra Putin

"Esta crisis entre Putin y Wagner no tiene por qué afectar a la continuidad en África", defiende Bea Mesa, experta en el Sahel, profesora titular de la Universidad Gaston Berger de Saint-Louis (Senegal) e investigadora de LASPAD

Un hombre ondea una bandera rusa durante una protesta contra Naciones Unidas y Francia en Bamako, el pasado 22 de septiembre.

Un hombre ondea una bandera rusa durante una protesta contra Naciones Unidas y Francia en Bamako, el pasado 22 de septiembre. / EFE

Marc Ferrà

Las botas del grupo Wagner pisan fuerte en Mali. Es uno de los territorios africanos en el que tienen más fuerza y, por ahora, nada apunta que vaya a cambiar. Tampoco tras del reciente intento de golpe de estado que el líder de estos mercenarios protagonizó contra Vladímir Putin. Poco después de esta pugna, el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, manifestó que el grupo paramilitar continará sus operaciones en Mali. Este país lleva más de dos décadas inmerso en una espiral de violencia y los grupos terroristas y criminales controlan gran parte del norte. En los últimos años, el Gobierno maliense ha preferido abrir sus puertas a estos mercenarios rusos para hacer frente a la inseguridad que continuar contando con Francia o Estados Unidos.

"Esta crisis entre Putin y Wagner no tiene por qué afectar a la continuidad en África", defiende Bea Mesa, experta en el Sahel, profesora titular de la Universidad Gaston Berger de Saint-Louis (Senegal) e investigadora de LASPAD. Explica que todavía es pronto para saber los efectos que puedan tener en Mali la crisis entre Wagner y Vladímir Putin pero apunta que un factor clave es que los mercenarios no reciben dinero del Kremlin para sus operaciones en suelo maliense: "Pienso que las operaciones de los Wagner en África no las está pagando Rusia. Indirectamente las está pagando Mali a través de sus recursos locales".

La entrada de este grupo de mercenarios rusos en Mali ha provocado un cambio en el paradigma actual: "De alguna manera arrincona a Francia o la desplaza de un lugar preponderante y Rusia se coloca en un lugar hegemónico". No hay que olvidar que en 2013 el Ejército francés entró en el país, a petición del Gobierno maliense, para conjuntamente frenar el avance de varios grupos armados hacia la capital. Esta intervención, bautizada como Operación Serval, finalizó en julio de 2014. La presencia de la bandera tricolor continuó sobre el terreno en una nueva operación, llamada Barkhane, hasta que en 2022 el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la retirada.

Los casi 10 años de operaciones militares produjeron un desgaste importante en el país, los niveles de inseguridad y la situación socioeconómica no mejoraron y entre la población cada vez había un mayor rechazo hacia el Ejército francés. Mesa define la intervención como un "desastre" porque "ha producido mayor inseguridad". La salida francesa y la llegada de los mercenarios de Wagner se precipitó tras el golpe de Estado capitaneado por militares malienses en 2021. "Hemos visto por primera vez en la historia contemporánea de Mali un golpe de Estado apoyado por el pueblo", explica Mesa. 

Según la experta, en 2020 hubo una importante contestación social contra el anterior gobierno que provocó que los militares se sintieran legitimados para romper con un actor tradicional y clásico como era Francia. El cambio de poder en Bamako aceleró este giró político. "Mali es un estado revolucionario africano por romper con las cadenas del poder tradicionales y porque consideran que tienen reapropiarse de su soberanía, que fue erosionada por una intervención internacional", cuenta Mesa.

En este juego de intereses, Rusia juega con ventaja sobre Francia u otros estados occidentales: no tiene un pasado colonial. Además, la influencia rusa en este país se remonta a la época de los movimientos anticoloniales africanos. Tras su independencia, esta cooperación siguió en marcha, especialmente en materia militar. "Hemos pasado del apoyo a los movimientos de liberación nacional, a la cooperación bilateral militar, a una intervención directa de Rusia a través de sus mercenarios, de los llamados Wagner", defiende Mesa.

Las sombras de Wagner en Mali

"Rusia actúa con toda arbitrariedad, con sus Wagner, sin que se contemplen ningún respeto de los derechos humanos", defiende Mesa. Aunque precisa que "no es que anteriormente lo hayan hecho los cascos azules, que también han cometido atrocidades o incluso los efectivos franceses". Explica que estos mercenarios están atacando a civiles que no tienen nada que ver con la espiral de la violencia, "esto ya lo sabe el pueblo maliense". Esta presencia de los mercenarios y de Rusia está ligada a la extracción de oro y otros recursos naturales. Es uno de sus principales intereses para estar en Mali como también lo ha sido para Francia o EEUU.

"Ahora mismo estamos viviendo una especie de guerra fría en el Sahel, donde los Estados africanos se posicionan en favor de los Estados Unidos junto con aliados como Francia frente a otros estados que prefieren diversificar o simplemente romper un partenariado clásico y unirse a otros socios estratégicos como Rusia", defiende Mesa. Explica que Rusia está presente en el continente africano cada vez de una manera más notable y va a seguir esta dinámica. Algo que ya hemos visto en la República Centroafricana, en Burkina Faso o Libia. 

Por otro lado, aunque Francia y EEUU hayan perdido su influencia en Mali, siguen teniendo peso en la región del Sahel. Este bloque occidental ha transferido todo su poder militar a Níger y también sigue manteniendo alianzas estrechas con Chad, "por esto estamos viendo un Sahel fragmentado que se convierte en un laboratorio del orden internacional donde cada actor se posiciona de una manera o de otra", concluye Mesa.

Suscríbete para seguir leyendo