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Elecciones en Brasil

El lulismo se adueña de las calles de Brasil: "Solo Lula podía conseguir esto"

Miles de personas han invadido el centro de Sao Paulo para celebrar el triunfo del candidato de izquierdas en unas elecciones marcadas por la polarización

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Los seguidores de Lula da Silva celebran su victoria en las elecciones brasileñas Reuters

El ruido ensordecedor de las motos y las bocinas de los coches se ha adueñado este domingo de los alrededores de la avenida Paulista, en el centro de São Paulo, tras la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones en Brasil. Miles de personas, vestidas de rojo y ataviadas con gorras y banderas con el rostro del nuevo presidente electo, han invadido las calles al grito de “olé, olé, olá, Lula, Lula” y haciendo el gesto que más les representa tras un recuento de infarto: la ya emblemática L, dibujada con los dedos índice y pulgar. 

A las puertas del Hotel Intercontinental, donde Lula ha dado su discurso tras conocerse el resultado, decenas de personas esperan impacientes frente a las vallas a que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) aparezca. Entre ellas está Telma Clemente, una jubilada de 64 años, que observa a la multitud más joven desde la segunda fila. “Es un alivio para todos retomar la democracia. He sufrido mucho esta noche, al igual que todos los brasileños de izquierda y progresistas, porque esperábamos una victoria con un margen mayor. Gracias a Dios hemos ganado, solo Lula podía conseguir esto en un país que atraviesa un momento tan crítico”, asegura.

La sensación de alivio es la más predominante entre los asistentes, que reconocen el cansancio psicológico tras una campaña marcada por los insultos, las acusaciones y las noticias falsas. Catarina Paese, una abogada de 25 años, reconoce sentir miedo por el elevado número de personas que han votado al candidato de ultraderecha y actual presidente, Jair Bolsonaro. “Después de todo lo que hemos vivido en estos últimos cuatro años, me siento asustada porque la mitad del país todavía cree que Bolsonaro sigue siendo una opción”, explica.

La marea roja arrasa

La marea roja es cada vez mayor en la principal avenida de la ciudad. La mayoría de los presentes, muchos de ellos jóvenes, cantan proclamas contra el actual presidente rodeados de cerveza y brochetas de carne a la brasa. Unas proclamas solo interrumpidas por los petardos, que retumban en el ambiente cada cinco minutos. Fabiano Camargo, técnico de enfermería de 34 años, asegura sentirse aliviado por la salida de un gobernante que califica de "genocida". "Los pobres y los trabajadores son los que más han sufrido en los últimos cuatro años de Bolsonaro. Ha sido muy estresante porque hemos tenido que defender pautas básicas como el trabajo o el combate al hambre. Ahora tenemos otros cuatro años para borrar la sombra del fascismo en este país".

Las personas que han salido este domingo para celebrar la victoria de Lula son parte de los más de 60 millones de votantes que se han decantado por el expresidente en estas elecciones. En sus casas se han quedado otros 58 millones, que han dado su voto a Bolsonaro y que, esta noche, representan la otra cara de la moneda. Cómo acabar con la división y reconciliar al país es una de las grandes preguntas que se plantean personas como Carlos Módena, un funcionario de 56 años. "Este Gobierno ha dividido al país, ahora espero que Lula consiga unificarlo de nuevo. Es una tarea muy difícil, porque el bolsonarismo va a permanecer, pero creo que solo un líder carismático como él puede conseguirlo".  

Otras personas como Ingrid Mazeto, una fisioterapeuta de 46 años, consideran que la única forma de reconciliar al pueblo brasileño es con la mejora de la economía y de las políticas públicas. "A pesar de que Bolsonaro ha obtenido casi la mitad de los votos, creo que son muy pocos los que efectivamente concuerdan con sus ideas extremas. La mayoría de ellos están ligados a sus planteamientos económicos liberales, en el momento en el que la economía empiece a funcionar esta polarización acabará rápido" afirma Mazeto.

A pocos metros de la avenida Paulista, unos jóvenes pasan por debajo de un balcón con la bandera de Brasil colgada, símbolo del bolsonarismo en estas elecciones. “¡Fuera Bolsonaro!”, grita una de ellas, mirando hacia arriba. Esta vez nadie responde. La mitad del país ha tomado las calles, la otra mitad, guarda silencio.

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