Rodar una película, simular un vuelo o ir de pícnic: el sector de las ‘experiencias’ se reinventa en Canarias

Un centenar de empresas de experiencias nacen en las Islas tras la covid

El deseo de acercarse a la naturaleza y socializar impulsan al sector

Una cata de vinos, un rodaje de una película con amigos, volar en un túnel de viento o hacer paravelismo. Estas son algunas de las experiencias de las empresas colaboradoras del 'marketplace' canario de experiencias

Una cata de vinos, un rodaje de una película con amigos, volar en un túnel de viento o hacer paravelismo. Estas son algunas de las experiencias de las empresas colaboradoras del 'marketplace' canario de experiencias / Isla de Regalos

Clara Morell

Clara Morell

Montar en globo, observar las especies marinas a bordo de un submarino, visitar un viñedo, asistir a clases de pintura, celebrar un pícnic o participar en el rodaje de una película. Estos son algunos de los planes que se pueden realizar en Canarias a través de empresas del sector servicios dedicadas a crear experiencias. La demanda de estas aventuras lleva en alza desde el fin del confinamiento, un momento de aislamiento en el que se incrementó el deseo de los consumidores de reconectar con la naturaleza o de hacer planes que fomenten la socialización. Los emprendedores isleños han sabido aprovechar este filón y más de un centenar de nuevas empresas se dedican a brindar a los turistas y locales todo aquello que necesitan para huir de la monotonía.

«Fuimos valientes al emprender esta aventura en 2020, en un momento de incertidumbre en el que no se movía nada en las Islas», celebra Mar Restrepo, responsable de comunicación de Isla de Regalos, una web que funciona como marketplace, es decir, se encargan del marketing y del proceso de venta mientras que las empresas colaboradoras brindan las experiencias. La plataforma está presente en todo el Archipiélago y se encuentra «en plena expansión» a la Península. Más de un centenar de empresas –la mayoría de nueva creación– ofertan sus experiencias en el cibermercado.

Mucho ha llovido en estos últimos cuatro años. Tanto, que la demanda de experiencias «no ha parado de crecer en todo el mundo». Restrepo confirma que existe mucha competencia en este sector en Canarias pero entiende que es «parte del mercado». «Es normal que cada vez busquemos formas distintas de divertirnos y disfrutar. La covid lo que hizo fue acelerar una tendencia que ya existía, la de aprovechar la vida y hacer regalos que emocionen»

En ese sentido, Restrepo cree que los objetos materiales «pierden cada vez más peso» como regalo porque tienen «un menor impacto sentimental». Algunas de sus experiencias permiten al cliente conectar con un entorno que quizás le es ajeno, como la oportunidad de ver –por un módico precio de nueve euros– el proceso de elaboración de un queso en una granja de cabras y luego catar el producto. «Y todo esto tiene un valor añadido, que es el poder compartirlo en grupo o en pareja. Cuando se regala un objeto no se suele compartir», comenta.

Prácticamente todo puede convertirse en una experiencia

Y... ¿qué es susceptible de convertirse en una experiencia? Lo que para unos puede ser un trabajo, como es precisamente la elaboración de quesos, para otros puede suponer una aventura. Por eso desde Isla de Regalos se decantan por «no poner límites» a sus colaboradores. Ofrecen desde las opciones más clásicas, como días de spa o visitas de degustación, hasta otras completamente únicas, como grabar una canción en un estudio, ser piloto en un simulador de vuelo o convertirse en actor y ser parte del rodaje por un día. «Son nuestros colaboradores quienes registran sus experiencias y determinan los precios y condiciones del servicio. Nosotros les ayudamos a mejorarlas, les damos recomendaciones para que sean más atractivas y hacemos un control de calidad según los comentarios de los clientes», señala Restrepo.

Unos clientes –aquellos que recurren a las experiencias– que tradicionalmente eran turistas. Pero esa dinámica ha cambiado. Restrepo aclara que, si bien es cierto que una gran parte de la clientela son personas que planean viajar a algún lugar y que con antelación tratan de encontrar las mejores actividades que pueden hacer allí, el público local «también tiene peso». A grandes rasgos, los canarios eligen las experiencias «como regalos para sus amigos o familiares, pero también como autorregalo».

Picnics con todo tipo de lujos

Una de las empresas de reciente creación en el sector es Picnic Canary, creada también durante la pandemia por dos amigas afincadas en el Archipiélago: Anna Vashchenko –de origen ucraniano– y Mariia Botsman –de origen ruso–. Vashchenko cuenta cómo la idea surgió de un cuidado almuerzo, con mantelería y decoración incluidas, que organizó en plena naturaleza para sorprender a su pareja: «Su rostro de sorpresa y emoción encendió una chispa en mí. Fue entonces cuando comencé a reflexionar sobre cómo repetir aquel momento podía ser la solución perfecta para quienes buscan regalos románticos pero carecen de tiempo para organizarlos», recuerda. 

Al igual que ocurre con otras experiencias, los picnics que organizan Vashchenko y Botsman suelen ser contratados tanto por turistas como por locales. En el caso de estos últimos, recurren a los almuerzos al aire libre para comunicar noticias importantes –como un embarazo– o para realizar pedidas de matrimonio. Aunque en realidad, el perfil del cliente es muy variado y Vashchenko señala que hay incluso empresas que les eligen para organizar eventos de team building –actividades con las que una compañía busca fomentar la unión de sus trabajadores–. Para lograr que todo salga a pedir de boca, la empresa ofrece servicios de lujo como un chef privado, fotógrafo, ramos de flores o transporte. El precio de esta experiencia varía en función de los servicios contratados pero ronda los 200 euros.

Aparte del deseo de acercarse a la naturaleza tras el aislamiento de la pandemia, las fundadoras de Picnic Canary creen que en el auge de las experiencias frente a lo material también influye la actual tendencia hacia el minimalismo. «Todo lo que hemos vivido ha derivado en una mayor conciencia sobre la importancia del bienestar emocional. Ya no queremos coleccionar objetos sino tener conexiones significativas».

La novelería del canario llega al mundo empresarial. Las Islas tienen un marketplace donde se ofrecen más de un centenar de experiencias de todo tipo para salir de la rutina. La mayoría de estos emprendimientos nacieron por el deseo de disfrutar de la vida en la naturaleza y con amigos tras la pandemia.