Problemas

Las personas con adicción al trabajo crecen influidas por la crisis económica

El temor a perder un empleo, junto a otros factores como la excesiva búsqueda de poder o dinero o un entorno social más débil, puede suponer un desencadenante del problema

Hombres de entre 35 y 50 años son el perfil más usual que sufre la enfermedad

Las personas con adicción al trabajo crecen influidas por la crisis económica.

Las personas con adicción al trabajo crecen influidas por la crisis económica. / / LEVANTE-EMV

Juanma Vázquez

Si uno escucha la palabra ‘adicción’, nuestra mente rápidamente la asocia a elementos como el alcohol, las drogas o el juego. Sin embargo, ese vocablo también esconde entre otros un problema más invisible –y, sobre todo, aparentemente más inofensivo– pero que cada día está afectando a más población, sobre todo cuando contextos complicados como una crisis económica llama a la puerta. Y ese no es otro que el de una adicción al trabajo que, como explica la directora del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas, Consuelo Tomás, está en los últimos tiempos "subiendo".

Detrás de esta situación –que, como explica el secretario de Salud Laboral de CC OO-PV, Jaume Mayor, sigue siendo, pese al alza, un elemento "residual" dentro de unas variables psicosociales en el empleo "que son una de las grandes asignaturas pendientes de trabajar en este país"–, no hay, según afirma la psicóloga clínica, una causa-efecto, sino una combinación de «factores» que nunca se pueden generalizar. Pese a esto, entre ellos, son esos momentos de peor situación económica los que acaban creando un caldo de cultivo más favorable para que esa enfermedad se pueda desarrollar. "Son momentos –como el que sucedió tras la Gran Recesión– en los que somos más vulnerables, porque el trabajo peligra más y las opciones para encontrar un nuevo empleo también son más complicadas", destaca Tomás.

En ese contexto, y para evitar una pérdida del trabajo, algunas personas "no tienen más remedio que hacer más horas aunque no están satisfechos con ello", mientras que en otros casos sí se acepta en un primer momento el dedicar más tiempo al ámbito laboral, aunque luego lo acaban asumiendo y "no pueden dejar de hacerlo porque se sienten intranquilos y culpables", explica al respecto la psicóloga.

Otros factores

Pero este factor externo no es el único elemento que está pudiendo provocar un auge de este tipo de adicción. En él influyen –destaca Tomás– circunstancias tan dispares como "un mundo capitalista con unos objetivos que obligan a dar el 120% de manera habitual"; la existencia de individuos con baja autoestima que "en un mundo materialista" supeditan cuánto valen como personas "al dinero que ganan o el poder que tienen"; entornos sociales "débiles en los que hay déficits en las relaciones con los amigos o la familia" que incluso hacen "no querer llegar a casa" o que empleados que han asumido ciertas responsabilidades de buena manera, luego "no sean capaces de delegar".

Sin embargo, a pesar de que estos posibles factores pueden ser más o menos conocidos, los mismos no son tan fáciles de observar. Lo reconoce así la psicóloga valenciana, que destaca que a diferencia de otras adicciones cuyos efectos perjudiciales se pueden llegar a apreciar a simple vista, en este caso lo que más cuesta "es reconocer el problema porque una persona que trabaja mucho está muy bien valorada", especialmente dentro del propio ámbito laboral. "Y eso dificulta que tanto la familia como el propio afectado se de cuenta", añade.

No obstante, pese a esa buena valoración, Consuelo Tomás destaca que no hay que confundir ese comportamiento adicto con el de una persona muy trabajadora. Generalmente, estos últimos casos "disfrutan" con su trabajo, tienen una "buena productividad", son "respetuosas con la ética y el trato" a sus subordinados y "saben equilibrar todas las áreas de su vida, desconectando por ejemplo en vacaciones".

Sin embargo, en el caso de una persona adicta, "aunque parece que disfruta con el trabajo, lo hace con estrés". Además, en muchos casos, actúan –remarca la experta– "con el ansia del prestigio, del dinero o del poder" y, a veces, tienen también "tratos autoritarios o no amigables con los compañeros". Y, añade, "no disfrutan de las celebraciones, les genera nerviosismo", impactando «negativamente» en otras áreas como la personal o la familiar.

El perfil habitual

Pero, más allá de factores e identificadores, ¿existe un perfil social que suela padecer más este tipo de adicciones? Aunque Tomás enfatiza que no se puede generalizar, los casos más habituales que ve suelen ser los de personas de entre 35 y 50 años, siendo "algo muy significativo que la mayoría son hombres". En cuanto a su cargo o profesión, muchos son "directivos" o "autónomos, especialmente en profesiones liberales". Para Mayor, sin embargo, no se puede englobar a ambos en la mismo categoría.

Según su visión, mientras en el caso de los altos cargos sí se puede producir esa adicción con la meta de tener mayor poder o ingresos, en el caso de los trabajadores por cuenta propia –o de aquellos asalariados a los que la empresa exige más– este experto sindical no utilizaría ese término porque suele ser una situación "provocada" por el contexto laboral que sufren los trabajadores o directamente entronca con "una necesidad de subsistencia". "Son diferentes casos", concluye.

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