Crece la población pero envejece y se reduce la mano de obra disponible

Las Islas suman un 8% más de habitantes y pierden el 1,5% de trabajadores en diez años

La merma de efectivos alimenta los problemas para cubrir vacantes

Una guagua de transporte urbano circula por las calles de Santa Cruz de Tenerife.

Una guagua de transporte urbano circula por las calles de Santa Cruz de Tenerife. / Carsten W. Lauritsen

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

El aumento de la población tiene mucho más que ver con el incremento de la esperanza de vida que con la natalidad. Por eso, mientras el número de ciudadanos ha crecido un 8% durante la última década –en términos de Encuesta de Población Activa (EPA)– el porcentaje de activos –ocupados más parados– de entre 25 y 55 años ha caído un 1,5%. El fenómeno, llamado agujero demográfico, explica en parte las dificultades que algunos sectores tienen para cubrir sus ofertas de empleo.

El transporte ha dado la voz de alarma y trabaja ya en soluciones. Las Islas necesitan entre 500 y 600 profesionales del volante para garantizar en el corto plazo la distribución de las mercancías y la movilidad de escolares, residentes y turistas. Si bien en este caso es la obtención de los preceptivos permisos de conducción el principal obstáculo a superar, lo cierto es que en el grupo común de quienes trabajan o aspiran a lograrlo hay menos integrantes que en el pasado reciente.

La menor edad media de la población de las Islas ralentiza la aparición de los problemas

Ya en 2011, en pleno crac económico del mundo desarrollado y cuando a España aún le faltaba por encajar el golpe que supuso la crisis de deuda soberana, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, ya advertía de que cuando llegara la recuperación iba a emerger un agujero demográfico de gran dimensión.

Al Archipiélago también ha llegado, si bien con menos intensidad por contar con una estructura poblacional que aventaja en juventud a la estatal. La media de edad en las Islas es de 43,68 años y en España, de 44,07.  

7,47 años más

Una diferencia de cuatro décimas que en cualquier caso no da idea de la rapidez con que se desarrolla el envejecimiento. Sí lo hace la comparación con lo que ocurría al arrancar el siglo en el propio Archipiélago. En el año 2000, la media de edad se situaba en los 36,21 años. Es decir, antes de consumirse el primer cuarto del XXI, se ha elevado casi siete años y medio (7,47), un 20,6%.

La traslación de esta situación al mercado laboral es la mencionada merma de trabajadores. En los últimos diez años, las Islas han ganado 169.600 habitantes (8%) y, sin embargo, cuentan con 13.700 activos menos (-1,5%) de entre 25 y 55 años. ¿Por qué tomar ese segmento de edad? Porque es el que integra la población que ya tiene un currículo laboral asentado –con altibajos o no– y todavía no tiene tan cerca el retiro como para pensar en, por ejemplo, una jubilación anticipada.

En diez años, las Islas han ganado 169.600 habitantes pero tienen 13.700 activos menos de entre 25 y 55 años

En el mismo periodo 2013-2023, la población del conjunto del país ha aumentado en 1,10 millones, mientras que los activos en el tramo de referencia (25-55 años) son 1,39 millones menos. La caída que refleja esta última variable es del 7,5%, seis puntos superior a la canaria.

Un informe de The Adecco Group Institute alertó el pasado jueves de que la mitad de las vacantes en el sector del transporte del Archipiélago quedaban desiertas. Ese porcentaje es el que la patronal del sector –Federación de Empresas de Transporte de Canarias (FET)– traduce en el más de medio millar de trabajadores que se necesitan para barrer los problemas y dejar el horizonte totalmente despejado.

Indicador de Confianza Empresarial

No es la primera ocasión en que, dentro de este mismo año, la situación ocupa un espacio importante en el debate político y económico. En febrero, el Indicador de Confianza Empresarial sumaba la hostelería al transporte y calculaba en cuatro de cada diez los puestos vacantes con visos de no completarse o, al menos, no sin un grado de dificultad desconocido hasta antes de la pandemia.

Los cálculos de la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostats) sitúan en el año 2041 el pico máximo de población en la eurozona. Habrá entonces 355 millones de habitantes, con protagonismo especial de los que integran los tramos de edad más elevados. Eso afectará de manera intensa a las arcas públicas, por el pago de pensiones y el aumento del gasto sanitario y sociosanitario.

A partir de ese momento, siempre según Eurostats, la curva de población comenzará a decrecer y en el año 2100 se esperan 16 millones de europeos menos. La población activa caerá un 20%, de los 221 millones de trabajadores en 2022 a 180 millones en 2100.

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