Los canarios rescatan sus ahorros para hacer frente al temor a otra crisis

Los depósitos de las familias y empresas canarias se incrementaron en 685 millones de euros durante el segundo trimestre del año, según el Boletín Estadístico del Banco de España correspondiente al mes de septiembre. Ese crecimiento, en términos relativos, fue del 2,07%, lo que mejora en medio punto el registrado en el conjunto del Estado (1,51%). No es un espejismo. La previsión de tiempos difíciles para las economías domésticas está detrás de este aumento de la liquidez en las oficinas bancarias. Los ciudadanos prefieren tener su dinero a mano antes que invertido en productos financieros por más que estos les reporten una rentabilidad mayor.

España cerró el mes de junio con más de un billón de euros (1,35) depositados en los bancos por el sector privado; 33.765 millones en Canarias, el 2,4% del total. El alza generalizada contrasta, solo en apariencia, con las mayores dificultades que tienen los hogares para llegar a fin de mes. Al terminar agosto, la inflación era en el Archipiélago del 9,5%.

En el horizonte están, además, las revisiones de las hipotecas que se producirán durante los próximos meses. El Banco Central Europeo dio por finalizada en julio su política de expansión monetaria e inició un proceso de subida de tipos, precisamente para atajar el crecimiento de los precios mediante la retirada de liquidez de los mercados.

«Cuando vienen mal dadas, se producen desinversiones para ganar liquidez»

Juan José Hernández

— Secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife

Todas aquellas familias que formalizaran un préstamo con interés variable para la adquisición de su vivienda tendrán que pagar más cada mes. Dependiendo de las condiciones del crédito, del capital que ya hayan amortizado y del tiempo que reste para devolverlo será menor o mayor, pero siempre superior a la presente.

«Cuando vienen mal dadas, se producen desinversiones para ganar liquidez», subraya el secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, Juan José Hernández. Desde que la inflación comenzó a arrojar datos desconocidos en los últimos 30 años, comenzó el «rescate del dinero invertido en planes de pensiones o depósitos a plazo», cita como ejemplos Hernández.

Tras el auge del ahorro

El crecimiento de los ahorros que propició la pandemia de coronavirus se ha visto erosionado desde que la maquinaria económica mundial mostró las heridas que esa misma caída de la actividad le provocó. Problemas logísticos y productivos provocaron la rápida escalada del precio de algunas materias primas y afloraron grandes dificultades para su distribución. El IPC comenzó a acumular subidas continuas, los salarios no crecieron en igual medida y las familias ven caer sus rentas.

Y ya no es solo que se eleven las sumas colocadas en cuentas corrientes por los canarios. Otra parte del ahorro invertido tiene por destino el propio domicilio, porque cuando los nubarrones se presentan en el horizonte económico, como es el caso, traen de la mano el temor a situaciones indeseadas como posibles «embargos. Aumenta el número de quienes optan por la economía de guerra, lo cual no es muy óptimo», explica Juan José Hernández.

El enfriamiento de la economía traerá un ajuste de la producción y otro posterior del empleo

El poder adquisitivo de los ciudadanos es cada vez menor, la capacidad de ahorro se esfuma y ahora solo queda saber en qué medida contribuirá la tradicional receta de la subida de tipos a la consecución del objetivo de llevar la inflación al 2,5% en 2024. «Lo veo muy lejos», sostiene el secretario técnico del Colegio de Economistas tinerfeño. Sobre todo porque ese modo de operar de los reguladores funciona cuando el proceso inflacionista viene dado por una desaforada demanda, «pero no es el caso», sino que son los precios de la energía, escasamente controlables en origen y menos con Rusia al mando de la llave del gas, los que provocan que el IPC vaya al galope.

No obstante, enfriar la economía sí contribuirá en parte a frenar la inflación. «Quien iba a adquirir una casa o un coche se lo pensará», afirma Juan José Hernández. Incluso, el economista apunta si no contribuyen a ello los debates en torno a la posibilidad de enquistamiento y expansión del conflicto ruso-ucranio que copan los medios de comunicación.

El secretario técnico recuerda que frenar la demanda significa ajustar la producción y el empleo. «Mala medicina», sostiene, que será peor cuando en 2024 se termine la permisividad de Bruselas con el déficit público.

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