La fiebre por la compra de viviendas ha disparado las ventas de inmuebles a nivel nacional. El pasado mes de junio el número de operaciones registradas en todo el país recordó a las que se realizaban durante los años previos al estallido de la burbuja. Un boom inmobiliario del que Canarias se ha quedado fuera, ya que a pesar de que las ventas en el arranque de este verano se duplicaron respecto a las de 2020, –cuando el mercado estaba muy mermado al encontrarse España en plena desescalada tras el confinamiento–, están muy alejadas de las de 2019 y todavía más distantes de las que se registraban en el Archipiélago antes de la crisis financiera de 2008. ¿El motivo? Los estragos que la pandemia ha ocasionado en las Islas son mucho mayores que los de otras zonas de España, así como la falta de nuevas promociones inmobiliarias que tiren de la oferta.

En Canarias se cerraron el pasado junio 1.113 operaciones, un 103% más que hace un año, según las estadísticas del Consejo General del Notariado, que recogen todas las operaciones que se firman ante notario. Unas cifras que evidencian que las compraventas se duplicaron en las Islas en el sexto mes del año y que el crecimiento incluso superó al registrado a nivel nacional, que se situó en el 71%. En todo el país se cerraron 64.877 operaciones, una cifra muy alta, ya que para encontrarse con una superior hay que remontarse hasta septiembre del año 2007.

 Sin embargo, el propio órgano notarial explica que estos fuertes incrementos se deben al escaso número que se realizaron en 2020 y que, por tanto, para analizar el estado de salud del mercado inmobiliario se deben comparar las cifras con las que se obtuvieron en 2019. Es ahí donde la situación se invierte y mientras a nivel nacional los datos están un 49% por encima de los registrados antes de la pandemia, en Canarias todavía continúan un 33,5% por debajo.

Los estragos económicos de la covid y la falta de obra nueva lastran las ventas canarias

Que el dinamismo del mercado inmobiliario en las Islas no haya podido alcanzar al del sector a nivel nacional no debería sorprender a nadie si se tienen en cuenta que el Archipiélago ha sido una de las comunidades más afectadas por las consecuencias de la pandemia. Con su principal actividad económica paralizada, el turismo, y la incertidumbre de lo que podrá ocurrir de ahora en adelante muchos deben pensárselo dos veces antes de lanzarse a la caza de su vivienda. Más de 254.000 personas están desempleadas en el Archipiélago, mientras que el número de trabajadores afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) está todavía cerca de los 50.000, lo que supone que más de 300.000 canarios tienen una difícil situación económica, que no es el mejor aliciente para comprar.

Además, aquellos que estén interesados en adquirir una propiedad residencial se encuentran con otro freno, la necesidad de tener ahorrado entre un 20 y un 30% del precio total de la vivienda, algo que debido a las consecuencias económicas que ha traído la crisis está todavía muy lejos para muchos. «Hay mucha gente que quiere comprar y las hipotecas están en su mejor momento para solicitarlas, pero en Canarias a muchos les cuesta llegar a fin de mes y mucho más ahorrar», expone Vanesa Rubio, presidenta de la Asociación Canaria de Empresas de Gestión Inmobiliaria (Acegi).

La crisis ha reducido los compradores extranjeros muy importantes para el mercado en las Islas

El mercado del Archipiélago ha perdido también a miles de potenciales clientes, los extranjeros, que cada año representaban un porcentaje importante de los compradores que adquirían una propiedad en las Islas y que han llegado a suponer más del 40% del total. Sin embargo, el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad puestas en práctica para hacer frente al avance del virus, así como los confinamientos decretados sobre todo durante los primeros meses del año en muchos países europeos, han dificultado este tipo de intercambios. La compra de inmuebles por parte de ciudadanos que no eran españoles descendió un 20,8% en el segundo semestre de 2020, el último periodo para el que hay cifras disponibles, pero es difícil que haya logrado recuperarse en el primer semestre de este año debido a las medidas para contener el virus y sus efectos en la economía.

Isidro Martín, delegado de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios en Canarias (Apei), recuerda que el Archipiélago no pasaba una buena racha en la compraventa de viviendas antes de la irrupción de la pandemia. «Se estaba vendiendo pero se había frenado», recalca, algo que también puede incidir en la situación actual.

Martín también pone el foco en la falta de nuevas promociones de viviendas en Canarias, donde la construcción de inmuebles lleva años paralizada. «Hay mucha demanda y poca oferta», evidencia e insiste en que esto hace que el volumen de propiedades se acorte. «Si hubiera promociones en el centro de la ciudad se venderían de la noche a la mañana», aclara y la construcción de nuevos activos inmobiliarios ayudaría también a ajustar el precio de la vivienda de segunda mano, algo elevado por la escasez de oferta.

Sin embargo, la construcción de nuevas promociones se enfrenta ahora a un nuevo problema: la escasez y el alto coste de materiales muy utilizados como el hierro o el acero. El precio de algunos de ellos se han duplicado en tan solo un año y esta escalada podría afectar al precio final de las viviendas a estrenar.

A pesar de las dificultades, y tal y como demuestran los datos, el mercado inmobiliario se está reactivando también en Canarias tras los peor de la pandemia. Martín explica que actualmente está espoleado por pequeños inversionistas que han decidido transformar sus ahorros en activos inmobiliarios, por grandes empresas que cuentan con fondos suficientes para adquirir viviendas, así como por la necesidad de muchos de cambiar su residencia desde las áreas metropolitanas hacia las medianías o zonas rurales tras el shock que supuso el confinamiento el año pasado. Todos ellos incentivados por el ajuste que se ha producido en los precios.

«Es difícil hacer previsiones» señala Vanesa Rubio, que insiste en que es cierto que «se nota dinamismo» en el sector y que por ahora «se mantiene», pero para el que todavía existe mucha incertidumbres para que pueda dar el despegue definitivo.