La grandeza de lo pequeño

‘Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea’, comisariada por la diseñadora canaria de joyas Helena Rohner para el Museo del Traje, recorre cuatro siglos de la evolución creativa de este gremio en España

La grandeza de lo pequeño

La grandeza de lo pequeño / ED

El Museo del Traje salda una cuenta pendiente. La exposición Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea, comisariada por la diseñadora canaria de joyas Helena Rohner, pone en valor la rica tradición creativa española en este sector a través de 200 piezas que abarcan desde el siglo XVII hasta la actualidad. «Me siento satisfecha por la respuesta de quienes visitan la muestra, que está siendo muy buena, pero, sobre todo, porque se reconoce por fin en nuestro país a un gremio cuyos trabajos y propuestas encuentran fuera un mayor reconocimiento que en España», cuenta esta profesional grancanaria, galardonada en 2015 con la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes.

Desde siempre, los seres humanos han encontrado la manera de vincularse emocionalmente a esas pequeñas piezas que, llevadas sobre el cuerpo o la ropa, adquieren la capacidad de transmitir todo tipo de afectos. La posibilidad de adornarnos, de distinguirnos, de enfrentarnos o protegernos a través de distintos objetos cargan las joyas de percepciones individuales como esculturas íntimas las cuales incorporamos a nuestro físico y nuestra identidad a través de un proceso en el que participan sentimientos, creencias, conocimientos y experiencias.

«Si yo fuera una mujer, llevaría el mismo vestido durante un mes y sólo me cambiaría el sombrero y los guantes. Puede que también los zapatos. Aunque en realidad son las joyas las que modifican un atuendo», dice sobre la importancia de la joyería Manolo Blahnik, una reflexión del palmero que, sin embargo, dista bastante de la escasa consideración con la cual, por lo general, se acerca a la creación joyera la mayor parte de la población, en especial en España, donde a la idea de que el valor de una pieza radica en los materiales empleados para su fabricación se le añaden ciertas dosis de menosprecio a la hora de reconocer la valía de los profesionales vinculados a esta actividad. El tamaño, por muy cutre que suene, sí importa.

«En lo que concierne a la joyería y la importancia popular que se le da a las piezas, sobre todo en el siglo XX, tiene mucho que ver el valor del material con el que se elabora mientras el joyero contemporáneo, que es más creador y mas artista, no tiene en cuenta ese peso; le preocupa más bien el del uso, la relación con el momento social que le ha tocado vivir... Eso es lo que lo conecta con la joyería tradicional y las piezas antiguas de nuestra muestra: está más unidas a la experiencia de ritos, de historias heredadas... Por eso era fundamental estudiar todo el sector en España para hacer este retrato», dice Helena Rohner.

Sin ser el más importante, ese es uno de los objetivos que el Museo del Traje buscaba revertir con Escultura Tímida. Y nada mejor que contar para esta exposición con piezas cedidas por 70 creadores contemporáneos de España cuyas joyas conviven en la muestra junto a, entre otras aportaciones, varias procedentes de los fondos de la institución madrileña, donde se conservan alrededor de 9.000 alhajas antiguas de las cuales en su colección permanente se exhiben tan sólo dos.

«Esa fue otra de las razones que me motivaron a participar en esta exposición: me daba pena que muchas de las piezas antiguas estuvieran guardadas y no se mostrasen», admite Helena Rohner.

La grancanaria, finalista por su trayectoria al Premio Nacional de Moda además de empresaria cuyas joyas se comercializan con éxito en varios países europeos y son, asimismo, objeto de deseo entre las exquisitas fashionistas de Japón, tuvo claro desde un primer momento que con Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea quería evitar, asimismo, la mera presentación cronológica de las piezas finalmente seleccionadas junto a Concha Herranz, conservadora de la colección de joyas del Museo del Traje y también comisaria de la exposición. «Sin ella habría sido imposible que viese la luz este proyecto», confiesa Rohner en una conversación telefónica desde París, donde ultima los detalles para el inicio de la comercialización de su nueva colección.

Ambas comisarias coincidían en su deseo de apostar por una reflexión sobre qué es la joyería moderna, dónde hunde sus raíces y cuál es su trascendencia dentro del término más amplio del concepto moda.

Las piezas tradicionales dialogan con las creaciones de representativos artistas de joyería de los últimos 50 años en España de la talla de Joaquín Berao, Chus Burés, Chelo Sastre, Andrés Gallardo, Enric Majoral, Luisa del Valle, Vicente Gracia, Suma Cruz o la misma Helena Rohner, por sólo citar algunas, a través de elementos en común que revitalizan la pervivencia de la creatividad como nexo que une ambas formas de hacer y plantear el diseño de estos accesorios. «Todos son muy dispares y diferentes», dice sobre estos miembros de la realeza patria en la creación joyera.

Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea se nutre también de los préstamos del Disseny Hub de Barcelona, el Museo de Artes Decorativas de Madrid y prestadores particulares.

El proyecto se comenzó a fraguar antes de la pandemia de la Covid 19, en 2020, «y después se retrasó porque en el Museo tuvieron que solucionar unos problemas arquitectónicos del propio edificio» , rememora Helena.

Definitivamente fue en 2023 cuando se retomó la idea de la exposición y de que fuera la propia grancanaria —«alguien ajeno a la institución», cuenta Rohner que le insistía Helena López de Hierro, directora del Museo del Traje— quien se hiciera cargo de la exposición. «Durante la primavera del año pasado», prosigue, «empezamos a elegir las joyas» que se incluirían en Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea, un proceso ese que la diseñadora tilda de «bastante engorroso» porque algunas «no pudimos verlas en vivo y las conocimos por fotos, fotocopias y documentos».

El paso siguiente fue comenzar a recibir las obras en Madrid, que llegaron desde distintos puntos de España a partir de octubre. «A continuación había que empezar a ordenarlas y decidir cómo queríamos presentarlas», sigue comentando la diseñadora quien destaca el trabajo desarrollado por Marta Muñoz, «que es la arquitecto responsable de toda la museografía y, al menos desde mi punto de vista, es el tercer bastión de todo esto; si no aciertas en cómo lo presentas y expones no hay nada», reconoce la creadora de las Islas, que añade: «es un trabajo el de la museografía del que no se habla y yo, en el caso de Marta para Escultura Tímida, creo que es digno de mencionar. Me quito el sombrero ante su trabajo», dice con generosidad no sin antes recordar «los inconvenientes» del equipo de conservadores del Museo del Traje «a la manera en la que se iban a presentar las joyas».

Así, solucionadas las dificultades, se aceptó el diseño de Marta Muñoz y el planteamiento de Helena Rohner y Concha Herranz de exhibir a lo largo de 19 vitrinas las 200 piezas.

Es en esos cubículos de cristal donde realmente se produce ese diálogo mágico que envuelve los tres siglos de arte, tradición y diseño de Escultura Tímida. Diálogo entre la joyería tradicional y la contemporánea.

Alejándose de la simple exhibición cronológica, la exposición madrileña se basa en conceptos como drama, auro, ventura o, entre otros, vegetal, que reúne diseños elaborados con materiales naturales como conchas, una mano de tejón y, entre otros, cáscara de huevo; «auro se centra en el poder del oro y ventura, por su parte, en la fuerza del coral y la buena suerte», detalla la comisaria grancanaria que concluye destacando la inesperada sorpresa que el público asistente a esta exhibición temporal del Museo del Traje siente al visitarla. «No saben cuáles son las piezas antiguas y cuáles son las modernas».

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