CD Tenerife

El CD Tenerife vuelve al escenario donde cambió su historia en 1990: alineaciones, goleador y testimonios de la inolvidable promoción de Riazor

Un gol de Eduardo Ramos certificó la permanencia de los blanquiazules al cierre de una temporada agónica pero crucial

Eduardo Ramos celebra el gol de Riazor.

Eduardo Ramos celebra el gol de Riazor. / CD Tenerife

Manoj Daswani

Manoj Daswani

El partido que cambió la historia. El cruce copero de este miércoles contra el Deportivo de La Coruña (Riazor, 11:00 horas) devuelve al CD Tenerife a uno de los escenarios fetiche de su centenaria historia. Ocurrió hace más de 30 años en una tarde de un domingo del mes de junio. Fue en el marco de una promoción de las que ya no se estilan –a ida y vuelta– entre un equipo que ya estaba en Primera y otro que pugnaba por aterrizar en ella.

El que defendía la permanencia en la máxima categoría era el Tenerife y el que empujaba por subir era el Dépor, a quien dirigía un técnico ya veterano entonces (Arsenio Iglesias) y que desconocía aún que iba a escribir con letras gigantes su nombre en la historia del fútbol nacional.

Al representativo lo dirigía Xabier Azkargorta, quien recuerda que en Riazor habían preparado una extraordinaria encerrona a los suyos. Desde impedirles el descanso la noche antes a recibir con una estruendosa pitada a Manolo Hierro, mariscal de la defensa insular.

El Tenerife jugó de rojo. Nadie le daba por favorito después del decepcionante resultado de la ida (0-0 en el Heliodoro) y con el recuerdo reciente del temporadón que había firmado el Dépor en Segunda A, que así la llamaban. La trayectoria decreciente de los isleños en liga invitaba al desánimo y la sombra del descenso se ceñía sobre el proyecto que comandaría Javier Pérez. Entonces, surgió un héroe inesperado.

Nadie podía creerse cuando apenas se había cumplido el minuto diez que un tinerfeño de nombre Eduardo Ramos iba a marcar el gol que haría posible el giro de la historia. Fue la secuencia en la que cambió todo. El Tenerife se aferró con todas sus fuerzas a la categoría de oro -bendita promoción- y desde los despachos más altos del callejón del Combate (por entonces la sede social del club chicharrero) empezó a edificarse el proyecto más ambicioso, brillante y glorioso de la vida blanquiazul. Recuerda Azkargorta que fue entonces cuando fue posible que viniesen los Redondo, Dertycia, y muchos más. «Nada habría sido posible sin ganar en Riazor», evoca el sabio técnico vasco. En La Coruña empezó a todo. Y a La Coruña vuelve hoy el Tenerife para escribir otro episodio, esta vez copero, en un estadio que solo trae recuerdos felices.

Alineaciones

Para los libros de historia quedaron las alineaciones que dibujaron el brujo de Arteixo y Azkargorta para aquel partido que permitió resistir al Tenerife en Primera. El preparador local eligió a Fernando como portero; Cayetano, Sredojevic, Martín Lasarte, Bilbao, José Ramón, Antonio, Aspiazu, Fran, Gil y Stojanov. También jugaron Francés y Hevia.

Por su parte, Azkargorta sorprendió con la siguiente alineación: Belza, Ferrer, Manolo Hierro, Francis, Luis Delgado, Toño, Isidro, Víctor, Eduardo, Rommel y Quique Estebaranz. El técnico vasco dejaba en el banco al brasileño Guina y al leonés Felipe Miñámbres, quien participó de lpartido durante los últimos minutos. do.Las crónicas publicadas al día siguiente reflejaron que no fue un gran partido de fútbol, pero sí un extraordinario ejercicio defensivo el que firmó el Tenerife para dejar a cero el portal deBelza.

«La Coruña estaba toda engalanada, convencida de que iban a subir. La gente estaba muy de uñas con el Tenerife y especialmente con Manolo Hierro,porque junto a su hermano había tenido un incidente con la afición de Riazor cuando estaban en el Dépor. Es ahí donde nosotros decidimos jugar nuestras bazas. Pusimos de capitán a Manolo, le hicimos bajar solo al césped... Hubo toda una parafernalia y una estrategia para que la gente se cansara de Hierro antes incluso de empezar. Yen un centro de Ferrer, llegó el gol. Fue un momento único», recuerda Azkargorta.

Así lo vivió Azkargorta

En conversación con EL DÍA, el entrenador de aquel partido celebra que la directiva apostase por su oficio y serenidad. «Yo creo que era un momento de mucho volcán y además se nosdio un problema importante, porque la Liga en Primera acababa 15 días antes que en Segunda. Ello suponía un importante desequilibrio en relación con el Deportivo en la disputa de la promoción. Nos quedábamos dos semanas sin competir y optamos por ir a Estella, sitio que conocía bien por haber ido con el Sevilla. Además, jugamos un partido amistoso en mi pueblo, en Azpeitia, contra el Lagun Onak. Son episodios olvidados de la preparación tan minuciosa y al detalle que hicimos», afirma el míster, quien subraya que el Dépor tenía un equipo potente. «Imagínate, que tenían aMartín Lasarte, internacional con Chile».