El día más feliz de Jorge Padilla

Cambio de tendencia. Por primera vez en muchos años, las cesiones de los futbolistas del Tenerife a destinos de la Península han traído consigo experiencias positivas y en algunos casos incluso «una felicidad inolvidable». Quien utiliza estos términos es Jorge Padilla Soler (Puerto del Rosario, 1999), jugador blanquiazul cedido esta temporada al Racing de Ferrol. Nadie podía presagiar cuando se decantó por este club en verano que sería el que subiría por la vía rápida en su grupo de Primera RFEF.

Quince años después, el histórico club de A Malata regresa al fútbol profesional y lo hace con Jorge entre sus protagonistas. El sábado, el desenlace fue tan emocionante como justo. El cuadro verde necesitaba la victoria contra el filial del Celta, que se jugaba su presencia en la fase de ascenso. Y los goles llegaron al final, pero llegaron. Padilla, casi sin minutos en la primera vuelta del campeonato, se ha convertido en el revulsivo favorito por parte de su entrenador, que le ha elogiado en numerosas ocasiones y que, además, le querría en su proyecto 2023/24.

Al menos en principio, que Jorge se quede en Ferrol no será posible. El Tenerife ya le ha confirmado entre los canteranos que comenzarán la pretemporada blanquiazul con el primer equipo (el próximo 5 de julio) y su propósito es el de volver para demostrar que ha crecido y progresado. «Es lo más grande que me ha pasado», relata a EL DÍA cuando aún está reciente la experiencia «increíble» del sábado».

«Nadie confiaba en nosotros», recuerda el de Fuerteventura. «Yo lo dije en enero que teníamos un equipazo y que creía en nosotros», añade el canterano tinerfeñista, quien agradece «todas las muestras de cariño recibidas» desde la Isla y desde el propio club. Según cuenta, ha sido el consejero Juan Guerrero el que ha estado pendiente de él en todo momento y el que le deseó «la mayor de las suertes» en el partido decisivo. «Se lo dedico a mi familia, a mis amigos Aythami y Congiu; y sobre todo a aquella gente que estuvo conmigo y creyó en mí cuando no jugaba», sentencia.

Padilla acabará esta singladura en Ferrol con «el subidón» de participar de los fastos por el histórico ascenso y con más de 300 minutos de relevancia en la mochila. Unos dígitos que no podía imaginarse cuando estuvo apartado y casi en el ostracismo absoluto durante muchas jornadas. «Trabajé para darle la vuelta a la situación», afirma Jorge, que fue aclamado por los aficionados que llenaron el sábado las gradas de A Malata para animar a sus futbolistas, convertidos a la postre en héroes. «Aquí había muchas ganas de subir; lo llevamos peleando todo el año y lo hemos conseguido», subraya.

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