«Desde niño siempre tuve la ilusión de jugar en el Tenerife». Esta es una de las frases que compartió Dani Hernández en una de tantas entrevistas que concedió desde su fichaje por el club blanquiazul en el mercado de enero de 2015. Seis años y medio después, puede decir que logró cumplir ese sueño. Y no de manera puntual, sino para ser titular en 216 partidos oficiales a lo largo de ocho temporadas. Al término de la última, la de la final de la promoción de ascenso ante el Girona, se extinguió su contrato. A diferencia de lo que ocurrió con los otros dos capitanes de la plantilla, Aitor Sanz y Carlos Ruiz, el club no anunció su continuidad en el equipo. Convertido en exjugador blanquiazul desde el pasado 30 de junio, Dani ofrecerá este miércoles una rueda de prensa (12:30 horas, canal de YouTube del Tenerife) para hacer balance del pasado y hablar sobre sus planes de futuro.

Nacido en Caracas el 21 de octubre de 1985 y residente en la Isla desde niño, Dani quiso ser delantero, pero como «era un desastre», probó suerte en el otro extremo del campo; y no lo fue nada mal. Entró en la cadena de filiales de la entidad blanquiazul y fue progresando hasta quedarse cerca del último nivel. Siendo juvenil, se trasladó a Madrid para estudiar Educación Física y ahí continuó su carrera –inicialmente cedido– en equipos como el Rayo Majadahonda, Real Madrid C, Rayo B, Real Jaén, Huesca, Mestalla, Murcia o Real Valladolid. Incluso tuvo la oportunidad de vivir una corta etapa en el extranjero, en Grecia. Siempre, con la esperanza de volver a casa para debutar como guardameta profesional en el Tenerife. Esa aspiración dejó de serlo en la ventana de fichajes de invierno de 2015. Con Quique Medina en la dirección deportiva y Álvaro Cervera en el banquillo, el club encontró en Dani al portero ideal:canterano, con experiencia, en el punto justo de madurez y deseoso de reencontrarse con sus raíces.

Las piezas encajaron tan bien, que Hernández completó cuatro campañas y media siendo el arquero titular del Tenerife. Con Cervera, con Raúl Agné, con José Luis Martí, con Joseba Etxeberría, con José Luis Oltra. Dani jugaba con todos los entrenadores. En ese tránsito sufrió, entre otras cosas, la decepción de la derrota en la promoción de ascenso a Primera División de 2017 ante el Getafe. En las buenas y en las malas, ahí estaba Hernández como garantía.

Pero su protagonismo bajó a partir del verano de 2019. López Garai se decantó por el recién llegado Adrián Ortolá y el técnico sustituto, Rubén Baraja, le dio continuidad en esa temporada, la 19/20.En la posterior, la situación no cambió de entrada para Dani, pero el relevo de Ramis por Fran Fernández y una lesión de Ortolá, hicieron que pasara a un primer plano, como en los viejos tiempos.

Así, cumpliendo una Liga tras otra, Dani se plantó en la pretemporada de 2021 recibiendo a una nueva competencia, Juan Soriano, el compañero elegido por Ramis para iniciar la Liga en Fuenlabrada y el dueño del puesto hasta el final, salvo en las dos eliminatorias de la Copa del Rey (Ibiza y Eibar) y en el encuentro de la antepenúltima jornada de Liga, en el que el sevillano faltó por la acumulación de cinco tarjetas amarillas. Esa tarde, la del pasado 15 de mayo (0-2 con el Málaga). Dani jugó por última vez un partido con el Tenerife. Hacía tiempo que había cumplido su sueño de niño.