A pocas horas de un momento histórico para el Tenerife, pase lo que pase en el partido de hoy contra el Girona, Miguel Concepción desprende optimismo. Al presidente le sobran los motivos para pensar que el equipo recibirá el justo premio del ascenso.


¿Cómo ha vivido la semana que terminará con el partido de vuelta de la final de la promoción de ascenso a Primera División?

Ha sido un poco ajetreada, en el sentido de que en el club también hemos estado con asuntos importantes de la celebración del centenario. Si a todo eso le sumamos la preparación de la gran final del playoff, diría que ha sido una semana bastante excitante. Pero, ante todo, lo importante es que estamos muy ilusionados y con ganas de que llegue la hora del partido. Estamos donde a muchos les gustaría estar.

¿Se ha detenido a pensar en todo lo que ha recorrido el equipo para llegar a este momento?

La verdad es que ha sido un camino tortuoso, porque el fútbol es así, todo se mueve por resultados y no siempre te favorecen. No hay que olvidar que el contrario también juega. Pero llegar hasta aquí, a un partido que vale un ascenso a Primera, ha sido la coronación de una temporada que nos sitúa a las puertas de la gran final, con la ilusión de ponerle el broche al año del centenario. Está a nuestro alcance.

Tiene la experiencia de los ascensos de 2009 a Primera y de 2013 a Segunda División. ¿Le sirve para templar los nervios?

Tienes inquietud. Nervios no siento, porque creo que tampoco son una buena compañía en ninguna circunstancia. Pero la inquietud sí se nota. Debo reconocer que me considero una persona muy optimista. Siempre lo he sido en todo, así que no puedo pensar en otra cosa que no sea sacar la eliminatoria adelante. Sé que será difícil, pero dependemos de nosotros. Además, noto que hay confianza por parte del entrenador, una confianza plena; y que el equipo está comprometido y con ganas de alcanzar el éxito de sacar adelante esta eliminatoria. Sí es cierto que, a medida que pasan los días, vas teniendo más ansiedad de querer que llegue el domingo, de estar en el estadio y que empiece el partido. Mientras tanto, seguimos con los preparativos de la fiesta que vamos a vivir en el Heliodoro Rodríguez López. Y no solo dentro, porque el domingo habrá mucha gente que no ha podido conseguir una entrada y estará pendiente de lo que haga el equipo, dado que el aforo es el que es. Pero estará ahí, atenta, porque querrá estar cerca. La afición es consciente de lo que significa este acontecimiento y lo que puede salir de ahí. Por lo tanto, hay mucha ilusión y un poco de ansiedad, pero no hay nervios, porque no serían una buena compañía. Hay mucha confianza en el equipo y en el entrenador para que, en estos momentos que son de máxima tensión, seamos capaces de llevar este partido a un buen final.

¿Qué le transmite Luis Miguel Ramis? ¿Ha podido ver las charlas que le dirige a los futbolistas antes de los partidos?

Las hemos podido ver por la televisión. El entrenador le da unas arengas a los jugadores en el vestuario que te ponen los pelos de punta. Hay que tener en cuenta que Ramis no es un entrenador cualquiera. Fue un jugador muy importante en la época gloriosa del Tenerife, en los años 90. Él vive estos colores, este escudo. Aunque sea de Tarragona, vive Tenerife como si fuera su patria chica. Cuando transmite algo, lo hace con el convencimiento de que él mismo cree en sus palabras. Y eso le llega al jugador. A él le gustaría estar en el campo para jugar este partido. No en la banda, sino dentro del terreno. Creo que tenemos todos los ingredientes para que, al final, salgan bien las cosas.

En el fondo, estamos hablando de un partido de fútbol.¿Se ha puesto en el peor escenario, el de un triunfo del Girona?

Es un partido de fútbol, efectivamente. Y no quiero pensar que va a salir mal, porque mi carácter y mi manera de pensar hacen que esa idea no me pase por la cabeza, pero si eso sucediera, que podría pasar dentro de las probabilidades que existen, no tocaría otra que levantarse y ponerse a armar de nuevo la plantilla para intentarlo la próxima temporada. No hay otra. No nos quedaría otro camino. Pero sí tengo ilusión. El estadio va a estar lleno, a reventar, y la Isla lo está viviendo con intensidad; y cuando se suma tanta energía positiva para que el equipo salga a adelante, tiene que haber un resultado.

¿Qué le diría a los espectadores que van a ver el partido en las gradas del Heliodoro?

Les transmitiría que vayan, que se sienten y que animen hasta la extenuación, pero que estén tranquilos, porque el partido puede durar 120 minutos y nosotros vamos a tener nuestras oportunidades, al igual que el contrario. Estando en el estadio le podremos transmitir al equipo el aliento que en muchos momentos va a necesitar, porque los jugadores lo van a dar todo; estoy seguro. No podemos perder la fe en que vamos a sacar el partido adelante. Hay que tener confianza en el Tenerife. No dudo de que toda esa energía que va a salir del estadio, repleto de aficionados, le va a llegar a la plantilla. Estando todos unidos, somos muy fuertes, muy poderosos. Al final, todo esto tiene que salir bien.

¿Le ve futuro a la corriente de tinerfeñismo que se ha generado en estas semanas?

La gente está contenta con el camino recorrido hasta este momento y por la ilusión que hemos creado. Nos falta poner el broche de oro. Creo que la Isla necesita un equipo en Primera División. Hay miles y miles de ilusiones puestas en este Tenerife para que esté con los mejores del fútbol nacional. Sería una inyección de moral, de fe y de alegría para la Isla en un momento en el que estamos viendo muchas cosas que no nos gustan, como la guerra que hay en Ucrania, los precios, las dificultades de las familias para poder llegar a fin de mes... Este regalo de ilusión que podría ofrecer el Tenerife, aliviaría a miles de aficionados que tienen puesto su corazón en su equipo y que van a estar, de alguna manera o de otra, apoyando este domingo a los jugadores.

El posible ascenso colocaría al Tenerife en un estatus sin precedentes, más que por lo deportivo, por lo económico.

Claro que pasaríamos a otro nivel. Para empezar, el gasto también subiría. La propia plantilla, si se consigue el objetivo, pasaría a tener unos salarios que se multiplicarían. Los ingresos también aumentarían por la venta de los derechos centralizados. En la temporada 2009/2010, cuando militamos en Primera División por última vez, la banda de ingresos estuvo entre los 11 y los 14 millones de euros; y después de mucha pelea, conseguimos llegar a los 14. Recuerdo que aquella fue una negociación muy complicada. Pero, ahora, esas cantidades se han multiplicado por tres o por cuatro. Las fichas de los jugadores también han subido y los gastos son correlativos.

A diferencia de 2009, el Tenerife de ahora es un club saneado. ¿Esa ventaja les permitiría realizar una inversión más potente en la mejora de la plantilla?

Tienes que hacerlo. Las limitaciones de Primera no son las mismas que las que se ponen en Segunda. Al tener más ingresos, aumenta el margen de gastos para el capítulo de fichajes. En el caso de que se consiga el objetivo, habría que realizar un gasto importante para confeccionar una plantilla que compita dignamente en esa categoría. Harían falta más recursos.

¿Cuánto podría ingresar el Tenerife en Primera División?

La banda en la que se mueve un recién ascendido después de varios años sin militar en la categoría, va de los 40 a los 50 millones.

Estamos hablando de un Tenerife que parte con un amplio número de jugadores con contrato y en el que seguirían Juan Carlos Cordero y Ramis, ¿no?

Contamos con eso. Con Cordero, para confeccionar una plantilla de cara al futuro, ya sea para militar en Primera o para seguir en Segunda, aunque no quiero pensar en esto último. El director deportivo ya tiene experiencia en las dos categorías. Y para Luis Miguel Ramis, la oportunidad de entrenar en Primera División sería un premio importante. Todos saldríamos ganamos con este éxito: la plantilla, los jugadores, la Isla, la afición... Todos pasaríamos a ser de Primera División. Por eso toda la Isla está contagiada de la ilusión de llevar al equipo a la máxima categoría.

¿Ese éxito serviría también de impulso para que se agilice el plan diseñado para construir el nuevo del Tenerife?

Claro que sí. Lo del estadio no está aparcado. Ya se ha creado un debate al respecto y estoy seguro de que en Primera nos quedaríamos con el aforo agotado en muchos partidos, porque no habría papel suficiente para todos. 22 mil butacas son pocas para una Isla como Tenerife, en la que la población ronda los dos millones de personas, contando el turismo de un año, que también se interesa mucho por el fútbol. Creo que sí, subir de categoría sería un impulso para que pueda culminar un proyecto que no tendría una ejecución inmediata, pero si conseguimos dar el primer paso este domingo, en dos o tres años podríamos estar hablando de algo más sólido respecto a lo que puede ser el nuevo estadio.