El CD Tenerife cumple hoy 99 años y Juan Galarza, responsable del área de Proyectos Históricos de la entidad, regala un repaso a algunos momentos de la vida del club.

El Club Deportivo Tenerife se fundó un día como el de hoy hace 99 años. ¿Cuál fue su origen?

Fundamentalmente de la ruina del Tenerife Sporting Club. De un período de decadencia, entre 1921 y 1922. En Santa Cruz, el fútbol giraba en torno a los históricos Real Unión, Iberia y Salamanca. La otra pieza era el Sporting Club Tenerife, que era el equipo de las familias más pudientes de la capital, de los comerciantes, de los profesionales... A pesar de ello, en un momento dado quebró. Jugaba en el campo de fútbol que estaba ubicado por la calle Miraflores, cerca de Galcerán. Eran unos terrenos que estaban arrendados al Sporting. Ahí se generó la deuda. Total, el Sporting quebró y unos meses después se empezó a hablar de la necesidad de crear un nuevo club. Así nace el Club Deportivo Tenerife, con una serie de reuniones de la gente del antiguo Sporting Club, que terminó llegando a un acuerdo con los propietarios del campo de fútbol. Era un recinto capaz de generar recursos económicos por la vía de la organización de partidos atractivos, en su mayoría ante rivales locales o de Gran Canaria, que se contrataban. Prácticamente no había competición oficial, todo giraba en torno a amistosos, e incluso a la invitación de algún equipo de fuera para que jugase aquí dos o tres partidos, en Tenerife y Gran Canaria. Así era el fútbol de aquella época, y lo que dio origen al CD Tenerife.

¿Se creó con la idea de que fuera el representativo insular?

No. No iba por ahí. Lo que pasa es que era el que llevaba el nombre de la Isla. El Unión era el Real Unión de Tenerife, pero estaba más vinculado a un barrio. Se generó una enorme rivalidad con el Club Deportivo Tenerife. El otro polo del fútbol estaba en La Laguna. En realidad, el fútbol empezó antes en La Laguna que en Santa Cruz. Se cuenta aquello de que para jugar los partidos, el tranvía subía lleno de gente e incluso se cargaban las porterías de un lado para otro. El germen importante estuvo en La Laguna y eso generó el gran triángulo de rivalidad entre Hespérides, Tenerife y Unión. Te terminas haciendo una idea de lo que arrastraba aquel fútbol. Las salidas de estos equipos al Norte, sobre todo, o al Sur, eran a golpe de amistosos. A lo mejor iban el Tenerife y el Unión a inaugurar el campo nuevo de La Orotava.

¿Por qué surgieron dudas sobre la verdadera fecha de fundación del CD Tenerife?

La otra (1912) es la del Sporting Club Tenerife. Miguel Concepción fue receptivo a que le informasen sobre esa disparidad. Decidió crear una comisión en la que estuvieron Luis Cola Benítez, reputado historiador local y muy birria, y Juan Arencibia, que había trabajado en historias del CD Tenerife. Ambos entendieron y escribieron que el CD Tenerife había sido una continuidad del Sporting Club. La comisión también estuvo integrada por Ramón Pérez, de la Universidad de La Laguna, y por un servidor. Estuvimos durante un año reuniéndonos, acopiando información, buscando fuentes hemerográficas y alguna documentación que había en el Gobierno Civil... Se buscaba, sobre todo, el acta fundacional del CD Tenerife.

¿Existe el acta?

No, porque el Club Deportivo Tenerife perdió toda su documentación en el incendio del año 1945 en su sede de la Calle del Castillo. Se quedó sin todas sus fuentes documentales. A día de hoy, en el Archivo Histórico Provincial no se ha encontrado nada sobre eso. Nuestro dictamen fue que se podía considerar al CD Tenerife como la continuación del Sporting Club. Se podía tomar la fecha fundacional del Sporting como la del CD Tenerife. Pero no dejaba de ser una opinión, un dictamen. El presidente Concepción lo analizó con asesores jurídicos y estimó legítimamente continuar con la fecha de 1922 como la oficial, porque también es cierto que es la que se tomó para la conmemoración de las bodas de oro en 1972. En el 75 aniversario fue igual. ¿Se pudo haber adoptado la otra fecha? Sí. Lo han hecho otros clubes. Hay un caso muy claro, el del Atlético de Madrid, que desapareció en los tiempos de la guerra, tomó su relevo el Atlético Aviación y terminó siendo el Atlético de Madrid otra vez. Al final, aquí se tomó el 1922 como la fecha de referencia.

A partir de ahí, pasó casi 30 años sin competir en una categoría nacional. ¿Cómo fue esa etapa, hasta el ascenso del 53?

Fue una etapa muy marcada por el desarrollo de las comunicaciones. En tanto Canarias no tuvo unas comunicaciones regulares con la Península, ningún equipo canario tuvo la posibilidad de participar en una competición regular de ámbito nacional. En los 50, cuando Canarias se incorporó a las competiciones nacionales, se tuvo que dar la circunstancia de que se jugaban dos partidos seguidos fuera. El fútbol canario ha estado muy marcado por la evolución del transporte aéreo, fundamentalmente. Por ejemplo, en los años 30, cuando se pusieron de acuerdo las dos Federaciones –no entendidas como tales– de Gran Canaria y Tenerife para decidir qué equipo iba a representar a Canarias en lo que entonces era el campeonato de España, que ahora es la Copa del Rey, a lo más que llegaron fue a un tema alterno. En términos futbolísticos, hubo guerras civiles en la competición regional para terminar dilucidando al campeón: competiciones que no llegaron a terminar, otras que fueron suspendidas por Comités de Competición... Fue muy complejo dar con el equipo representante. Pero cuando empezó a ir uno al campeonato de España, el Victoria o el CD Tenerife, tenía que salir en barco hasta Andalucía y luego ir por carretera o tren a la ciudad que le tocara. Por ejemplo, en la eliminatoria que tuvo en 1932 con el Betis, el Tenerife viajó por mar a Cádiz y de ahí enlazó con Barcelona para bajar a Valencia, que es donde jugó como local. Luego se desplazó a Sevilla. Jugar en la Península era una epopeya. En los 50, tras la decisión de la Federación Española de que Canarias participara en las competiciones nacionales, surgió en Gran Canaria la vía de la Unión Deportiva. Los históricos de Las Palmas, fundamentalmente el Marino y el Victoria, más el Gran Canaria y el Arenas, pensaron que si querían llegar arriba, tenían que hacerlo con lo mejor: vamos a renunciar a la historia y a formar un equipo único. Y les fue muy bien. En poco tiempo subieron a Segunda y luego a Primera. En Tenerife flaqueó el primer intento. A imagen y semejanza de la vía tomada en Las Palmas, se intentó hacer lo mismo. Se estuvo a punto de conseguir el ascenso con una Unión Deportiva Tenerife. Se quedó a un victoria.

¿Qué clubes la formaron?

Unión, Hespérides, Iberia, Toscal...

¿Y el CD Tenerife?

Sí. En la primera, sí participó. Se pudo dar el caso de que el primer representante de la Isla hubiese sido la Unión Deportiva Tenerife. En la temporada del ascenso definitivo, de aquel partido en Orihuela, se jugó una liguilla previa para dilucidar qué equipo iba a participar en la promoción contra el equipo de Segunda. Y esa liguilla la jugaron la UD Tenerife, formada por los otros clubes de Santa Cruz y el Hespérides, el CD Tenerife y el CD Norte, que agrupó a los equipos del Valle de La Orotava. Fue una liguilla de todos contra todos. Fue un acontecimiento muy importante. El partido decisivo se jugó en La Laguna y lo ganó el CD Tenerife, que logró el acceso a la promoción y, en definitiva, a Segunda División al derrotar al Orihuela. ¿Qué generó aquella situación, además del ingreso del club en las competiciones nacionales? Generó un cierto cisma dentro del fútbol tinerfeño, y generó una cosa que se llamó el mau mau, que consistía en que buena parte de que los seguidores de aquellos equipos que habían constituido la UD Tenerife, ya sin la integración del CD Tenerife, iban al estadio, a los partidos del CD Tenerife, a animar al equipo visitante. Situaciones como esa generaron que, en más de una ocasión, desde el CD Tenerife se tomaran decisiones para tratar de aunar otra vez a todo el fútbol tinerfeño, como por ejemplo la de renunciar al uniforme tradicional e ir a una indumentaria nueva como fue la de la franja azul sobre el pecho, que fue con la que se consiguió el primer ascenso a Primera (1961). También, unos años más adelante, cuando el equipo cayó a la Tercera División, a finales de los 60, pasó a llamarse Tenerife Atlético. Fueron gestos para que los demás clubes entendieran que quería ser realmente el representativo de todos. Soy de la opinión de que, al final, eso se consigue de verdad con el ascenso de Sevilla a Primera frente al Betis (1989). Aquello revolucionó la Isla. Y, sobre todo, cuando se logra la permanencia ante el Deportivo de La Coruña y todo lo que vino después. Ahí, el fútbol de la Isla y todo Tenerife se sintieron, de una vez por todas, representados por el CD Tenerife.

Institucionalmente, ¿llegó a correr peligro alguna vez?

Por ejemplo, a finales de los 60, con aquel descenso injusto a Tercera División que obligó al club a hacer unas gestiones a nivel federativo, porque en principio la categoría en la que iba a jugar era la regional y no donde al final terminó participando. Ese fue un momento muy delicado. Y luego, en los 80, en Segunda B, hubo otro momento en el que el Tenerife estuvo a un tris de descender a la Tercera canaria. Seguramente, eso hubiera supuesto la desaparición del club o algo muy parecido. Ese momento coincidió con el auge del Toscal CF, que se convirtió en un equipo de moda al obtener el campeonato de España de regionales. En la Tercera División nacional recibió a rivales como Leganés, Albacete o Numancia, equipos de empaque a los que les hizo frente. Aquel Toscal fue el equipo de moda, coincidiendo con un declive del Tenerife en Segunda B.

En 1986 cambia todo.

Efectivamente, con la llegada de la Alternativa Azul y Blanca y de Javier Pérez. Ahí cambia todo. Si no estaba en la ruina, estaba cerca. Al menos, en la estima popular. De hecho, en la temporada anterior, el Tenerife acabó llevando a poco más de mil personas al estadio. La afición terminó por darle la espalda, defraudada por unos años de resultados muy malos. Y aquella Alternativa, que aglutinó a tanta gente, incluso a exfutbolistas del Tenerife, con Javier Pérez al frente, reilusionó a la afición. En pocos años se colocó en Primera División con dos ascensos prácticamente consecutivos.

Ni los más optimistas imaginarían que iba a pasar algo así.

Porque además todo eso vino a coincidir, entre otras cosas, con un estadio que se caía a cachos. En aquel primer año hubo que tirar la visera de Tribuna porque estaba en ruinas. Aquello obligó a una gestión con el Cabildo de Tenerife, siempre presente en la historia del club, para empezar a acometer, en aquel momento con José Segura Clavell de presidente, la remodelación integral del estadio, que luego se prolongó por unos 20 años. Se consiguió transformar un estadio con una estructura caduca en uno moderno en pleno Santa Cruz, una bombonera con un aforo adecuado para lo que era la demanda de fútbol en la Isla. Además, con un proyecto muy bien trazado por un arquitecto como Carlos Schwartz, para conseguir un estadio en el que el fútbol se sigue viendo muy bien prácticamente desde cualquier esquina.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos del CD Tenerife?

Con el equipo en Tercera. También aquellas retransmisiones de radio que hacía César Fernández Trujillo en Radio Popular: «Aquí estamos en Ejea de los Caballeros para retransmitir este partido...». El Tenerife pasó de jugar contra un Málaga, un Granada, un Betis o un Sevilla, a hacerlo ante equipos de regionales, de empresas: Boetticher, Aviaco... Fue impactante. Por eso, el ascenso del año 1971 a Segunda fue una explosión en la ciudad, porque nos volvimos a ilusionar con la posibilidad de ver pasar por el estadio a rivales de bastante lustre: Cádiz, Castellón, Zaragoza, Osasuna... El Tenerife volvía a su casa habitual en el fútbol nacional, que es la Segunda División. El hecho de que hayamos disfrutado de una década fantástica en Primera, ha marcado a unos aficionados más jóvenes que no vivieron aquella otra etapa, por una cuestión generacional, y que han sometido al club y al equipo a una presión a base de prisas que no le ha llevado por un buen camino. Hay algo así como una agonía permanente por volver a una Primera que nos dio muchas alegrías y mucho orgullo durante un tiempo, pero que es una parte muy cortita en la historia. Ojalá volvamos pronto. Pero las prisas están siendo muy nocivas.

Caras del estadio, Bajamar, el escudo...

El Tenerife celebrará justo dentro de un año su centenario, acontecimiento en el que la entidad deportiva lleva meses trabajando bajo la experto asesoramiento de Galarza. El resultado dejará para siempre un renovado e inédito legado de imágenes y objetos que atesoran muchos tinerfeñistas y que han empezado a llegar a las oficinas del club, gracias a cesiones de familias como las de José López Gómez o Luis Cola Benítez. Uno de los recuerdos más antiguos es una fotografía de los años 20. «Es de una excursión organizada por el club a Bajamar en la que aparecen futbolistas reconocibles como Arencibia, Cayol, Arsenio Arocha... Todos trajeados porque ese día habían ido a Bajamar», cuenta Galarza, a quien le «maravilla» especialmente una colección de instantáneas de aspectos de la grada del estadio en la etapa del primer ascenso a Segunda, el de 1953. «Se puede ver cómo se vestía. Hay gente de toda condición económica y social, mujeres, hombres, jóvenes, mayores, con chaqueta, con sombrero, con corbata... Era un ritual diferente en torno al fútbol, pero muy representativo de aquella época». En cuanto a los objetos, el más llamativo es el escudo de tela original que estaba cosido en las camisetas de 1922, diferente al actual.