Por el nombre de Ñito empezaba aquella alineación que seguía Colo, Correa, Álvaro; Villar, Borredá; Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Domínguez. Fue el once de gala del primer ascenso del CD Tenerife a Primera en su ya casi centenaria historia. 

El debut de Ñito sucedió hace 60 años, cuando las leyendas blanquiazules lograron el campeonato del Grupo Sur de Segunda División. Pero aquel portero, que luego destacó también en las filas del Valencia, el Granada y el Murcia durante una docena de años, fue mucho más en la entidad tinerfeña. Fue entrenador del filial, ayudante en el primer equipo, técnico interino y ojeador. Estrecho colaborador de Javier Pérez en la época dorada, a las órdenes de Santiago Llorente, el exportero nacido en San Andrés demostró que por las venas le corría sangre blanquiazul hasta el último día.

Su última aparición pública se produjo con motivo de un encuentro institucional en el club de sus amores, cuando Santi, Juan Padrón y él fueron recibidos por Miguel Concepción y su consejo de administración en las oficinas del Heliodoro Rodríguez López. Aquel día recibió un obsequio conmemorando el sesenta aniversario de aquel histórico ascenso, en el que fue protagonista.

Lo recuerda José Juan Gutiérrez, uno de sus compañeros de entonces, que conocía a Ñito “desde pequeñitos porque yo vivía en María Jiménez y él era de San Andrés”. De él destaca “su carácter”, que mostró desde su juventud. Y eso que debutó siendo muy joven a las órdenes de Heriberto Herrera. “Era un extraordinario portero, pero en el Tenerife fue mucho más”, apunta el que fuera también delantero de la UD Las Palmas.

Para Quique Medina, que le conoció en otras labores dentro de la entidad, se trataba de una persona “sensacional”, de esas que siempre estaba “atento” a lo que le requerían dentro del club. De él guarda “grandes recuerdos” durante su etapa en el Tenerife. Pero también en una posterior, en el CD Laguna, porque “él era el director deportivo y me quiso fichar como entrenador para intentar el ascenso a Segunda B”. Tuvo “mucha confianza” en Quique.

Su omnipresencia en la década de los 90 le llevaba a ejercer incluso como anfitrión. Evoca ese recuerdo César Gómez, al que recogió en el aeropuerto de Los Rodeos a su llegada a la Isla. “Fue la primera persona que vi, se preocupó por mi acomodo y solo puedo estarle eternamente agradecido por el trato que siempre me dio”, escribía el excentral blanquiazul en su cuenta oficial de Twitter.

Sergio Batista, presidente de la UD Granadilla Egatesa y exdirectivo del CD Tenerife, califica a Ñito como “un emblema, genio y figura”. En declaraciones a Radio Marca, explicó que “fue el primer portero en jugar con los pies” y resaltó que era un hombre “querido en todos lados”. Lo atestigua el hecho de que todos sus exequipos publicaran cariñosos recuerdos sobre el mito blanquiazul. “Pero además fue decisivo en fichajes como los de Ballesteros o Sergio Aragoneses”, contaba un emocionado Batista.

El luto sigue con Lope Acosta

Otro héroe de dos ascensos, Lope Acosta, falleció en el día de ayer a la edad de 62 años. Nacido en la localidad palmera de Tazacorte el 25 de octubre de 1958, fue jugador del CD Tenerife durante dos temporadas, en las que consiguió el salto de categoría, en la 86/87 a Segunda A y en la 88/89 a Primera División. Jugó 28 partidos como blanquiazul (24 de Liga y cuatro de Copa del Rey) y consiguió cinco goles. Se formó en las filas del Aceró, donde llamó la atención del Real Madrid, aunque dejó la

casa blanca con 17 años para pasar por 15 equipos diferentes en 14 temporadas: Atlético Malagueño (76/77), Jerez Industrial (77/78), Mérida (78/79), Melilla (79/80), Getafe (80/81), Ibiza (80/81), San Fernando (81/82), Linares (81/82), Ceuta (82/83), Granada (83/84), Oviedo (84/85), Logroñés (85/86), CD Tenerife (86/87), Raja Casablanca (87/88), Tenerife (88/89) y Maspalomas (89/90).