Uno de los momentos más relevantes de todo el curso, una cita que ha convertido en fija en su calendario particular a lo largo de este último lustro, cuentas pendientes de hace solo unos días y también de hace justo un año... El Lenovo Tenerife se estrena esta tarde en la Copa del Rey de Madrid 2021 con no pocas razones para tratar de brillar. Lo hace el cuadro aurinegro midiéndose al San Pablo Burgos con el objetivo de alcanzar su tercera semifinal en las cuatro ediciones más recientes.

Todavía con el mal sabor de boca con el que acabó el domingo tras la derrota in extremis contra el Baskonia, el equipo canarista llega al torneo del KO con la intención de desquitarse y demostrar que, más que nunca, se encuentra en disposición de codearse sin tapujos con cualquier rival nacional que se le ponga por delante. El primer paso para ello, doblegar a un Burgos que llega de conquistar la Copa Intercontinental. Un escenario casi idéntico al que vivieron los canaristas hace 368 días; un adversario muy similar a aquel Andorra que contra pronóstico se cargó a los isleños en un polémico epílogo, despertando del sueño a un equipo que incluso había sido catalogado como el tapado para aspirar al título.

Pero para poderse sacar esta espina, y más a tenor del rival que hoy tendrá delante, el Lenovo Tenerife debe recuperar algún que otro registro al que parece no termina de llegar en sus últimos encuentros. Y ese debe tiene un nombre meridiano: el acierto en el tiro de tres. Santo y seña de los canaristas durante los primeros meses de competición, la puntería desde el 6,75 le está jugando una mala pasada a los isleños en sus duelos más recientes. Así, los de Vidorreta acumulan un discreto 29,31% de efectividad (17/58) en sus duelos frente al Manresa, Andorra y Baskonia. Los errores finales de Salin y Huertas en los segundos definitivos este pasado domingo hacen que estos guarismos cobren, si cabe, mayor relevancia negativa. Hoy, todo lo que no sea convertir más de un 40% desde el arco podría a los canaristas de su sueño copero.

Pero no solo de su producción ofensiva debe preocuparse el Lenovo Tenerife. Y es que tras aplicarse ante el Baskonia en la batalla del músculo, los canaristas deberán cambiar el chip y rescatar esa velocidad de más en la transición defensiva para minimizar los daños que pudiera provocar el Burgos con su baloncesto vertiginoso. Eso, y una obligada solidez defensiva en el uno contra uno, especialmente con los exteriores de Joan Peñarroya. Y es que en el duelo del Santiago Martín esa consigna ya le resultó al cuadro tinerfeño, que logró bajar la producción de los tiradores burgaleses. Así, entre McFadden, Benite, Cook y Renfroe firmaron un paupérrimo 1/11 en el tiro de tres.

Pretender que el Lenovo Tenerife provoque de nuevo esta tarde dicha sequía en la temible batería exterior de los de Joan Peñarroya parece un imposible. Y es que delante estará un conjunto que llega desatado en lo moral –con la conquista de la Intercontinental el pasado sábado– y en lo cuantitativo, ya que desde su tropiezo en Los Majuelos, solo ha caído contra el Valencia en un total de ocho encuentros. Poco margen de error el que tendrán hoy los aurinegros en su intención de prolongar su licencia para soñar.