Un Iberostar camaleónico suma y sigue. Seis seguidas, siete sin fallo este curso en el Santiago Martín. Tras una primera parte trabada, a trompicones, en medio de un marcador bajo en el que fue prioritario apretar los dientes; y después de una segunda mitad más alegre, desatada en lo puntuativo, y en la que resultó vital saber mantener el número de revoluciones adecuadas, el conjunto lagunero doblegó al San Pablo Burgos. Lo hizo el cuadro isleño con templanza, sin descentrarse ante las diversas acometidas que planteó su rival (como el 0-14 del inicio o la última intentona cuando el choque ya parecía resuelto), ni tampoco por un arbitraje desarbolado por los acontecimientos y que no supo estar a la altura –para ninguno de los dos equipos– de lo que este encuentro exigía a tenor de la clasificación.

Todo ello bajo una batuta, la de Marcelinho Huertas. El paulista ejerció de desatascador para levantar el 15-22 cuando más espeso estaba su equipo, se asoció –como casi siempre– con Shermadini para que el georgiano se hiciera grande cerca del aro, supo aguantar todas las tarascadas (en defensa y en la presión sobre su manejo de balón) que le presentó el Burgos, y luego subió el ritmo (14 puntos tras el descanso) para propiciar el despegue de un Iberostar al que le parece dar igual el registro que tenga que abordar. Lo volvió a demostrar ayer con una segunda parte en la que estuvo soberbio en el triple (6/7) y con una fiabilidad tremenda desde el 4,60: un 24/27 global, magnificado con 11/12 en el cuarto periodo. Argumentos, solo dos más, por los que se explica su actual balance de 12-1. Y todo con una obligada multiplicación de los más pequeños del plantel ante la ausencia de Aaron Doornekamp, baja por unos problemas de rodilla.

No pareció acusar el Iberostar de entrada la baja de su tres titular. Los isleños, pese a que Vidorreta percibió enseguida un desequilibrio con Sergio Rodríguez de tres (puso en cancha a sus dos bases tras apenas dos minutos), cargaron el juego sobre Shermadini –muy superior a Rivero– que empezó a producir para sumar ocho de los primeros 10 puntos de su equipo (10-3). En defensa, la actividad aurinegra también fue total, bien corriendo hacia atrás o ya sobre el ataque posicional de un Burgos que abusó demasiado de los triples (0/5 tras anotar el primero) y que vio como los locales le llevaron a cometer cinco pérdidas en menos de cinco minutos.

Con las primeras rotaciones la ventaja aún creció algo más (12-3 tras posteo de Guerra y culminar un 12-0), pero de pronto todo cambió. El Iberostar comenzó a seleccionar malos tiros (0/3 en triples) y a cometer pérdidas (seis al final del cuarto con Huertas muy incómodo en la marca de Cook). El Burgos pudo correr y cuando no lo hizo sacó tajada de los palmeos de Kravic (con Rivero más productivo al cuatro). Por momentos, el conjunto aurinegro pareció colapsado delante y sin nada de la chispa inicial en la parcela defensiva. Se explica así que el Canarias encajara un 0-14, algo muy inusual este ejercicio (12-17).

Pese a que Huertas rompió la sequía desde el 6,75 (15-17), dos buenas acciones de Salvó elevaron el agujero de los isleños hasta el 15-22. Momento delicado en el que salieron al rescate los de casi siempre. Primero Salin desde el arco y luego la dupla Marce-Gio. El brasileño dio con el tempo que le faltó en los minutos previos, bien para finalizar él mismo o para conectar con el georgiano y fabricar otro parcial, esta vez de 9-0 (24-22).

Con el marcador de nuevo equilibrado, el partido huyó ya de tantos vaivenes, si bien el Iberostar mantuvo siempre una pequeña renta. Primero por la producción de Shermadini (15 puntos en menos de 13 minutos en cancha), y luego tras aportaciones esporádicas (libre de Guerra y sendas canastas interiores de Butterfield y Salin). Con el 32-28 y pese a que redujo casi al máximo las pérdidas (solo una en todo el acto) y evitó daños mayores en el rebote de su aro, un juego a trompicones impidió a los de Vidorreta irse al intermedio en una situación más cómoda (34-33). Una mala penetración de Fitipaldo y una canasta sencilla errada por Cavanaugh debajo del tablero los ejemplos más fehacientes de un conjunto, el tinerfeño, que acabó los 20 primeros minutos lejos de sus guarismos ofensivos. No tanto en anotación como sí en porcentaje de acierto: 10/23 en tiros de dos y 2/7 en triples.

No pareció acusar el Iberostar de entrada la baja de su tres titular

El equilibrio se mantuvo a la vuelta de vestuarios. Atrás el Canarias apretó los dientes para no sufrir con la ventaja que quiso generar el Burgos con Rabaseda atacando a un base (37-39), aunque no terminó de mostrarse sólido para evitar las segundas opciones. Delante también las pasó canutas el bando local ante la presión a toda pista de su rival a la salida del balón. Con Renfroe muy encima de Huertas, el brasileño no se desesperó y repitió libreto, primero aportando a media distancia, y luego asociándose con Shermadini (45-41).

Un saber estar, el del paulista, que tuvo onda expansiva, ya que casi por extensión fue Fitipaldo el que se animó. El uruguayo, irreconocible en los dos primeros cuartos, resultó clave mediado el tercer periodo (triple, medio gancho y asistencia en medio de la zona a Guerra) para que el Canarias fabricara un 16-6 y alcanzara su máxima renta (57-47, 29’). Ventaja que llegó a ser de 11 (60-49 tras triple de Cavanaugh) antes de alcanzar el periodo final.

Volvió a tomar el mando de las operaciones Huertas en el inicio del cuarto periodo. Lo hizo saliendo con solvencia de la incómoda presión de los burgaleses, y luego teniendo clarividencia en campo de ataque. Bien para anotar con su bombita a pie cambiado o siendo fiable en el tiro libre sacando tajada de un rival que entró muy pronto en bonus (66-54). Los de Peñarroya se agarraron con los puntos de Rabaseda y Kravic (66-59), pero ahí apareció Salin, que con dos triples (74-63) confirmó la recuperación exterior de los laguneros tras el descanso (5/5 hasta ese momento).

Ahí el duelo se metió en un intercambio de canastas que el Canarias pareció tener controlado dando continuidad a su puntería desde el arco (82-72). Aún así, el conjunto de Vidorreta se empeñó en encadenar varios errores que dieron vida a un Burgos más efectivo (81-77, a 1’01”). Pese al empuje visitante, y algún nervio que otro que sobrevoló el Santiago Martín, el Iberostar terminó de cerrar la contienda desde el tiro libre (11/12 en el cuarto) y anotarse, como si de una rutina se tratara, otra victoria. La decimosegunda del curso. Lo que en años atrás era sinónimo de permanencia le llega esta vez a los canaristas con todavía 23 partidos por delante. ¡Qué sencillo es decirlo! ¡Qué mérito tiene este registro!