MUNDIAL DE MOTOGP

Márquez reconoce estar pasando el peor momento de su carrera

"En los momentos difíciles, no tiras de motivación, tiras de fuerza de voluntad, sacrificio, constancia y rutinas", afirma el ocho veces campeón del mundo, que está convencido que superarán esta crisis, él y Honda

Marc Márquez (Honda), ayer, en la conferencia de prensa en Assen.

Marc Márquez (Honda), ayer, en la conferencia de prensa en Assen. / ALEJANDRO CERESUELA

Emilio Pérez de Rozas

Quienes lo conocen bien dicen que jamás, nunca, lo han visto tan preocupado. No hundido. Ni derrotado. No, nada de derrotado, él jamás se vence. Es como los juncos, se doblan pero no se rompen. Tristón, inquieto, turbado, apenado por lo que le ocurre. Taciturno al no ver el final del túnel, técnico, de Honda, de la moto, de su RC213V. Y, sobre todo, atribulado. Su caída en la ‘quali’ de ayer, al embestir por detrás a Enea Bastianini por ir despistado, demuestra hasta qué punto Marc Márquez Alentá está, a sus 30 años, desencantado con la situación que está viviendo después de dos años y medio de viacrucis, lesiones, operaciones y rehabilitación que no quisiera para su peor enemigo.

Así que sí, era el momento de acercarse al ocho veces campeón del mundo, mientras se acariciaba el pectoral, bajo su hombro derecho, para masajearse la zona de la segunda costilla fracturada (“jamás he sentido un dolor así de punzante, porque jamás he corrido con una costilla rota”) para preguntarle si era el peor momento de su espléndida, extraordinaria y casi única carrera deportiva. “Pues sí, lo es. Bueno, claro, si exceptuamos los dos años de lesiones y operaciones, este es el peor momento, sí, por mucho. Y no pienso esconderlo ni esconderme. Lo voy a afrontar con la entereza que lo afronto todo, lo bueno, lo buenísimo y lo malo”.

Llueve sobre mojado

“Psicológicamente es, sin duda, el peor momento”, continuó explicando, repito, sin la sonrisa de siempre. “Parece que llueve sobre mojado. Lo intento y no sale. Me caigo. Me lesiono. Pero ¿sabes qué pienso?, que es como cuando uno tiene un mal día y piensas que el siguiente será mejor. O el otro. O el otro. Esa es, incluso ahora o, mejor, ahora más que nunca, es mi mentalidad. Derrotarse sería lo más fácil y ya sabéis todos que lo fácil no me gusta y jamás escogeré ese camino, ¡jamás!”

Ese ¡jamás! no solo ha sonado redondo sino que, vista su trayectoria, ha resonado como muy real. “En los momentos difíciles no tiras de motivación, tiras de fuerza de voluntad, sacrificio, constancia, rutinas. Ahora toca volver a casa, trabajar en la recuperación, pues hay mucho que recuperar para presentarme tras el parón de julio, en Silverstone (Inglaterra), en el mismo estado de forma, más que excelente, que estuve en Portimao (Portugal) en el inicio de temporada”. Eso sí, Márquez quiere desconectar unos días “que también me vendrá bien”.

"Derrotarse ahora sería lo más fácil, pero ya sabéis que lo fácil no me gusta y junca escogeré ese camino, ¡jamás!". Marc Márquez / Piloto oficial del equipo Repsol Honda

Márquez, que ayer acabó 17º, su peor clasificación en 160 grandes premios en MotoGP, reconoció que, en Assen, está corriendo porque el piloto es el primero que ha de dar ejemplo. Corre para él. Pues ni la moto ni él están para competir, como ya señaló en Sachsenring (Alemania). “He corrido rondando en tiempos de piloto probador, es decir, medio segundito más lento por vuelta y, cuando he encontrado un grupito que iba a mi ritmo, me he quedado ahí y he acabado tranquilamente la carrera”.

Márquez jamás ha engañado a nadie, por eso reconoce que si la semana que viene hubiese otro gran premio, no lo correría. No es que corra por orgullo, “¿por tus narices?”, como le preguntó otro periodista. “No, no, corro para el equipo porque es lo que llevo haciendo durante todo este año intentando aportar mi granito de arena para superar el bache que vivimos. El piloto tiene que ser el primer honesto con el equipo y su fábrica”.

¿Pedir perdón?

Todo el mundo está muy preocupado en el seno del mejor equipo del mundo, el Repsol Honda, en el interior de la fábrica más victoriosa de todas, Honda, en la familia más campeona de todas, pero todo, todo, está en manos de los que menos hablan, de los muditos ingenieros y jefes japoneses que aún no han abierto la boca.

Marc Márquez, ayer, en la carrera al 'sprinti' junto a su compañero en Honda, Takaaki Nakagami.

Marc Márquez, ayer, en la carrera al 'sprinti' junto a su compañero en Honda, Takaaki Nakagami. / ALEJANDRO CERESUELA

Hace ahora exactamente cinco años (Spielberg, Austria, agosto del 2018), la firma Yamaha, que ayer volvió al podio con Fabio Quartararo (3º tras las Ducati de Marco Bezzecchi y ‘Pecco’ Bagnaia) pedía públicamente perdón a sus pilotos, especialmente al mítico Valentino Rossi, en una comparecencia de Kouji Tsuya, Director Técnico de la firma de los diapasones. “Queremos pedir perdón a nuestros pilotos por el pobre rendimiento de la moto que pilotan”. Fue una manera de hacerse el ‘harakiri’ en público.

El japonés Tetsuhiro Kuwata, Director Técnico de HRC, el departamento de competición de Honda, no ha abierto la boca desde hace meses. Y nadie sabe, ni intuye, pues con los japoneses todo es un misterio, qué está ocurriendo en Japón. De ahí que la inquietud en el seno del equipo Repsol Honda sea profunda, inmensa. Y eso, conociendo a Marc Márquez, aún añade mayor inquietud en la mente del ocho veces campeón del mundo, que siempre ha mimado a su familia del ‘paddock’.