Las claves tácticas del Madrid-City: Ancelotti encarceló a Haaland

El primer duelo quedó resuelto por disparos desde larga distancia. El derechazo de Vinicius halló respuesta en el zapatazo de Kevin De Bruyne aplazando la sentencia definitiva dentro de una semana en Manchester. Pero la noche del Bernabéu dejó serias lecciones para Madrid y City, que sellaron un empate que abre un corto período de reflexión para Ancelotti y Guardiola.

1 Rüdiger y el plan de 'Carletto' desactivaron a Haaland

"Nos costó encontrarlo, es verdad", admitió Guardiola sobre la desconexión entre el juego del City y Haaland, encargado de poner el punto y final. Pero no tuvo opción porque Ancelotti ordenó cerrar todos los caminos hacia el noruego, marcado de forma individual por Rüdiger, quien tenía, además, la ayuda de Alaba. No solo eso.

También Kroos, Modric y Valverde ejercían de fronteras para que al ‘nueve’ citizen no le llegara la pelota. Se salió con la suya el Madrid. Haaland, con 21 toques, fue el jugador que menos contacto tuvo con el balón. Hasta Ederson, el portero, lo tocó (29) más veces. Tuvo Ancelotti el plan de reposar a su equipo en una estructura defensiva muy compacta, sin importarle poner a sus 10 jugadores por detrás del balón y a 30 metros de Courtois.

Vinicius ya es la gran estrella del Real Madrid, con permiso de Courtois

Eso provocó tres remates, más bien ‘rematitos’ de Haaland. Solo dos a puerta (m. 15 y m. 16), fáciles ambos para Courtois. En el último (m. 55) se cruzó Alaba en el camino del noruego en una excepcional acción que provocó aplausos del Bernabéu y abrazos de sus compañeros. Luego, ni rastro de Haaland, que agotó furtivamente la media hora final, sin peso alguno en el partido.

2 La contundencia de Vinicius

No fue un encuentro típicamente ‘viniciuniano’. El Madrid, defensivo al inicio, más valiente luego – tampoco era muy difícil -, siguió mirando en todo momento hacia la izquierda. Pero Walker estuvo atento excepto en la jugada del 1-0, un contragolpe prácticamente perfecto gracias al ingenio de Modric y el poderío físico de Camavinga que permitió al brasileño explorar un registro poco usual en su catálogo.

Fue un derechazo violento y contundente desde fuera del área. Un tiro a puerta de Vinicius, un gol. Más eficacia resulta imposible. Regateó como siempre (cinco de los 11 le salieron bien), pero no fue el martillo que acostumbra.

Aún así dejó el gol que debilitó al City porque le devolvió durante algunos minutos a los viejos fantasmas del pasado en el Bernabéu y aprovechó el extremo una falta de entendimiento entre Walker y Rodri para servir un venenoso balón a Benzema, dispuesto en el área pequeña a fusilar al City. Pero antes se cruzó Ruben Dias para evitar el gol.

3 "Tenemos que ajustar un pelín en la vuelta: tengo una pequeña idea", confiesa Guardiola

Apagadas las luces del Bernabéu, ya con el 1-1 de la ida, Pep Guardiola decía, una y otra vez, que tenía que “mirarse” el partido. Mirarlo con detenimiento porque no fue su City. O, al menos, el City que él esperaba. Dominó en la primera mitad, pero careció de puntería y, sobre todo, de llegadas al área con peligro porque el Madrid obstruyó su juego.

En la segunda mitad, y cuando más desconectado del partido andaba, apareció el gol de De Bruyne, producto de un robo de Rodri tras un mal pase de Camavinga, para iluminarle. Apenas 10 segundos necesitó el City para construir el 1-1. Pero Guardiola sostenía que debía "mirar" lo ocurrido en el primer acto para extraer las conclusiones necesarias que le permitan construir un City más reconocible, capaz de encontrar a Haaland.

"Tenemos que ajustar un pelín en la vuelta", confesó el técnico del club inglés. "Tengo una pequeña idea", añadió después sin dar pistas después de unos extraños 90 minutos en los que no hizo ni un solo cambio, a pesar de que tenía recursos de sobra en el banquillo. Ni miró a Foden, Mahrez o Julián Álvarez.

"Quería más centrocampistas que delanteros, no quería que el partido se descontrolara", reconoció Guardiola, quien prefirió, y a pesar de que estaban sin energía física, mantener a Bernardo Silva y Jack Grealish para retener el balón y no caer en el caos, donde el Madrid se maneja de maravilla. 

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