El talento que viene. La energía del que recién llega a la primera línea del escaparate. El nuevo referente del fútbol canario. Están de enhorabuena los que disfrutan del fútbol de salón porque tras la eclosión de Pedri llega otra más. El tiempo dirá el alcance de este fenómeno de nombre Moleiro. El viernes debutó en la Sub 21 y habló con El Día.

¿Le sorprendió la llamada para ir con la Sub 21?

Me enteré justo cuando estaba entrenando [con la UD Las Palmas] y fue toda una sorpresa. Sabía que había convocatoria ese día pero, si te digo la verdad, jamás habría imaginado que me llamarían tan pronto. 

O sea, que ese día ni estaría pendiente.

Sabía que había una lista porque también daban la de la absoluta, pero no me lo esperaba en ningún momento. Fue una sorpresa. El míster paró el entrenamiento y dijo que había que hacer un pasillo, me metió dentro y así me enteré de que me habían convocado.

Y una vez en la selección, ¿qué se ha encontrado?

Mucha calidad en los entrenamientos, gente muy buena y compañeros muy buenos también. La mayoría son jugadores asentados en Primera División, además en equipos importantes, y la verdad es que estoy aprendiendo un montón de todos ellos. Al fin y al cabo, yo soy alguien que todavía está asomando la cabeza en el fútbol profesional.

Supongo que a muchos de sus nuevos compañeros de selección los conocería solo de verlos por la tele.

Así es. Es que he llegado y la verdad es que los conozco a todos. No hay ninguno del que no haya visto un partido suyo; y me produce mucho orgullo estar aquí. Me propongo aprovechar al máximo la experiencia y aprender cada día que esté con la selección.

De la Sub 21 a la absoluta dicen que solo es cuestión de tiempo. ¿Es un sueño, una aspiración que ya se imagina o una opción que aún queda lejos?

Si no me esperaba la llamada de la Sub 21, ¿qué te voy a decir de la absoluta? La veo lejos pero quién sabe, a lo mejor se da. Con trabajo todo llega.

No sé si ha escuchado las declaraciones del seleccionador Luis de la Fuente. Ha dicho que es una noticia extraordinaria para el fútbol español que le den tantos minutos a un jugador de su edad. Y habló también de su talento.

Me lo mandaron por vídeo y la verdad es que le estoy muy agradecido por sus palabras y sobre todo por que me haya dado esta oportunidad. Ahora toca demostrárselo en el campo y eso haré.

Da la impresión de que en su carrera va todo muy deprisa. ¿Cómo hace Alberto Moleiro para mantener los pies sobre la tierra?

Yo intento verlo todo normal. Cuando llego aquí y veo a mi lado a futbolistas como Bryan Gil, Sergio Gómez, Abel Ruiz... intento normalizar eso de estar en el día a día rodeado de jugadores de esta talla. Yen eso creo que es clave la influencia de mis padres, que me ayudan mucho; y también mi representante, Olaf Bonales. Siempre me dicen que siga adelante, que mire al frente, que no he hecho nada... y tienen razón. De momento es solo una convocatoria, ojalá luego lleguen más. Ahora toca seguir trabajando y demostrar cosas, pero no creo que se me vayan a ir los pies del suelo.

¿En qué momento hizo clic y se dio cuenta de que podría vivir de esto y ser deportista profesional?

Todavía si te estoy sincero no he hecho ese clic, no me ha llegado. Pienso continuamente que me toca dar mucho más de mí y progresar en todas las cosas donde hay margen para hacerlo mejor. Obviamente sé que tengo futuro pero pienso que todavía queda para ver mi mejor nivel.

Y a estas alturas, aún en una edad muy temprana, ¿cuál diría que ha sido la etapa o el momento más determinante de su carrera?

Yo creo que el momento clave fue con 16 años. Asomé la cabeza un poco, hice la pretemporada con Pepe Mel y aunque pueda parecer extraño, pienso que fue muy importante para mí que me bajaran otra vez. En el primer equipo no iba a tener minutos y me bajaron primero a Las Palmas Atlético y luego al juvenil. Estar ahí cogiendo confianza, sumando rodaje, metiendo goles... creo que esa etapa con Raúl Martín como entrenador fue la que me permitió dar el salto después. Fue el momento donde me convencí de que podía llegar. Ya al año siguiente logré asentarme en el equipo.

Antes había jugado en el Sobradillo, ¿cómo recuerda aquellos años?

En mis primeros inicios te diría que era un jugador normalito. Metía mis goles de vez en cuando y tal, pero no era nada del otro mundo. Nunca me imaginé que llegaría a nada. Pero de repente exploto. Eso fue en el segundo año de cadetes con el Sobradillo y ya empiezo a ver puertas abiertas. Me convoca la selección canaria, ya Las Palmas se fija en mí y por eso les estoy muy agradecido. Ahora, toca seguir.

¿Y en aquel momento quiénes eran sus referentes? ¿En quién se fijaba para progresar y ser mejor futbolista?

En aquellos tiempos yo veía mucho al Barça de Iniesta, Xavi, Messi, Neymar, Suárez... Era un Barça que me lo sabía de memoria y me fijaba como es lógico en Messi e Iniesta. En cómo jugaban, en que todo lo hacían fácil.

En el Sobradillo y luego en la cantera de Las Palmas le probaron en muchas demarcaciones y ha tenido muy distintos roles. ¿Diría que tiene una posición predilecta o se siente un jugador polivalente?

Sí. He jugado de extremo derecho, izquierdo, mediapunta... Yo creo que esas son mis posiciones. Donde más cómodo me siento es en la mediapunta, detrás del delantero porque ahí soy más libre; pero en las bandas también me gusta jugar porque tengo opciones para meterme por medio y puedo encarar. Son tres demarcaciones en las que me siento bien, aunque obviamente sí tengo preferencias por una, que es la mediapunta.

¿Y dónde cree que tiene más margen de mejora? ¿Dónde está la clave para encontrar la mejor versión de Moleiro?

Pues yo creo que me falta tener más pausa. A lo mejor quiero recibir el balón y tengo el ansia de irme enseguida hacia delante, ese querer hacerlo todo rápido... Yo soy el primero que noto que me falta esa pausa porque juego con el ímpetu o con el ansia de un niño de mi edad. Es lo que me hace falta, corregir eso y tener más pausa.

Volviendo al origen de la conversación, si antes le preguntaba qué hace para mantener los pies sobre la tierra, ¿cómo hace para abstraerse de todas las especulaciones sobre su futuro?

Sí es verdad que tengo 60 grupos de whatsapp y en todos me mandan lo mismo, las mismas cosas. Pero los que me conocen de verdad y son parte importante de mi vida saben que el trabajo de futbolista es así. Que surgen muchos rumores, que la incertidumbre siempre está... Ylo que yo les digo a los míos es que no todo lo que se publica es real. Hay mucho falso rumor, por eso yo procuro no leer nada y decirle a mis amigos que cuando haya algo oficial ya se los contaré. 

Y ahora que me habla de los grupos de amigos y de los mensajes que recibe en el móvil, ¿qué le decían durante el playoff de junio contra el CD Tenerife. ¿Cómo fue para usted jugar contra el equipo de su isla?

Fue una experiencia un poco extraña, no te voy a mentir. De vez en cuanto miraba para la grada y me fijaba en dónde estaba mi sitio en Tribuna porque además justo me tocó jugar por la banda izquierda. Miraba hacia mi sitio y la sensación fue extraña. Pero una vez empieza el partido te abstraes de todo, lo normalizas y te centras en el juego. Ahora bien, siempre es especial ir al Heliodoro. Yademás soy un futbolista que disfruta mucho de ese tipo de partidos.

También quería preguntarle por una rueda de prensa reciente en la que de algún modo pidió que ya no le llamasen más veces «el nuevo Pedri». Entiendo que la comparación es un lastre o una presión añadida.

No es que sea un lastre, pero ya cansa un poco eso: el nuevo Pedri, el nuevo Pedri... Pienso que me estoy haciendo poco a poco con un sitio y un nombre; a lo mejor al principio era algo normal, pero ahora creo que eso hay que quitarlo. A mí por supuesto me enorgullece que me comparen con un futbolista ya consolidado en Primera División. Pero yo no soy el nuevo Pedri ni estoy en esa situación; solo estoy asomando la cabeza. Así que la comparativa no es buena.

Y al margen de las odiosas comparaciones, ¿cómo ve a Pedri y hasta qué punto es un espejo donde mirarse?

La verdad es que lo veo jugar y está a un nivel impresionante. Es un jugador en el que me fijo mucho porque es de mi estilo, de la clase canaria. El otro día tuve ocasión de coincidir con él en Las Rozas y sigue igual de humilde, tan buena persona como siempre. Yahí estuvimos hablando un rato y haciéndonos bromas.

¿Me va a contar cuáles?

Pues bromas de fútbol y de nada más. Lo demás no te lo voy a contar (risas).

Hábleme del futuro, ¿qué objetivo se marca Moleiro y cuáles son los sueños?

Mis aspiraciones a corto plazo son asentarme en el mundo profesional con Las Palmas y seguir viniendo con la selección; y a largo plazo un ascenso y poder jugar un Mundial con España. Y ganarlo, claro.

Quizás sea pronto para que me dé una respuesta, ¿pero se ve antes yéndose al extranjero o jugando en Primera División?

Pues la verdad es que no lo sé. Yo no cierro puertas a nadie, pero personalmente me veo más en España que en el extranjero.

¿Y es de los que ve fútbol en sus ratos libres?¿De los que escruta a los rivales y de los que se fija en sus referentes para copiar lo que hacen?

Sí, sí... la verdad es que cada vez que tengo tiempo en casa y estoy tirado en el sofá me echo a ver fútbol: de Primera, de Segunda, de lo que sea... Me da igual que sean partidos más importantes o menos importantes. Y me encanta cualquier partido: fijarme en los jugadores, ver qué hacen, aprender, quedarme con los detalles...

Antes hablábamos de la velocidad a la que va todo en su carrera. ¿Se para a disfrutarlo o no hay ni tiempo para eso?

Quizá no estoy disfrutando porque tampoco soy consciente de lo que me está pasando. Tal vez sí llegue el día que me fije con detenimiento en lo que me ha ocurrido y probablemente le dé el valor real que tiene. Pero de momento casi mejor así.

Quería acabar preguntándole por Kirian Rodríguez. Compañero y amigo suyo, tinerfeño como usted, apreciado en las dos orillas y afrontando en estos momentos una situación difícil. ¿Cómo vivió usted la noticia de que tenía cáncer?

Pues yo me acuerdo que llegamos de la pretemporada y ya tenía un dolor en la lumbar. Siempre coincidíamos en las duchas y cuando le preguntaba cómo estaba, me decía que tenía un dolor y no se le iba. Se hizo pruebas y al principio parecía que podía ser del riñón pero semanas más tarde ya nos contó lo que era. Él pensaba que no sería mucho más que un problema lumbar pero pasó lo que pasó. Lo bueno es que está fuerte y que está incluso con más optimismo que nosotros. Es importante que esté así. Seguro que sale adelante.

¿El día más feliz de la temporada será aquel que vuelva Kirian a jugar un partido de fútbol y haga un gol?

(Silencio). Me acabas de poner los pelos de punta con tu pregunta. A mí es lo que más feliz me haría, sin duda. Es que me lo estoy imaginando y... Seguro que vuelve y ojalá que sea pronto.

¿Entiende que va ser el factor Kirian un elemento de cohesión grupal? ¿Un motivo de conjura para que Las Palmas lo dé todo para lograr el ascenso esta temporada?

Es un factor que tenemos muy presente y claro que te une. Pero no en los partidos, que ahí te abstraes de todo; me refiero más al día a día. Ver que hay un compañero que está superando esta situación con creces nos hace más fuertes a todos; y nos llena de energía para seguir adelante.

Una experiencia para siempre

La conversación con Alberto Moleiro se produce durante su primera experiencia con la Sub 21, una vez acaba de llegar al hotel de concentración de La_Rojita en Rumanía. Nacido en 2003, llama la atención su extraordinario grado de madurez, la templanza en sus respuestas y el aplomo con el que vive una situación casi mareante. En sus 60 grupos de whatsapp no para de recibir pantallazos con noticias, rumores, especulaciones y un largo catálogo de referencias a su futuro, que no está claro. De sus palabras se desprende su cercanía con el FC_Barcelona, que ha querido asegurarse –como hizo con Pedri– una posición preferencial y un buen acuerdo con Las Palmas.

El hombre por el que Miguel Ángel Ramírez rechazó 25 millones no hará sino revalorizarse. Entretanto, va quemando etapas en una carrera que ya discurre a velocidad de vértigo, sin darle margen para disfrutar porque todo va demasiado deprisa.

Su hábitat natural es el verde. «Es donde mejor me lo paso», admite. Y_lo que detesta de la alta competición es la presión. Pero se la come a bocados.