El CD Mensajero está de vuelta a las cotas de protagonismo que tuvo en los mejores años de su historia. Le separa un triunfo del ascenso a la vieja Segunda B, ahora Segunda División RFEF. El mensajerismo vive las horas previas de su partido contra Las Palmas C con la emoción propia de un acontecimiento tan esperado. Uno de los grandes artífices es Yurguen Hernández, que a sus 33 años, y después de debutar como técnico de Tercera en el banquillo de la UD Los Llanos, acaricia el salto de categoría con un histórico. Es, sin duda, una revelación.

«A estas alturas de campeonato y viendo que este sábado puede llegar el ascenso, parece que todo ha sido fácil, y no es así, ha sido una temporada muy dura y complicada con tanto parón por la pandemia. Estamos en un club muy exigente por su historia, y siempre tienes que estar peleando por cosas importantes. Sé que cuando se dijo que yo iba ser el entrenador del Mensajero, nadie apostaba por mí, aunque dentro del club había confianza en mi trabajo. No era fácil para ellos confiar en un entrenador joven como yo y que no había conseguido nada en el fútbol como técnico. Fue arriesgado, pero el club confío en mí», valora Yurguen, que llegó procedente de El Cano.

El técnico se dio cuenta muy pronto de que podía conseguir cosas importantes con el equipo rojinegro. “Ya sabía la plantilla que había, y la exigencia del club, y cuando acabó la primera vuelta de la primera fase, me di cuenta de que si seguíamos en la línea con la que empezamos la temporada, se podrían conseguir éxitos. Se los dije a los directivos, ellos me apoyaron e hicieron unas incorporaciones que le dieron un plus a equipo. Ahí fue cuando dimos un salto importante en el potencial de la plantilla», recuerda el técnico bagañete.

En el camino, el joven entrenador reconoce un momento malo. “Lo hubo y gracias que llegó un parón por la pandemia en diciembre. Fue cuando caímos ante Santa Úrsula (1-0) y, luego, en casa, ante el Buzanada (1-2), fue un momento donde el parón nos vino bien para reaccionar y darnos cuenta de que ese no era el camino. Estoy seguro de que si no llega ese parón, alguna derrota más hubiésemos encajado, pero le dimos la vuelta a la situación», señala.

Se acercan grandes emociones. Un partido ante Las Palmas C que puede acabar en fiesta. “Si ganamos, matemáticamente ascendemos, no quiero presión para mis jugadores, solo que sepan qué hay detrás de la victoria y lo feliz que vamos a hacer a mucha gente en La Palma. Hemos entrenado muy fuerte. Llegar a estas alturas de campeonato y estar a 90 minutos de lograr el sueño de todos los mensajeristas, es algo por lo que venimos trabajando desde el inicio de la temporada, y lo vamos a intentar», resalta el entrenador, que insiste en su mensaje dirigido a la plantilla. «Quiero que mis jugadores gestionen la ansiedad y la pasión que va a haber en las gradas, estamos trabajando para evitarla, sabemos que esta afición nos va a ayudar y que el resto lo tenemos que hacer nosotros sobre el campo», receta el entrenador.

El futuro

Yurguen lo tiene claro, quiere seguir la próxima temporada. “Para mí sería un honor. Si al final logramos el ascenso y la directiva confía en mi cuerpo técnico, encantado, pero también entendería que ellos buscaran otra alternativa. Si confían en nosotros, sé que no habrá problemas para llegar a un acuerdo, porque yo me siento bien en el club, ellos me han tratado muy bien, y siento que se están haciendo las cosas bien. Soy una persona agradecida y siempre lo estaré con esta directiva que me dio la oportunidad de entrenar a este club tan grande”. Sobre la plantilla, lo tiene claro. “Hay una base y si se logra incorporar a varios futbolistas que le den un plus a los que ya están, seguro que se puede apostar por ellos, yo no conozco la categoría en la que jugaría el Mensajero si ganamos a Las Palmas C, pero hay nivel en esta plantilla. Estoy encantado con su rendimiento y sé que el club también», acaba.

El entrenador se comió al futbolista

A sus 33 años, Yurguen ha sido un descubrimiento para la familia rojinegra. Es entrenador vocacional, tanto que la pasión por los banquillos doblegó su carrera como futbolista. «Llevo casi toda la vida entrenando, comencé cuando apenas tenía 17 años. Compaginaba jugar y entrenar a los niños en la base de El Cano. Me gustaba tanto entrenar, que esa pasión se comió al futbolista», señala el técnico revelación de la temporada. «Vengo de la cantera de Tazacorte. Dejé de jugar con 28 años, cuando militaba en Los Llanos, en una campaña en la que logramos el ascenso a Tercera División. A la siguiente temporada el club me pidió que formara parte del cuerpo técnico de Los Llanos, en Tercera, y acepté. Esa temporada el equipo desciende a Preferente y al siguiente año me voy a El Cano de Tazacorte, de Preferente. Estuve dos años, hasta que el Mensajero me llamó para este proyecto en Tercera». Todo muy rápido hasta este momento cumbre.