Asignaturas descartadas para poder entrenarse a diario, redoble de esfuerzos para intentar compatibilizar últimos cursos de carrera con la rítmica, o exámenes incompatibles con la celebración del Nacional. Son varios los ejemplos que suelen darse en este deporte, y concretamente en el Batistana, cuando se alcanza un cierto nivel. El caso más significativo es el de Esther Santoyo Oramas, del conjunto sénior, que condicionó su “marcha a Polonia para un Erasmus” –en su último curso de Psicología– con tal de estar presente en el Campeonato de España. “Tenía todo comprado para irme en febrero y volver en julio en base a que el campeonato fuera en diciembre o como mucho en enero, pero todo se retrasó. Sí tuve que ir un par de días a Polonia para instalarme y luego me vine para seguir entrenando e ir al Nacional”, relata la implicada con naturalidad, toda vez que parece acostumbrada a este tipo de implicación extra. “Mi vida, generalmente, gira en torno a la gimnasia y ya luego me voy organizando con el resto de cosas”, añade al respecto. Una dualidad patente incluso durante la cita de Valencia. “Esther iba en los trayectos conectada con Polonia... Pero luego no la había visto en su vida disfrutar tanto en el tapiz”, revela Leticia Batista. “Todo esto ha valido la pena, porque la satisfacción de ganar un campeonato es maravillosa”, añade Esther.