Protagonista de la primera época dorada del UB La Palma a principios de siglo, y un clásico de las ‘LEBs’ en esa época. Años después, de regreso a la Isla Bonita, cuando su carrera cestista se fue apagando, Rubén Ibeas se convirtió en analista... pero de fútbol americano. Ahora muchos lo consideran el mejor del país en esta faceta.

En el verano de 2002 Rafa Sanz reclutó a Rubén Ibeas para su segundo proyecto en el UB La Palma. Ambos habían coincidido en el CajaSur Córdoba algunos cursos atrás. El madrileño tuvo un destacado papel en la rotación exterior de los de Miraflores, siendo partícipe activo del ascenso a LEB Oro y de un primer año de ensueño en esa categoría. El escolta apuró luego su carrera en otros conjuntos peninsulares antes de asentarse definitivamente en la Isla Bonita, donde había echado raíces.

Mientras calmó su mono cestista jugando en clubes como el Dominicas y el Aridane, Rubén fue alimentando su sabiduría de lo que se había convertido en su otra pasión, el fútbol americano. Un deporte que conoció en 1996 cuando “en la repetición de la Superbowl” vio “a un tipo con un casco, una armadura y el número cuatro en su camiseta verde”. “Me impresionó lo que hacía”, recuerda. Era Brett Favre. Casi un amor a primera vista. Un interés que se fortificó cuando Ibeas jugó en “Córdoba y Huesca”, donde los americanos del equipo “se reunían para ver la Superbowl”, o ya en La Palma, con las “conversaciones en el coche, subiendo a Miraflores junto a Michael Hawkins”. Todo, pese a que “en aquella época apenas podías ver partidos sueltos y casi no llegaba información a España”.

Con su retirada, Rubén comenzó a tener más tiempo, por lo que se propuso “estudiar a fondo” este deporte y así “entenderlo mejor”. Ahora, lo que “empezó siendo solo un hobby, ha acabado convirtiéndose en una profesión” para el exjugador madrileño. “Nunca me lo imaginé hasta hace tres años. Y aunque iba viendo que la NFL tenía cada vez más seguidores, el incremento de un tiempo a la actualidad ha sido bárbaro. La gente quiere consumir más y por suerte me ha tocado a mí ser uno de los que da esa información”, relata abrumado Ibeas, al que ya se le reconoce más por su conocimiento del fútbol americano que por su carrera como jugador profesional de baloncesto. “Sin ninguna duda”, afirma, aunque con la sensación, eso sí, de que en La Palma todavía mantiene en un cierto anonimato esta nueva vida, y que su rostro es asociado aún a los viernes noche de jolgorio en Miraflores.

Quizá buena parte de culpa de la actual adicción de Ibeas a la NFL radique en “ese entrenador que siempre” ha “tenido dentro”, al que le “gustaba el scouting y la táctica”, y que le llevó a “intentar descifrar lo que hacían los rivales”. Lo lógico, por tanto, en alguien al que le “encanta entrenar”, hubiera sido verlo en un banquillo de basket, algo que de hecho sucedió “en categorías inferiores” de varios equipos palmeros, entre ellos el Mazo, “al que más cariño” cogió. Pero Rubén ha querido ir más allá y adentrarse en un deporte que, “con mucha diferencia, es el de más táctica y técnica individual”.

“Algo tiene que ver con el basket, porque al final todos los deportes de equipos dependen de esa sincronía. Si alguien hace un corte a canasta es para que a otro jugador se le genere un espacio en una esquina; pues en la NFL igual, un receptor corre una ruta y genera espacios para alguien abierto en otro lado... Pero son deportes totalmente distintos, la NFL cuenta con mucho más volumen táctico. Para empezar por el número de jugadores que hay, con más de 50 por plantilla; y además en continua evolución y cambio”, explica el madrileño.

Una argumentación, la de Rubén, que quizá derriba el mito de que el fútbol americano podría estar solo reservado para físicos portentosos y moles humanas. “Necesitas ser muy bueno físicamente, y también muy inteligente; por eso es tan complicado jugar a este deporte”, comenta el ahora analista. “Cada jugador tiene una cosa que hacer y un detalle en el que no puede fallar. Desde el momento en el que uno de los que ataca o defiende comete un pequeño error, todo lo que se ha planificado puede venirse abajo”, añade en este mismo sentido Ibeas, que aún así comprende esa impresión generalizada exterior. “Entiendo que lo primero que ve es a cinco señores muy gordos contra otros cinco, pero es que esos señores muy gordos te pueden correr lo que ellos llaman las 40 yardas en un tiempo que no haríamos ninguno de nosotros ni soñando. Tienen mucho peso, pero a la vez un físico muy bueno. Son los deportistas que mejor están preparados físicamente”, explica

Con esta pasión generada por la NFL, su cuidado detalle por la táctica y la técnica, y su 1,96 de estatura, cabe una cuestión: ¿Se ha imaginado alguna vez Rubén Ibeas jugando al fútbol americano en lugar de dedicar su juventud al baloncesto? “No, no, imposible... No me gusta que me peguen y la NFL es demasiado dura. Me encanta, pero solo para verlo. Sí me identifico con posiciones como la del Quarterback y la de Center, las que más conocimiento del juego requieren. Además, no me arrepiento de haberme dedicado al baloncesto porque todo lo que he vivido con él es lo que me ha formado como persona, y no lo cambio por nada”, aclara el ex del UB, que sí siente algo de pena por “no haber empezado a investigar antes de 2012” en una modalidad en la que existía “un vacío en el conocimiento de la táctica y la técnica”.

Descartada esa faceta imaginaria de jugador en un pasado, mucho menos descabellado es hablar de Ibeas como entrenador de fútbol americano. “No te voy a decir que no me hayan propuesto ir a alguno de los equipos que hay en España, pero no lo considero factible”, reconoce Rubén, que no ve “ni el momento personal” ni su “capacitación” para hacerlo. “Conozco el juego y trato de aprender cada día más, pero tengo un grandísimo respeto por todos los técnicos que hay. Eso necesita su dedicación y yo ahora mismo no podría hacerlo”, añade.

Pero lejos de las canchas Ibeas ya ha logrado ser un referente de la NFL en España. En redes sociales, como comentarista de Movistar, y sobre escribiendo dos libros. “Es una de las cosas más increíbles que me han pasado”, afirma con asombro sobre una iniciativa que le “apetecía” y a la que le empujó “Mariano Tovar”, el periodista del Diario AS gracias al que Rubén se presentó en sociedad en este mundillo. “Nunca pensé en vender cien libros, pero los dos que he publicado van muy bien, y lo bueno es no pasan de moda”, revela sobre una publicación cuya tirada alcanza algunos miles de ejemplares y de la que no se descarta una posible continuación. “No quiero, pese a que me insisten. Aunque lo mismo en un par de años sacamos otro... hay muchas cosas de las que contar”, deja caer el especialista.

Mientras se lo piensa, Ibeas sigue haciéndose un nombre en el fútbol americano, y ayudando a que el deporte minoritario por el que ahora siente devoción goce cada vez de más adeptos. “No podemos pretender que la aceptación sea la misma que en deportes que sí tienen en España referentes y la posibilidad de ser practicados por todos los públicos”. “En Estados Unidos la NFL es un espectáculo mucho mayor que la NBA, y aunque aquí es imposible emparejar estos dos deportes, no tengo ninguna duda de que el fútbol americano acabará haciéndose un hueco importante”. Si esa irrupción se materializa a lo grande Rubén puede considerarse uno de los mayores culpables.

Rubén Ibeas, en pequeños detalles

  • Casi sin respiro. Afincado en La Palma, Ibeas es auxiliar de rampa en Binter, pero le queda tiempo para ahondar en su nueva pasión. Viaja los domingos a Madrid para comentar un partido en Movistar; además colabora con la sección internacional oficial de la NFL; aparece en YouTube en un espacio, El Nickel, junto a Javi López; e igualmente tiene un podcast de pago –seis programas a la semana–, NFL en estado puro, con Marcos Álvarez.
  • Una cuenta pendiente. Enamorado de la NFL desde hace más de una década, paradójicamente Ibeas no ha logrado ver todavía “ni un solo partido en vivo”. “Imagínate las ganas que tengo”, expresa con cierta impotencia, pero con el convencimiento de que más pronto que tarde embarcará “a la familia” para cruzar el charco y cumplir así una de sus “mayores ilusiones”.
  • El uso de una terminología sencilla. Sabedor de que los vocablos anglosajones que rodean a la NFL podrían ser un hándicap para la aceptación de este deporte, Ibeas reconoce que su “reto” es “explicar las cosas sin usar terminología excesiva... pero también introduciéndola poco a poco”. “Todos sabemos lo que es un alley oop en baloncesto porque lo llevamos escuchando décadas. Tú ahora hablas de Cover 2 o Cover 3 y a la gente le puede sonar a chino. Mi objetivo es que dentro de unos años se sepa lo que es porque hay terminología que no posee traducción literal. Para el resto, trato de ser muy claro en todo lo que explico en la tele; como si le hablara a niños pequeños, porque cuanto más lo entiendas, más te gustará el juego”, argumenta.
  • Normalizar a la mujer en el deporte. Una de las novedades de la Superbowl del domingo será la presencia de la primera mujer árbitro de la historia, Sarah Thomas. “Una noticia fantástica” para Rubén, que considera que “mucho se está tardando en integrar a las mujeres como colegiadas en cualquier deporte”. Además, Ibeas pone los ejemplos de “Sarah Fooler, la primera mujer en anotar en un partido normal de chicos en el de fútbol universitario; Jennifer King, asistente del entrenador de running backs en Washington; o Becky Hammon, que ya ha dirigido partidos de los Spurs en la NBA”. “Es algo que debe normalizarse”, insiste.

“El UB no se merecía un final así”

Afincado desde hace años en La Palma, un sitio cuyo “estilo de vida y sus gentes” le encantan, Ibeas recuerda con nostalgia su época en el UB. Pero sobre todo ve negros nubarrones de cara a que en un futuro pudiera repetirse un proyecto similar en la Isla Bonita. “Soy muy pesimista, porque no se han hecho bien las cosas y será muy complicado volver a levantar lo que había aquí”, apunta Rubén. “El UB La Palma era un club muy reconocido, respetado y querido en todo el territorio nacional. Me molesta mucho cómo acabó todo y cómo se hicieron algunas cosas, porque no se lo merecía”, se queja el ex escolta, para el que, “incluso sin tener un equipo ni semiprofesional, la afición al basket que todavía existe hoy en La Palma es enorme”. “Creo que se necesita un equipo aquí, pero nadie es capaz de tomar las riendas ni poner los cimientos. Es una verdadera pena y me da mucho coraje hablar de esto”, manifiesta con rabia... y argumentos, viendo que otros proyectos posteriores de los que también formó parte (Aridane y Dominicas) tampoco tuvieron continuidad pese al manifiesto respaldo popular. Un enfado, el de Ibeas, que se mezcla con la melancolía, aquella que le genera el recordar “el ambiente tan bonito que se formaba en un pabellón de Miraflores a reventar”. “Fue un misticismo que no vi en casi ningún otro lugar de la Península, y mira que jugué en sitios. Algo que pienso será muy complicado de recuperar, porque ni hay ganas ni gente que quiera cogerlo... Y los que pueden hacerlo no tienen la actitud adecuada para ello”, concluye con rabia.