El Marino logró su primer gol como local en el Antonio Dominguez, pero no le dio para sumar los tres puntos. Un empate que no le saca de pobre, pero que demuestra que hay mimbres para salvar la categoría. Así se podría definir el 1-1 que cosechó el Marino ante el líder Algeciras.

El partido se resolvió desde los once metros; ambos goles llegaron de penalti. Manu Dimas, muy móvil aunque desasistido, niveló el marcador que inauguró Iván Turrillo. Nadjib se retiró con problemas físicos. El Marino salió valiente e hizo olvidar su naturaleza en la que se desenvuelve en un fútbol horizontal. Aplicó verticalidad y salió a presionar la salida de balón de jugadores como Lafarge y Álvaro; eso obligó al técnico visitante Salva Ballesta a retrasar a Corbalán. Los locales contaron alguna aproximación; no obstante, se toparon con una pena máxima tras derribo de Llinares -muy participativo por dentro-. Iván Turrillo superó a David Kikvidze, que volvió a suplir con nota a Ángel Galván (13'). Con el 0-1 y siguiendo al pie de la letra el estilo de Ballesta, el Algeciras enfrió el partido; las interrupciones se sucedían, que no pasara nada, la mejor noticia para los intereses del líder destacado del grupo. Ante esta tesitura, los playeros tampoco supieron agitar el choque; ni siquiera con un 4-2-3-1, donde Nadjib y Moussa Gueye intentaban hacer desmarques de ruptura.

Los del Nuevo Mirador durmieron el choque y ahorraron esfuerzos haciéndose dueños de la posesión del esférico. Dominio estéril pero efectivo. Se divertían con fuego y antes de acabar quemándose, el Marino avisó con una jugada personal de Ahmed tras previa recuperación de Samuel Arbelo. Vallejo se empleó a fondo para mantener el resultado favorable (30').

Los andaluces no cambiaron ni un ápice su plan y les costó la igualada en el marcador. Tras una pérdida en faceta defensiva, el cancerbero ex del Guijuelo derribó a Manu Dimas. Acto seguido, el ariete transformó la pena máxima decretada por el colegiado Daniel Yuste Querol (41').

No hay dos sin tres. Con el tiempo ya cumplido, El Ruso fue villano y, a la postre, héroe. El meta cometió penalti y adivinó la trayectoria del chut de Turrillo. David dio alas a un Marino que acabó sometido en área propia.

En la segunda mitad, el Algeciras fue esclavo de sus propias urgencias y abusó del juego directo. Ahora era el Marino el que jugaba con calma cargando el juego por el flanco zurdo de ataque; ahí, Melchor (tuvo que ser sustituido) se veía desbordado. Entre las ocasiones más claras de la segunda mitad, sendas internadas por banda de los dos laterales (largos) de los tinerfeños. No obstante, el Algeciras vio como se les anulaba un gol y Kikvidze negó el estreno soñado para Canillas (78'). Las segundas jugadas favorecían a los visitantes. Quizá en el cómputo total del partido, a los marinistas les faltó intención y creerse que, con su David (Kikvidze) como máximo aval, podían hacer hincar la rodilla a Goliat.

De Diego se queja de los penaltis

El Marino sigue sin ganar en casa, pero mejora con el paso de las jornadas. Así lo reconocía Kiko de Diego. “Le plantamos cara al Algeciras. La pena es que ya son siete los penaltis en contra que nos han pitado en los doce partidos; me parece una exageración”. El técnico continuó con su análisis. “En la segunda mitad, ellos jugaron un fútbol más directo buscando las segundas jugadas, y tuvieron ocasiones, pero nosotros también las generamos e incluso pudimos ganar”. También se refirió a la participación de los refuerzos. “Le han dado un salto de calidad al equipo y ahora tenemos una plantilla más veterana, y eso es muy importante. Es bueno que los que entren de refresco estén a la altura de los que salen, ahora vamos a Tamaraceite a por la victoria. Los empates no nos sacan de pobre”, finalizó.