Piezas de calidad para dar lustre al plantel y no frenarse. Después de un verano revolucionario, en el que Tomasz Gielo quedó como único superviviente del anterior roster, el Iberostar Tenerife saca el martillo y el cincel para terminarle de dar forma y brillantez a otro ambicioso proyecto, el noveno consecutivo en la Liga Endesa. Y es que tras mantener piezas que fueron vitales la pasada campaña (en especial Huertas, Díez y Shermadini), el conjunto lagunero ha incorporado varios fichajes de nivel. Llegadas que, a simple vista, otorgan al técnico Txus Vidorreta un plantel más completo, profundo, versátil y físico. Se pulen así, al menos sobre el papel, ciertas carencias pretéritas para mantener la inercia de crecimiento y permitir que el CB Canarias siga codeándose con la zona noble de la tabla.

Tocado de entrada. Todo queda condicionado, eso sí, a que buena parte del salto de calidad dado en verano desde la dirección deportiva se mantenga inalterable pese a la grave lesión de Dejan Todorovic. Sin el serbio, el Canarias queda tocado en varios flancos, no solo por perder a un cupo, sino también por dejar de contar con un jugador universal, muy físico en el dos, e igualmente seria amenaza exterior cuando tiene el día. Ir al mercado parece complicado y hasta estéril ante la ausencia de una pieza similar. Le toca pues al técnico estrujarse la cabeza y recomponer el puzle para que el resto de fichas llenen el hueco y el rendimiento no se resienta.

No obsesionarse con el triple. También tendrá que saber encontrar este Iberostar Tenerife una necesaria variedad de recursos. Esa a la que hasta ahora parece ajeno cuando encadena horribles rachas en el tiro exterior. Esta plantilla posee algo más de amenaza desde el perímetro, pero hasta que no entienda cuándo y cómo parar si no tiene el día, puede llevarse más de un disgusto.

Huertas tendrá aire. Puesto por puesto, donde quizá más puede haber ganado el Iberostar es en la posición de base con la incorporación de Bruno Fitipaldo. El uruguayo, ya consolidado en ACB, se postula como un recambio de garantías para Marce Huertas, ahora ajeno a las minutadas del curso pasado, y también más liberado a para subir el balón, lo que se traduce en una mayor cadencia del paulista a la hora de mirar el aro. Una situación generada básicamente por la baja de Todorovic, que ha llevado a Vidorreta a simultanear, por momentos, en cancha a sus dos directores de juego. Pese a que físicamente pudieran sufrir atrás, el arsenal ofensivo crece de tal manera que la fórmula parece acertada.

Salin seguirá mandando. Con Todorovic fuera de combate, Salin -algo discreto en pretemporada- recupera galones en la posición de dos, donde debería ser de nuevo principal referencia exterior. Ahí, en una regresión a un pasado no muy lejano, Álex López volverá a ejercer de escolta. Sin padecer la presión que generaba la alargada sombra de Huertas. Su mordiente será clave para suplir la baja de Dejan en una posición en la que también se antoja vital una vuelta lo más pronto -y sana- posible de Santi Yusta.

El retorno de Aaron. El nombre propio en el tres es Aaron Doornekamp, al que el club ha convencido para su regreso con un contrato hasta junio de 2023. El veterano canadiense será un referente desde el perímetro (en especial desde las esquinas) y dotará de presencia física al tres en ambos lados de la cancha. El complemento perfecto para Dani Díez, que tratará de darle continuidad a su brillante ejercicio 19/20. La capacidad para ambos de irse al cuatro dará mucho juego a Vidorreta. Como añadido, Sergio Rodríguez, que también regresa a casa. Lo hace el realejero mucho más hecho y con una tarjeta de presentación, labrada en Bilbao, que le valida para disponer de minutos en el representativo. El vinculado Danilo Branovic (como Alberto Cabrera en el uno) dará nivel en el día a día.

Acabar con el gafe. Donde más ahínco ha puesto el CB Canarias es en la posición de cuatro. Quizá obsesionado por quitarse de encima el mal fario de los últimos dos años en ese puesto. Al margen de los momentos puntuales de Díez y Doornekamp, los focos se centran en Tyler Cavanaugh. La apuesta desconocida de este curso, pero que en un par de partidos ya ha demostrado ser capaz de aportar en diversas facetas. Delante y detrás. Cerca y lejos de canasta. Con él, Txus dispondrá de ese cuatro tirador básico en sus principios baloncestísticos. Como complemento equilibrador, Emir Sulejmanovic, el ala pívot menos abierto, pero a la vez el más físico y con más hambre.

Por dentro, todo igual. La de cinco nato es la única posición que no ha variado. Shermadini mantendrá galones de capitán general. La presencia en el cuatro de Cavanaugh (con el que parece entenderse de forma fluida) libera a Gio de una obligada solidez en el rebote. Las aportaciones de Bogris, que al menos físicamente se parece más al de su primera etapa; y de Guerra, cada día más completo y suelto, se presumen vitales para que no se produzca un bajón cuando el georgiano se marche al banco. Materia prima y argumentos parece haber. Ahora le toca refrendar al Iberostar Tenerife estar en disposición de mantener su tendencia alcista.