El 19 de agosto de 2015, el Tenerife dirigido por Raúl Agné cerró la pretemporada con un triunfo en Gran Canaria (0-1) ante el eterno rival. Fue el colofón a un mes de preparación con inmejorable balance. Le acababa de ganar dos veces seguidas a Las Palmas y se presentaba en Soria para estrenar la Liga, ante el Numancia, sin conocer la derrota. Cuatro días más tarde, todas las ilusiones cayeron al abismo de un 6-3 escandaloso en Los Parajitos. Es solo una muestra, si cabe también un ejercicio de terapia anímica, respecto al nulo valor que tienen los resultados de la pretemporada como referencia para las competiciones oficiales. Los marcadores como el del viernes trascienden cero, pero el funcionamiento del equipo sí indica valores. A esos hay que hacerles caso.

Más allá de análisis colectivos, hay que poner en valor que el Tenerife perdió a tres jugadores muy importantes. Se pueden agotar calificativos sobre la trascendencia de Luis Pérez, Luis Milla y Dani Gómez en el funcionamiento del equipo. Eran ruptura, dinamismo y gol. Ninguno de los tres ha sido reemplazado, porque Zarfino, que promete llenar el hueco de Milla, todavía no está aquí. Prescindiendo de sus posiciones en el campo, dejan un gran vacío de jerarquía. Dani Gómez marcó 9 goles y dio 2 asistencias; Milla metió 8 y propició 7 más con sus pases y Luis Pérez sumó cuatro entregas de gol. En resumen: el equipo ha perdido 17 goles y 14 pases de gol. Se tiene que notar.

Primera prueba en casa. Fran Fernández tendrá la intención de que su equipo juegue de la misma manera en el Heliodoro que en los desplazamientos, pero la realidad es que la condición de local exige otras cosas. Existe, sin ir más lejos, un riesgo mayor de desequilibrio por la necesidad de proponer. La gran base de la racha de buenos resultados de Baraja fue marcar pronto en casa, eso le permitió exponer lo justo, ganar y hacer crecer al equipo. La primera prueba como local, el viernes ante la UD, no funcionó, al menos hasta el último cuarto del partido. Al equipo le costó sacar el balón jugado. Hay que darle mérito al rival, que con su línea de 4 centrocampistas avanzados y su delantero, le taparon las salidas. Bruno Wilson no se atrevió a dar un paso adelante con el balón y Sipcic, en el lado opuesto al normal, dividió poco con sus habituales conducciones. Lo hizo una vez y acabó golpeado en un tobillo. La pareja de mediocentros, con Aitor más suelto y Alberto cerrando, no mandó. Ahí hay un amplio margen de mejora que se debe producir cuando se incorpore Zarfino, un centrocampista de recorrido que llena el campo y acerca al equipo al área.

Variantes de ataque. Fernández ha probado con dos delanteros casi en línea (Jorge-Apeh; Joselu-Apeh; Joselu-Jorge) y ha mezclado a cualquiera de esas tres puntas con Bermejo jugando más en la función de enganche. En sus anteriores etapas, en Almería y Alcorcón, la figura del jugador de tres cuartos de campo fue clave para Fernández. Con él, Juan Carlos Real hizo su mejor temporada; el asunto se repitió con Stoichkov en Alcorcón. En el Tenerife puede apostar por Bermejo o esperar por Borja Lasso y mantener la apuesta de dos puntas, porque resulta claro que Jorge se alimenta de más opciones en el área cuando juega con un "9" al lado.

En los costados empezaron el derbi Suso y Shashoua, que funcionaron bien cuando se metieron más hacia zonas interiores y combinaron con Shaq Moore, especialmente, o con Álex Muñoz. Respecto al inquilino de la izquierda, conviene reparar en que Elliot no ha podido jugar. Es un futbolista que ofrece cosas suplementarias, potente y buen finalizador con centros o con remates cuando entra en diagonal.

Los goles recibidos. Lo más 'fácil' de corregir son los despistes a balón parado, como en los dos primeros goles encajados el viernes. En el primero faltó tensión para atacar el balón y más concentración, porque el rematador entró solo. En el segundo, se trata de cubrir un escalón, el del balcón del área. Parece sencillo de solucionar, pero el año pasado al equipo le hicieron demasiados goles en faltas laterales. No es un problema de talla (Sipcic, Álex Muñoz, Alberto...), sino de respuesta defensiva. La otra falla colectiva es mejorable. El equipo estuvo desajustado en el balance defensivo. La primera acción de peligro, de Clau Méndez a los pocos minutos, tuvo una respuesta débil. Atacando con los laterales tan altos, esos espacios tienen que ser cerrados a tiempo. Si una pieza se suelta, el riesgo de desequilibrio aumenta. Bruno Wilson entró cohibido en su estreno y llegó tarde a casi todas. Es un asunto que preocupa lo justo, porque en los 20 últimos minutos el bloque volvió a ajustar y eso le permitió apretar y recuperar el balón de manera más continuada.

Las dobles funciones. Hay tres jugadores que tienen ante sí un cambio de rol, después de haberse consolidado en el equipo jugando en otro puesto. Uno de ellos es Álex Muñoz, que tiene la cualidad diferencial de ser zurdo. Es bueno con la pelota para iniciar el juego, sin embargo cunde menos como central que como lateral izquierdo, porque es grande, llena el campo, se muestra bastante seguro en el centro del área cuando el equipo bascula (a pesar del error ante el Deportivo) y ataca la banda hasta la línea de fondo con buenos centros. Pero ahí está Pomares, especialista del puesto. Para jugar en el centro, Álex tiene menos sitio, porque Bruno Wilson parece que viene para jugar. El otro puesto es de Sipcic, rodado a la izquierda. Quedan Alberto y Carlos Ruiz. El segundo cambio de rol puede ser el de Bermejo, que ya jugó ratos de media punta con Baraja. Bermejo parece mucho más decisivo en la banda. Desde ahí pisa el área, jugando de enganche no lo hace. Por ejemplo, el viernes en el gol de Pomares, el rematador del centro de Shaq Moore fue él. Fran Fernández tiene superpoblados los dos extremos, porque en la derecha Shaq da un rendimiento muy alto cuando juega por delante del lateral. El problema, a estas alturas, es que no hay lateral derecho en el plantel profesional. El tercer jugador en esta tesitura de cambio de rol es Shaq Moore. Salta a la vista que como lateral es un jugador en apuros y como volante por afuera le da mucho al equipo. Buen pie, mucho ida y vuelta, combina bien y, si se mueve más en zonas interiores, llena bastante. El entrenador no tiene problemas en el extremo, porque Suso y Jacobo dan prestaciones altas. Curiosamente, los dos son los encargados del balón parado, porque generalmente no coinciden en el campo.