Sin que le preguntaran por su futuro y en una primera intervención dedicada a analizar la derrota ante el Numancia, Rubén Baraja desvió el discurso a lo que realmente quería contar. "Este es un día importante", dijo tras dar un par de dar un par de pinceladas de lo que había pasado sobre el césped de Los Pajaritos y antes de dar a conocer su decisión de no continuar en el Tenerife, club con el que se había comprometido hasta el final de la temporada 2019/20 -es decir, hasta ayer- después de llegar a comienzos de diciembre.

Antes del encuentro de la última jornada de Liga había informado al director deportivo Juan Carlos Cordero, y tras el encuentro en Los Pajaritos se lo dijo a los jugadores y también al presidente Miguel Concepción. Confesó que había sido una "decisión dolorosa".

¿Los motivos? No llegó a detallarlos, pero sí aseguró que no se marcha del Tenerife por tener otra oferta sobre la mesa. "Lo he pensado con detenimiento, pero hay situaciones que me han hecho dudar", confesó el vallisoletano dispuesto a asumir "nuevos retos" en su trayectoria en los banquillos.

Baraja afirmó que, tal como demostró cuando se puso al frente de la plantilla tinerfeña en una situación comprometida -sustituyendo al interino Sesé Rivero-, es una "persona de convicciones, de estar convencido de hacer las cosas al cien por cien". De esa reflexión se extrae la conclusión de que las dudas -no llegó a decir cuáles- que tuvo en el momento de darle vueltas a la decisión, inclinaron la balanza hacia una respuesta negativa a la intención de Cordero de que liderara el siguiente proyecto. Eso sí, Baraja remarcó que se va con la "sensación de haber hecho un buen trabajo". Igualmente se mostró agradecido "al anterior director deportivo, Víctor Moreno", a su sustituto, Juan Carlos Cordero, que "ve el fútbol" de una manera "muy parecida" a la suya, y, principalmente, agradecido a los jugadores. "Vinimos al Tenerife en un momento de enorme dificultad y en estos meses los futbolistas creyeron en nosotros", declaró el entrenador. "Cumplimos los objetivos que nos habíamos marcado", declaró refiriéndose a la permanencia. "Y lo hicimos desde el corazón, creyendo en lo que hacíamos. Me he sentido muy valorado por los jugadores".

En su despedida como técnico del Tenerife dedicó igualmente unas palabras a "toda la gente" que trabaja en el club y, cómo no, a la afición, con la que vivió "momentos inolvidables", como en la noche de la eliminatoria de la Copa del Rey ante el Athletic. "Nos dieron su apoyo en cada partido que lo necesitamos", comentó.

En general, Rubén indicó que el Tenerife le permitió "crecer" como entrenador, por lo que insistió en que la decisión que tomó fue "dolorosa". De hecho, reconoció que "había muchas cosas" que le "gustaban" para continuar en el club. "Me ha costado mucho. Lo analicé con frialdad y con calma, y había muchas cosas positivas para seguir, pero también otras que pesaron mucho en la toma de una decisión que va orientada a la búsqueda de un nuevo horizonte. Pero no es una cosa para coger otra. Buscaré alguna posibilidad", dijo.

Baraja opinó que el Tenerife cuenta con "una buena base para" competir con "nuevas expectativas" en la campaña venidera y para que el club luche por alcanzar "retos importantes" en un futuro no tan lejano, ya sin su presencia en el banquillo. Hasta el pasado viernes, el Tenerife de Baraja hizo todo lo posible por clasificarse para la promoción, una vez asegurada la permanencia. "Estuvimos centrados en el objetivo de la segunda vuelta siendo un equipo difícil de batir y que tuvo muy buenos números, más allá de este final, de querer ir y no poder".