El Tenerife encara a partir de hoy la recta final, los últimos diez partidos de la Liga. Una cifra simbólica pero aceptada como punto de partida del tramo resolutivo de la temporada. El hecho de que el rival sea un inquilino de la misma zona de la tabla, la que se sostiene a duras penas sobre el precipicio de las posiciones de descenso, aumenta la trascendencia de una cita que entrará, además, en la historia: será el estreno del Heliodoro en un partido oficial sin público.

En medio de un estricto protocolo, que impide el saludo entre equipos o con el equipo arbitral, y la foto de la alineación o intercambio de banderines, y que aconseja desinfectar el balón y cambiar de equipación al descanso, el Heliodoro sonará a silencio, con lo que el equipo de Baraja pierde a uno de sus principales soportes. La influencia de la grada en esta plaza tiene un peso neto, determinante. O sea, que el Tenerife es uno de los equipos que van a sentir la diferencia en esta situación.

Desde el punto de vista técnico, el prejuicio de las rotaciones a las que se han referido repetidamente los entrenadores, hace pensar que Rubén Baraja puede poner sobre el verde una alineación diferente de la que sería normal en otra situación. Regresa al equipo Aitor Sanz, probablemente en lugar de Undabarrena. No hay más indicios, salvo tomar como referencia las palabras del entrenador blanquiazul en Fuenlabrada, para deducir que su apuesta ofensiva será con jugadores más incisivos, de mayor verticalidad, con el objeto de tener más presencia en el área rival. Esa fue la queja del técnico en el Fernando Torres.

Baraja optó allí por Javi Muñoz para ocupar la banda derecha, quizás buscando enriquecer técnicamente las posesiones, sabedor de que Luis Pérez se basta para explotar la banda. Ahora, el entrenador pucelano podría preferir a Suso o a Shaq Moore, jugadores más específicos de banda y, en el caso del tacuense, más vertical, para forzar situaciones de desequilibrio en la defensa rival. En el costado opuesto, el concepto de rotar le da posibilidades a Bermejo ante Nahuel, que no hizo mal partido en Madrid y podría repetir desde el inicio. También cabe esperar que la pareja Joselu-Dani Gómez, sea la titular. Ambos están lejos en jerarquía de sus posibles sustitutos. Aitor-Milla es un dúo fijo, y en la zaga no cabe descartar cambios, especialmente en el centro.