El 7 de septiembre de 2013 Tokio fue elegida sede de los Juegos Olímpicos (y Paralímpicos) de 2020. Aquel día poco se podía imaginar Michelle Alonso Unos Juegos y una ciudad que le encanta (Tokio es una de las cunas del manga, su gran pasión fuera de la piscina). Una combinación perfecta para la deportista isleña. Ahora, con el obligado aplazamiento, el sueño se posterga 12 meses más. En otra situación podía haber sido motivo para tirar la toalla. Pero no, a la Sirenita la ilusión por competir en la capital japonesa no se la va a quitar nadie.

"Con su edad [el domingo cumple 26 años] cada vez le es más complicado y este parón hace que le cueste entrenar en su casa", comenta su técnico José Luis Guadalupe, que, al igual que "su madre y su preparador físico", está "encima de ella para que haga sus rutinas". Un trabajo diferente fuera de su hábitat de costumbre... y "sin saber cuánto va a durar este confinamiento". "El día a día es difícil llevarlo a cabo porque debe someterse a una rutina constante, ya que por mucho que le trates de variar el trabajo físico, hacerlo entre cuatro paredes cuesta. Entran las ganas de salir a la calle y es complicado controlar los ánimos", explica Guada sobre su pupila, poseedora de la mínima A que le da billete directo para los Juegos.

Un impasse sin fecha de caducidad en el que lo lógico es hacer primar el "no perder la forma física, sobre todo el tono muscular". Pero también el conservar a buen resguardo lo mental. "Tenemos claro que es solo un año y que hay que aguantar. La motivación es una de las piezas fundamentales de su entrenamiento y por eso lo trabajamos a diario", explica Guada, que también realiza un seguimiento constante a Judit Rolo. "Con este parón espero que tenga más posibilidades para trabajar y alcanzar la mínima B" y poder estar así junto a Michelle en Tokio.

Lejos de hacerse castillos en el aire sobre la vuelta a la normalidad, el entrenador del Midayu (y también de la selección nacional), club de Alonso y Rolo, considera que este proceso "irá muy despacito". "Y además hay que rezar para que ninguno de los deportistas pueda contagiarse del coronavirus, porque eso supondría perder un mes más de preparación", expresa. Ese escenario es solo un supuesto. Ahora los esfuerzos de Guada se centran en que Michelle descuente días, sin desánimo, para la cita de Tokio en 2021.