Sufrir así es casi un placer. Al contrario de lo que le sucedió hace dos semanas en la Copa del Rey, y dejando de lado el palo anímico que ha supuesto la lesión de Yusta, el Iberostar Tenerife acabó alzándose con la victoria en otro encuentro cerrado. Esta vez contra el Joventut tras un encuentro en el que los de Txus Vidorreta se mostraron enormemente incómodos y fallones bajo el aro durante los dos primeros cuartos, en los que incluso llegaron a tener una desventaja de 11 puntos (31-42). Eso al margen de que los canaristas fueron incapaces de frenar a Prepelic, autor de 19 tantos hasta el intermedio. Pero lejos de desfallecer, un 11-0 igualó la contienda (42-42), que durante muchos minutos se movió en la más absoluta igualdad. En el momento decisivo, la maestría y aplomo de Huertas (que acabó con 25 puntos y 16 asistencias), la aparición de Shermadini (19 puntos, con pleno de efectividad en sus últimos siete tiros) y el acierto en el tiro exterior (triple de Salin y dos de Díez) dieron un empujón definitivo a los aurinegros (83-73), que con 39 puntos en el periodo final dejan atrás el mal sabor copero y, de paso, se consolidan en la cuarta plaza de la ACB (ocho victorias en los 10 últimos partidos) antes de un tramo de calendario tremendamente exigente.

No fue malo el arranque canarista, que llegó a disponer de cuatro puntos de renta (10-6 y 12-8). Sin embargo, fue un espejismo, ya que desde el mismo inicio se vio a un Iberostar muy blando en defensa, sin solidez en el uno contra uno, y sin ayudas cuando llegaba el balón dentro. A eso se sumaba un rosario de errores cerca del aro y los primeros zarpazos de Prepelic (14-18). Desconocido en la pintura (con Shermadini tapado por Omic), el conjunto de Vidorreta acabó el primer cuarto con un raquítico 5/15 en tiros de dos (paliado en parte con cinco rebotes ofensivos), todo lo contrario que su rival: 8/10. Lejos de verle las orejas al lobo, los isleños siguieron sin apretar los dientes permitiendo incluso un 2+1 a Wroten (18-23) coincidiendo con el final del acto.

La esperada bronca de Vidorreta entre cuartos pareció surtir efecto, ya que los suyos fueron más intensos atrás y se mostraron acertados delante (triples de Díez y López) para obrar un 10-1 (28-24). Pero como en el periodo inicial, el arreón canarista quedó en una cortina de humo. Delante, los isleños se fueron colapsando poco a poco, con Huertas cortocircuitado y desquiciado (con un grande, ya fuera López-Aróstegui o Ventura, encima de él) y Shermadini extremadamente incómodo (1/6 en tiros de dos) cada vez que recibía dentro. Solo dos ejemplos del rédito que le estaba dando a la Penya un juego duro, al límite de lo permitido, y que trajo por la calle de la amargura a los locales. Las ridículas cinco asistencias repartidas al descanso lo decían todo.

Detrás, ese colapso en el juego ofensivo (donde White mostró una enorme inseguridad) devolvió a la cancha a un Iberostar romo e impotente. Sobre todo para contener a un Prepelic en estado de gracia (5/5 en triples) y con el que no pudieron ni Salin primero, ni Lundberg después, ni en un tercer término López. El esloveno fue el gran artífice (11 puntos en el segundo periodo y 19 al descanso) de un 3-18 que puso contra las cuerdas al Iberostar al borde del descanso: 31-42.

Como en las puestas en escena anteriores, el Iberostar estuvo notable a la vuelta de vestuarios. Más consistente detrás, y atacando con calma y criterio (siete asistencias en este acto) bajo los mandos de Huertas en las operaciones, los canaristas fabricaron un 11-0 con el que igualaron el duelo a 42 (23'), obligando a Carles Duran a pedir tiempo. A partir de ahí la contienda se metió en un intercambio de aciertos y errores, con una Penya igual de dura en el ataque posicional de los locales (con Shermadini como mayor damnificado), y un cuadro aurinegro que palió con su actividad en el rebote ofensivo (seis en estos diez minutos) la escasa puntería que mostró por momentos. Un toma y daca que, como mucho, le dio a los isleños para tener en varias ocasiones una renta de dos puntos (57-55), pero que quedó en nada con la canasta final de Prepelic (57-58).

La igualdad se mantuvo como denominador común en el inicio del cuarto parcial. Así, a los triples de Salin y White respondieron de inmediato los de Prepelic y Zagars, que también anotó en penetración para equilibrar una mayor participación de Shermadini (67-68). Solo un par de paradinhas marca de la casa de Huertas permitieron a los locales tomar algo de aire (71-68). Nada del otro mundo, pero en cambio, suficiente para que el equipo tinerfeño terminara de creer en la victoria. Un par de acciones de Shermadini, un triple de Salin (78-72) pese a ser castigado por flopping y otro acierto desde el 6,75 de Díez certificaron la reacción local (83-73) con menos de tres minutos por jugarse. Con el viento a favor, el Canarias se gustó en otro intercambio de golpes dentro de un partida de ajedrez (Duran puso a cuatro pequeños) en la que el Joventut lanzó su último suspiro con una presión que no evitaron, ni la victoria ni la recuperación del average por parte del cuadro lagunero.