¿Cómo está el vestuario después de la victoria del pasado sábado? ¿Más tranquilo?

La verdad es que nos hemos quitado un peso de encima porque veníamos de mucho tiempo sin ganar en casa, que es algo difícil de ver en la Isla. Pero hemos empezado bien el año.

La mala racha en el Heliodoro se había convertido en una pesadilla.

Sin duda. Es que encima se han dado muchos partidos raros, diferentes, en los que hemos merecido más. Pero también partidos en los que no hemos estado a la altura de lo que se exige para sacarlos adelante en casa. Ha sido una situación complicada para todos y, desde dentro, la hemos vivido con mucha ansiedad.

Imagino que el 3-2 del otro día ante el Albacete despertaría los fantasmas del pasado.

Se nos vino a la memoria el partido del Racing. Estaba controladísimo y, en cinco minutos, casi se te va todo al traste. Fue una pena porque estábamos haciendo una actuación muy completa, siendo muy intensos y defendiendo muy bien. Además, les estábamos haciendo daño a la contra aprovechando que ellos tenían que exponerse más. Se dio esa circunstancia y menos mal que Álex (Muñoz) se sacó ese zapatazo y no tuvimos que sufrir más.

Se vio un Tenerife más intenso, agresivo, concentrado…

Éramos conscientes de que necesitábamos todo eso para ganar partidos. En casa y con la gente empujando, más aún. Hubo tramos en los que atacamos bien y no nos inquietaron.

¿Disfrutaron del ambiente?

La gente que vino nos ayudó mucho y se generó un ambiente que no habíamos visto en todo el año. Creo que también porque nosotros no le habíamos dado un motivo para que se vinieran arriba. Se vio un Heliodoro que nos volvió a empujar y a sentirse orgulloso del equipo.

¿Se había tocado fondo con la derrota de Riazor?

Creo que ha habido muy malos momentos durante la primera vuelta. Sí que es verdad que irnos así de vacaciones no es la mejor manera. La cabeza te da muchas vueltas porque te has metido en descenso y has dado mala imagen, sobre todo en la primera parte. Puede que no mereciéramos la derrota, pero es el resultado que se dio. Eso nos dio fuerzas también para volver con ganas y sacar este partido adelante.

Viendo el inicio, nadie podía pensar que en enero iba a estar así el Tenerife.

La verdad es que hemos tenido muchos cambios otra vez, con circunstancias que no puedes controlar y otras que no hemos sabido, y todo eso no ha ayudado a dotar de estabilidad al equipo. Somos conscientes de que mucha culpa la tenemos nosotros por no dar el rendimiento que se esperaba. La situación es muy jodida, pero espero que la victoria del sábado nos dé fuerza para seguir mejorando.

¿Pero está el equipo en el lugar que dice su potencial?

Si después de 21 jornadas estamos ahí es por algo. Hay que ser conscientes de lo que hay, que toca sufrir como se sufrió mucho el año pasado. Queda mucho y, de momento, estamos donde estamos. La clasificación no engaña a nadie. No hemos estado en el nivel que se esperaba y tenemos que sacar cada uno lo mejor de nosotros para darle todo al equipo y salir de ahí.

¿Ya han llegado a ese momento en el que piensas o apretamos los dientes o nos vamos?

Somos conscientes de lo largo que es esto y de que tenemos muchas oportunidades aún. Pero también de que cuanto antes nos pongamos a revertir la situación, mejor. El otro día se vio un equipo que volvió a competir bien, a demostrar hambre y a hacer el fútbol que le gusta al Heliodoro. Creo que este es el camino.

Hábleme de los mediocentros. Ahora se les pide otra cosa.

No tiene mucho que ver lo que nos pide el míster (Rubén Baraja) con lo que nos pedía López Garai. Uno intenta aportar el máximo desde donde le toque. Ahora nos toca tener menos el balón, no tanto en la faceta de asociación, pero sí estar muy pendiente a la pérdida. Creo que robamos mucho y, en la primera media hora, estuvimos muy bien colocados y no los dejábamos salir de su campo. Creo que es trabajo del míster, que nos ha exigido y nos ha insistido.

El equipo parecía un híbrido en los partidos anteriores entre lo que era con López Garai y lo que pretendía Baraja.

Es que eso tiene que ver con el tiempo que ha tenido para trabajar. Al llegar tuvimos Copa y un calendario apretado. Ahora hemos tenido más tiempo para asimilar lo que nos quiere inculcar y el modelo de juego que él quiere. Con la victoria se trabaja mejor y la confianza en la idea es mayor. Pero hay que tener los pies en el suelo. Vienen retos importantes y rivales fuertes ahora.

Toca Copa del Rey.

Somos conscientes de que el Rayo Majadahonda es un equipo puntero de Segunda B, de los que acaba de descender y quiere volver ya, y va a ser complicadísimo. Lo bueno es que vas a un buen campo, que está en buenas condiciones. Tenemos la motivación de competir, de seguir avanzando y también de afianzar la idea de juego.

Ganar complica mucho el calendario de enero, pero bienvenido sea.

No podemos pensar en eso, sino ir a ganar en cualquier campo. Tampoco estamos para regalar. Cada victoria es bienvenida.

Se ha abierto el mercado de invierno. ¿Cómo está Luis Milla?

Muy tranquilo y esperando a ver qué pasa. Sé más por vosotros que por lo que yo sé de verdad porque estoy centrado en mi trabajo.

¿Se veía más cerca de salir en verano que ahora en enero?

Probablemente. Pero ya me espero cualquier cosa de lo que pase aquí. Solo espero acontecimientos y me centro en rendir para ayudar al equipo.

¿Qué le gustaría?

Siempre he dicho que si la oportunidad llegara, tendría que valorarlo mucho. Ya lo dije en verano y no me escondí. Sí que es verdad que el Tenerife le ha dado prioridad a otras cosas antes que a valorarme a mí y he vivido unos meses muy complicados.

¿Se refiere a su situación contractual?

Sí. El club ha apostado antes por otras cosas que por valorarme el haber confiado en quedarme y en estar en este proyecto. Hay que esperar a ver qué pasa de aquí a final de enero.

Es que a usted se le considera capital en el proyecto, pero eso no tiene correspondencia con el lugar que ocupa en el escalón salarial de la plantilla.

A eso me refiero. Aposté por quedarme y por la confianza del club en mí, se me prometieron ciertas circunstancias y no se han cumplido. Intento abstraerme de todo ello, pero es complicado estar cien por cien en el fútbol. Aun así, hago ese trabajo mental para estar en el día a día trabajando a muerte, soy profesional y me siento comprometido con la causa. Me entristece porque la carrera de un futbolista es corta y no sabes cuándo pueden venir las oportunidades.

Habla con tranquilidad del asunto, con madurez.

Siempre he intentado estar al cien por cien. Es verdad que no soy de piedra y es complicado no pensar en esas cosas. Pero las circunstancias se han dado como se han dado. Ahora solo me planteo ayudar al equipo en el día a día, jugar el sábado si me toca y poner por delante mi compromiso y profesionalidad.