Cero puntos de 30 posibles. El Tenerife Echeyde, representativo en la máxima categoría masculina del waterpolo nacional -Liga Premaat-, ha terminado la primera vuelta de la competición sin sumar y ocupando la última plaza, que condena a final de curso a disputar la promoción por evitar el descenso a la Primera División.

¿Qué valoración hace del equipo, llegado el ecuador liguero?

Muy dura. Obviamente, hemos tenido un resultado muy negativo, en función a las expectativas que teníamos.

¿Qué ha faltado para sumar algún punto y estar más cerca del objetivo marcado?

Nos ha faltado un poquito más de empuje, de valentía en momentos claves y algo de suerte, también.

De partida, entendían que no iban a sufrir tanto como en años pretéritos. ¿Los fichajes no han dado el salto de calidad esperado?

Yo creo que lo han dado, pero somos un equipo nuevo, con ocho fichajes. Cada uno tiene que saber cómo juega el otro. Conjuntarlos está siendo complicado. Uno quiere ser el líder; el otro, también? Al final, hay demasiados líderes. Estamos trabajando en crear un equipo y en que nadie quiera ser más que nadie. Cuando realmente todos sepamos que hay que tirar para el mismo lado, ahí radicará el éxito del equipo. Si uno quiere tirar más que otro, la cosa no va bien.

O sea, ¿hay demasiados egos en el vestuario?

No me refiero a egos, sino que cada uno quiere demostrar más. No han sabido asimilar el rol de cada uno. Este es un equipo en el que todos somos muy parecidos a nivel técnico. Cuando ellos mismos sepan que son todos buenos jugadores y que jugando juntos lo harán mejor que individualmente, ahí estará la clave del éxito. No hay ningún ego. Ellos saben dónde están, pero quieren demostrar más de lo que pueden en algunas ocasiones.

¿Afecta en demasía la excesiva juventud con la que cuenta su conjunto?

Es una apuesta de futuro. La media es de veintipocos años. Son muy jóvenes todos, con una gran proyección. En momentos puntuales, ha faltado un poco de veteranía. El mismo partido contra el Catalunya, en el que tenemos una jugada para ganarlo, fallamos y nos meten el gol -del triunfo- al contraataque. En Navarra, lo mismo: buscando el gol del empate, tomamos una decisión equivocada. Son momentos en los que quizás una cabeza más fría siempre trabaja mejor.

Fueron derrotas consecutivas por la mínima. ¿Hubo que trabajar mucho el aspecto psicológico?

La verdad es que me sorprende la mentalidad que tenemos. En estos partidos claves hemos perdido, pero hemos hecho borrón y cuenta nueva rápido. Lo que nos falta es aguantar el tipo cuando jugamos con equipos fuertes. Nos machacan y bajamos los brazos muy rápido. Ahí es donde noto que el equipo no quiere competir. Cuando jugamos contra un Sabadell o un Barceloneta, lo que quieren es acabar rápido el partido. Saben que nos van a meter muchos goles y va a ser muy duro. Eso es lo que menos me está gustando. Contra equipos de nuestro nivel, estamos dando la cara, aunque no les lleguemos a ganar. Ese es el gran problema que tenemos.

Precisamente, los dos últimos choques de esta primera vuelta han sido contra el Sabadell y el líder Barceloneta. ¿Cómo se procesan estas goleadas?

Este deporte es, por así decirlo, muy cabrón. En fútbol, el Barcelona puede perder con el último. Pero ante el Barceloneta sabes que mínimo te van a meter un mínimo de 15 a 20 goles. Ya venga con el equipo A, B o C. Hay unas diferencias tan grandes? Pero las hay incluso entre el primero y el segundo. Es una Liga muy aburrida porque ya sabes quién va a quedar campeón antes de comenzar -en referencia al Barceloneta-. Es muy duro tener que lidiar con equipos que te van a machacar. Sabes que vas a recibir un mínimo de siete, ocho o nueve goleadas. Los jugadores son conocedores de lo que hay. Llevamos pensando en el primer partido de la segunda vuelta desde que acabamos el duelo del Sant Andreu -9 de noviembre-.

Está marcado en rojo ese enfrentamiento con el Real Canoe, el 1 de febrero.

En rojo, subrayado y en mayúsculas. Es el partido que tenemos que ganar sí o sí.

La Acidalio Lorenzo puede ser un factor determinante, dado que también reciben al Navarra, ahora mismo el rival más directo.

Sí. Nosotros tenemos que ser fuertes en casa. Lo que teníamos aquí, que era Catalunya, se nos fue por un gol. Ahora nos queda Canoe, Sant Andreu, que es un partido en el que, si lo hacemos bien, podemos rascar; y Navarra. Son tres partidos en los que tenemos que sacar puntos como sea para no solo no tener opción de descender, sino sentir que hemos hecho un trabajo bueno.

¿Van a acometer algún fichaje en este periodo invernal?

No nos planteamos nada de eso. Aquí puedes fichar solo jugadores nacionales de categorías inferiores o que estén en otras ligas. Para los extranjeros solo hay de plazo hasta el día antes del comienzo liguero.

Tras volver a coger el equipo como máximo responsable del banquillo, ¿se siente bien de ánimos para proseguir con la labor?

Obviamente. Yo sé que este deporte es muy complicado, dados los diferentes niveles que hay. A mí me cogió la vuelta un poquito descolocado -Yurismel Horta dejó el cargo por motivos laborales-. Fue una decisión que tuvimos que tomar David -Rivas, presidente- y yo deprisa y corriendo. Hubo varias opciones que nos dijeron que no y al final lo tuve que coger yo. Tengo que reconocer que al principio me costó un poco. No estaba mentalmente preparado. A medida que han ido pasando las fechas, cada vez me voy sintiendo más cómodo. Ahora lo que tengo son muchísimas ganas de ganar un partido para que se vea el trabajo que hacemos.